Lo visto en Dallas, Texas, dejó a todos en EEUU asombrados y llenos de pánico al ver como cada día que pasa se presenta más violencia en las calles. La muerte de cinco policías y el saldo de varios heridos a manos de un asesino lleno de odio en contra de la fuerza pública por las recientes muertes de afroamericanos a manos de policías en el país, al parecer puede ser el comienzo de un escenario preocupante de ataques en contra de la fuerza pública. Como ciudadano y alguien que cree plenamente en los derechos civiles como también en las leyes, resulta aberrante ver como policías inocentes mueren de manera miserable a manos de personas que se toman la justicia en sus propias manos. Pero el acto en sí deja abierta una seria preocupación. ¿Qué va a pasar de aquí en adelante? ¿Sera que EEUU se va a convertir en un campo de batalla que nos lleve a una guerra civil? Serios interrogantes que nos hace pensar que los movimientos raciales han llegado ya a unos límites que generan más violencia que evitarla.
Durante los ochos de Barack Obama la agenda se ha concentrado en condenar a quienes todos los días arriesgan sus vidas para proteger las comunidades donde vivimos, y nunca, al menos hasta se ha visto, se ha resaltado la labor policial, y más bien se ha convertido a estos hombres de la ley en demonios cuyas vidas ahora empiezan a correr más peligro que nunca cuando ciudadanos se toman la justicia por su cuenta. Ya parecemos una república bananera en donde se matan a los policías y se enaltece al criminal. Por otro lado, hay que resaltar que no todos los policías son delincuentes ni asesinos y, por ende, no se puede medir a toda la fuerza pública con la misma regla. Además, los policías presumen que todos, o al menos la mayoría de los ciudadanos, tienen armas de uso personal por lo cual siempre que se acercan a un ciudadano para detenerlo están alertas porque ya muchos policías han muerto a manos de delincuentes por tener mano blanda en su arresto. Esto implica que para un policía hacer un arresto, o detener a alguien por una simple violación de tránsito, genere un riesgo para sus vidas y nunca ningún medio de comunicación resalta eso. Tampoco se resalta el hecho de que es bien difícil dispararle alguien en el brazo o hombro como lo sugieren muchos para no matarlo y ya sabemos que es más fácil decirlo que hacerlo.
A quienes no conocen de armas, les parece muy simple no dispararle a un delincuente hasta reducirlo y más bien dispararle en la pierna, pero este tipo de decisiones pueden significar la muerte del policía.
Ya que hemos reseñado lo equivocado de señalar a los policías como agentes del mal, también debemos hacer un llamado a los departamentos de Policía del país para que empiecen a hacer entrenamientos a sus agentes de cómo manejar situaciones complicadas, y más, cuando se trata de minorías como los ciudadanos de la raza negra. Lo que generó curiosidad fue ver al presidente Barack Obama hablando sobre la tragedia no sin antes hablar de la necesidad de restringir el uso de armas de largo alcance como si el delincuente no pudiera conseguirlos en la calle y cometer el mismo crimen. El discurso debe cambiar y más bien se deben poner limitaciones a los individuos que compran armas, como por ejemplo, exámenes psicológicos que evalúan la idoneidad de quien quiera comprar las armas. Pero, limitar el derecho de comprar armas basadas en el supuesto que esto reducirá las tragedias como en Dallas, Texas, es ingenuo y temerario.
Finalmente, no todos los policías son racistas, como tampoco todos los ciudadanos que son abatidos por los agentes de la ley son angelitos de la caridad. Por ende, se debe orientar el discurso a que la gente respete la ley, que se sientan seguros en sus casas y que la Policía entrene mejor a sus hombres para que no actúen tan ligeros cuando se trata de hombre o mujer de la raza negra o cualquier minoría. El uso de taser puede ser una solución para reducir estos incidentes que tienen tantas repercusiones sociales en un país con serias tensiones raciales. Paz en la tumba de estos policías de la ciudad de Dallas, Texas, y ojalá valoremos más la labor de la fuerza pública para evitar que nuestros policías sigan estando en la mira de resentidos sociales.