Jose Luis Rumbaut López
Los excesos son propios de las guerras, y Cuba ha estado en el centro de la atención mundial desde los años 60 por participar de manera directa e indirecta en las guerras latinoamericanas y africanas vinculadas unas a la decisión de parte de esos países de cambiar la situación de pobreza y explotación que vivian ( y algunos todavía viven) o por el justo reclamo de independencia de otros.
Jose Luis Rumbaut López
Oficialmente Cuba sale de la lista de Países Patrocinadores del Terrorismo. Es una decisión justa, es una decisión inteligente; es una decisión conveniente.
Es justa porque Cuba no apoya ni apoyó nunca acciones terroristas. Como parte de un conflicto sangriento entre partes, las huestes donde depositaron por años sus apoyos ( de todo tipo) tuvieron acciones propias de todas las guerras. Desde ese punto de vista, Estados Unidos, España, Gran Bretaña, Francia y muchas naciones mas serian ( o son!) patrocinadores del Terrorismo, al abanderan, apoyar moral y materialmente países y organizaciones que han cometido actos considerados terroristas.
Los excesos son propios de las guerras, y Cuba ha estado en el centro de la atención mundial desde los años 60 por participar de manera directa e indirecta en las guerras latinoamericanas y africanas vinculadas unas a la decisión de parte de esos países de cambiar la situación de pobreza y explotación que vivian ( y algunos todavía viven) o por el justo reclamo de independencia de otros. No es posible olvidar que hace tan solo unos pocos años muchos países africanos eran colonias europeas.
No es posible olvidar que hoy, en pleno siglo XXI la Republica Saharaui Democrática es un país invadido y explotado por otro, luego de la retirada fragante de su potencia colonial España, que abrió el camino para que Marruecos invadiera y controlara los recursos y las libertades de los habitantes de este país árabe. No puede entenderse igual el apoyo a un país que luche por su independencia ( como lo hizo de manera muy sangrienta los Estados Unidos, Mexico y todos los países de Latinoamérica hace dos siglos) por muchos excesos que en ese proceso se produzcan.
Es una decisión inteligente por parte de los Estados Unidos porque de ese modo allanan el camino hacia conseguir sus objetivos ( como lo han expresado públicamente) sin que sean cuestionados ante la comunidad internacional por emplear todos los métodos a su alcance para dañar la imagen de la nación cubana. Es inteligente porque lleva la confrontación que natural y consecuentemente existe entre los dos países, al plano ideológico, donde realmente son contrarios.
Es una decisión inteligente porque de ese modo Estados Unidos da un paso a favor de comportarse como una nación madura, líder y poderosa; lo cual la obliga, según expreso James Carter en la Universidad de la Habana hace unos años, a dar pasos destinados a las grandes potencias.
Es una decisión conveniente porque pone en posición de iguales a dos países que tienen profundas diferencias, pero demasiadas convergencias. Tienen un mundo común, cercano, que comparte recursos, vías de trafico de drogas, de carteles que agreden las libertades que ambos países dicen defender. Es una decisión conveniente porque elimina las restricciones esgrimidas por el gobierno cubano para acelerar la normalización de las relaciones que es de las pocas cosas en la que ambos países parecen estar de acuerdo.
Es una decisión conveniente para los miles de cubanos que paralelamente a los conflictos entre estos dos vecinos, viajan, conviven, se asientan en los mas recónditos lugares del mundo tratando de hacer lo que muchos, establecerse y tener una vida digna.
Es conveniente para los que por ejemplo, en Mexico , quieren abrir una cuenta bancaria en Banamex y no pueden por el simple hecho de ser cubanos. Banamex es City Bank, lo cual lo hace un banco vulnerable , muy vulnerable a todas las restricciones que para los ciudadanos cubanos están establecidas por el simple hecho de ser nacidos en esa tierra.
Es una excelente noticia que todos debíamos celebrar, porque increíblemente es buena para todos los esquemas que se debaten en el presente y el futuro de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Tal vez los que han tomado estas medidas como escudo para tapar ineficiencias y debilidades sistémicas no estén de acuerdo conmigo, pero esos, por suerte, están en franca minoría.