El auspicioso inicio de campaña de los Marlins de Miami ha sido para la ciudad un leve murmullo que en los próximos días podría comenzar a resonar con más estruendo, si el equipo sigue por el camino de estos primeros días.
No hay terreno más fértil para la fiesta que un club que gana. Eso lo puede confirmar el Heat, que ha sido en los últimos años el mejor motivo de alegría. Pero los Marlins también saben lo que significa ser el más buscado de la fiesta. n
Es verdad que la temporada apenas comienza, pero no sobra recordar que este arranque ha sido el mejor desde la campaña de 2009, cuando los Marlins ganaron siete de sus primeros ocho partidos, en lo que fue la última vez que esta novena finalizó con récord positivo.
El equipo dio la batalla y aunque terminó segundo, llevó público al viejo parque de pelota, moviendo una afición que en aquella ocasión no terminó de comprometerse con la divisa. nPero ahora hay una buena oportunidad que debería servir de ejemplo.
En los primeros siete partidos, los Marlins reunieron 159.753 aficionados, para un promedio de 22.821 por partido. El juego inaugural llevó 37.116 personas, una nueva marca para el moderno Marlins Park, justo en el día que su máxima figura, el pitcher José Fernández, cumplía su primera apertura luego de ganar el Novato del Año. n
Lo interesante es que los dueños deberían leer lo que pasa y entender que, más allá del lucrativo hecho que representa tener una franquicia en las Grandes Ligas, con un lucrativo negocio de televisión que deja inmensas ganancias, también es un buen plan traer figuras que ayuden a ganar partidos y llevar más público al recinto.
Con esa fórmula todos ganan, dentro y fuera del parque.