La comunidad venezolana en el exilio ha recibido con beneplácito los esfuerzos del senador floridano Marco Rubio, por la defensa de los derechos humanos y la vida en Venezuela.
Ahora Rubio vuelve a postular su nombre para el senado; no tuvo otra opción, y lo hace de la mano de Trump, identificando en el tema venezolano una excelente oportunidad para recuperar credibilidad
La comunidad venezolana en el exilio ha recibido con beneplácito los esfuerzos del senador floridano Marco Rubio, por la defensa de los derechos humanos y la vida en Venezuela.
De hecho, el dirigente político es el coautor de una ley que ‘mete en cintura’ en Estados Unidos a personas afectas al régimen chavista, que se han radicado e invertido su dinero ‘maldito’, a través de empresas de papel, especialmente en localidades como Doral y Weston.
Nadie pone en duda que Rubio ha exhortado al presidente Barack Obama a congelar los bienes pertenecientes a funcionarios venezolanos acusados de violar los derechos humanos, y, en otro momento, reconoció como positiva la suspensión de visas a funcionarios venezolanos abiertamente cercanos al Gobierno del país sudamericano.
Tampoco es menos cierto que el congresista de marras ha manifestado que esas sanciones deben radicalizarse, para que la ley promulgada no sea simple letra muerta que nadie cumple y pocos respetan por su falta de efectividad.
Pero en esa cadena de acontecimientos no podemos olvidar que Rubio acaba de salir diezmado de una campaña por la Casa Blanca, después de una guerra sin cuartel en contra de ese mismo Trump que terminó apoyando.
Entre otras de las críticas hechas por Rubio a Trump, además de recordarle varias bancarrotas, el senador le refrescó la memoria al magnate sobre su uso en el pasado de inmigrantes indocumentados para trabajar en sus negocios, le restregó en la cara el supuesto fraude a los estudiantes de la Trump University, y no podía pasar por alto el tema de su herencia. A diferencia de Ted Cruz, el joven político de padres cubanos sucumbió ante la “Trumpmanía” que ha demostrado animadversión por los inmigrantes.
Ahora Rubio vuelve a postular su nombre para el senado; no tuvo otra opción, y lo hace de la mano de Donald Trump, identificando en el tema venezolano una excelente oportunidad para recuperar credibilidad y adeptos en un estado donde se vive el presente y rápido se olvida el pasado.