La noticia trascendió esta semana a través de las páginas del New York Post: Amazon estaría experimentando un sistema biométrico de pago que escanea directamente las manos de las personas.
De acuerdo con la publicación, trabajadores de Amazon en las oficinas de Nueva York participan en el ensayo de la nueva tecnología. Para la práctica del innovador sistema se están empleando máquinas expendedoras de refrescos, papas fritas, barras de granola y cargadores de teléfonos, donde los empleados pueden abonar el valor de estos artículos por medio de sus manos.
Según relata el New York Post, el funcionamiento de esta técnica no implica roce físico con la superficie del escáner, como se requiere generalmente en el uso de sensores de tacto que se utilizan en otros aparatos electrónicos, sino que en este caso se trata de un dispositivo de escaneo activo sin contacto.
A diferencia de los anteriores, estos instrumentos, por lo general, se valen de una fuente de luz que se proyecta sobre el campo visual del cuerpo u objeto a escanear. Una cámara altamente sensible capta los puntos-líneas de las superficies y por medio de esta geometría de profundidad se procesa e identifica la forma y el tamaño de cada mano. La información se conecta con una tarjeta de crédito previamente depositada en la memoria del archivo.
El New York Post también señala que "Orville", nombre en código del sistema, permitirá a los clientes con cuentas de Amazon Prime escanear sus manos en la tienda y vincularlas a sus tarjetas de crédito o débito.
Pero, de momento, indica el periódico, los ingenieros de Amazon continuarán tratando de mejorar la eficacia de "Orville" antes de su lanzamiento oficial. El objetivo es tratar optimizarlo al máximo y alcanzar la mayor precisión y efectividad posible en el uso de la data.
Lo más probable es que esta tecnología se consiga implementar hacia principios del año que viene. Así lo aseguran las fuentes del New York Post, quienes revelaron además que, inicialmente, la ejecución del nuevo pago biométrico de Amazon se llevará de modo experimental en algunas tiendas de Whole Foods.
También señalaron que planes posteriores prevén expandir este sistema de pago y envío súper rápido hacia todas las locaciones de la compañía en los Estados Unidos. Sin embargo, la expansión de “Orville” estará sujeta a la dinámica que pueda mostrar Whole Foods en su instalación, así como en la capacitación y entrenamiento de sus empleados para que se utilice correctamente.
Se cree que con la nueva tecnología Amazon podrá procesar un cargo a una cuenta en menos de 300 milisegundos, una velocidad muy superior a los tres o cuatro segundos que necesita una tarjeta regular en la actualidad.
Expertos le explicaron al New York Post que los minoristas siempre han estado interesados en acelerar este tipo de transacción y el hecho de que la nueva tecnología de Amazon logre resultar exitosa podría beneficiar, no solo las ventas, sino también estimular a los consumidores a gastar más. Los especialistas estiman que las personas tienen la tendencia a gastar más cuando no tienen la experiencia de tocar algo tangible como el dinero.
Por otra parte, se espera que el experimento supere las expectativas de Amazon Go, un supermercado prototipo desarrollado por Amazon en Seattle donde el punto de venta se encuentra parcialmente automatizado. Allí los consumidores pueden adquirir productos sin la ayuda de cajero, ni utilizar cajas registradoras de autoservicio, sencillamente emplean una aplicación de teléfono para registrarse, del resto se encargan múltiples cámaras, visores y sensores computadorizados que identifica a cada cliente y los productos que toma.
Con la nueva tecnología “Orville”, los compradores ni siquiera necesitarán sus teléfonos, aunque los expertos aseguran que será difícil predecir cuál podría ser la reacción de las personas cuando tengan que escanear sus manos en Whole Foods para efectuar el pago de sus compras.
Otros entendidos en el tema también le comentaron al New York Post que, probablemente, la razón por la que Amazon decidió a impulsar y desarrollar este tipo de pruebas biométricas y no el reconocimiento facial, se podría achacar al uso polémico que de esta última hacen países como China, donde su aprovechamiento por parte del Estado comunista genera enorme controversia a nivel mundial.