domingo 24  de  marzo 2024
ELECCIONES

¿Qué pasará después de la elección en New Hampshire?

En la historia reciente, ningún candidato que no haya terminado entre los dos primeros puestos en ese competitivo estado ha llegado a la presidencia

El proceso electoral de Estados Unidos por las nominaciones para los comicios presidenciales en noviembre dio unos primeros pasos que podrían o no marcar tendencias a futuro, pero que sí demuestran que todavía corren aires de indecisión tanto dentro del electorado como en las élites de los partidos (o establishments).

Las preferencias por uno u otro aspirante han estado muy cercanas y cambiantes, tanto en los sondeos previos como en las dos instancias electivas (el caucus de Iowa y la primaria de New Hampshire), lo que deja ver que tanto los que votan como los que apuestan (por detrás) no están del todo conformes o convencidos con los perfiles de los candidatos.

Otra certeza que han puesto en evidencia los dos primeros rounds es que el apoyo que consiguieron Donald Trump -el magante del sector inmobiliario que nunca antes había puesto un pie en la política- y el senador Bernie Sanders –quien se autoproclama socialista y busca hacer una especie de revolución- subraya el disgusto del público por el actual sistema político, y la necesidad de romper con viejas estructuras.

Estas claras tendencias, de indecisión y de búsqueda de un cambio radical están poniendo en jaque a los varones de los dos grandes partidos del país, quienes han dado a conocer que no quieren apoyar a un candidato radical como Trump o Ted Cruz (del lado republicano) o Sanders (del lado demócrata). Saben por la historia y los estudios demográficos que un candidato moderado tiene más chances de ganar a nivel nacional que uno extremista. La gran pregunta es cómo y qué fichas van a mover de ahora en adelante.

Volviendo a la historia reciente -aunque ya vemos que este año las cosas podrían cambiar los esquemas históricos-, ningún candidato que no haya terminado entre los dos primeros puestos en el estado de New Hampshire ha llegado a la presidencia, por lo que se estima que comenzaremos a ver alianzas entre los que quedaron por debajo de los dos primeros puestos, en este estado y en Iowa.

Los aspirantes que lideran las tendencias buscarán así ir sumando votos y electores con el apoyo de sus aliados, y los que quedan en la cola buscarán ganar otros puestos importantes en el nuevo gobierno.

Entre 1952 y 1988, todos los presidentes que fueron elegidos en las presidenciales habían ganado las primarias de New Hampshire. Parte de la leyenda es el caso de John F. Kennedy, quien derrotó a todos los candidatos demócratas en 1960, la primera sorpresa en su exitosa carrera política. En 1980, Ronald Reagan obtuvo una gran victoria después de haber sido derrotado en Iowa. Bill Clinton, en 1992, quedó en segundo lugar y desde ahí empezó el camino hacia la victoria presidencial.

Sin embargo, Gil Troy, profesor de Historia en la Universidad McGill, escribió en un artículo publicado en el Times en 2012 que convertir a New Hampshire en un fetiche era un gran negocio para los partidos y medios de comunicación, pero también era mala política. “Se exagera la importancia y los efectos de estas pequeñas victorias en una nación con más de 300 millones de habitantes. Podemos hacerlo mejor. Después de todo, se trata de elegir a los candidatos para el trabajo más importante del mundo”, escribió.

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