MIAMI.- El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reveló en un informe que, pese a los avances alcanzados durante las primeras dos décadas del siglo XXI, la pobreza sigue afectando a más de 200 millones de personas en América Latina y el Caribe, de las cuales cerca de 100 millones viven en condiciones de pobreza extrema.
La investigación, titulada “Diez hallazgos sobre la pobreza en América Latina y el Caribe”, ofrece un análisis detallado sobre la magnitud, distribución y características de la pobreza en la región, así como sobre las condiciones de vida de quienes la padecen.
El estudio utiliza un enfoque descriptivo basado en encuestas de hogares, comparando personas por debajo y por encima de distintas líneas de pobreza. Se establecen dos umbrales principales: pobreza extrema (menos de $3,65 por persona al día) y pobreza moderada (entre $3,65 y $6,85), utilizando la paridad de poder adquisitivo de 2017.
La investigación abarca 18 países de América Latina y el Caribe, utilizando datos desde 2003 hasta 2023, principalmente a través de encuestas de hogares y, en algunos casos, encuestas de fuerza laboral. El cálculo de pobreza se realiza a nivel de hogar, dividiendo el ingreso total (que incluye ingresos laborales, no laborales y beneficios no monetarios) entre el número de miembros del hogar.
Varios países quedaron fuera del análisis por falta de datos comparables o actualizados, incluyendo Nicaragua, Haití, Belice, Bahamas y Surinam y Trinidad y Tobago.
El informe identifica que más de la mitad de las personas en pobreza extrema están concentradas en tres países: Brasil, México y Venezuela.
“Estos tres países concentran el 60% de los pobres y el 59% de los extremadamente pobres de la región”, señala el documento.
El caso de Venezuela es especialmente crítico. A diferencia de la tendencia regional, el país ha experimentado un aumento sostenido de la pobreza, que pasó del 65% en 2003 al 71% en 2023.
Esta realidad plantea la necesidad de implementar políticas focalizadas en estos países para abordar las causas estructurales que perpetúan estas condiciones.
El informe revela que ciertos grupos demográficos enfrentan mayores niveles de pobreza. Los afrodescendientes, los pueblos indígenas y los niños tienen entre 11 y 15 puntos porcentuales más probabilidades de ser pobres que el promedio de la población.
La infancia es particularmente vulnerable: el 39% de las personas en extrema pobreza en la región son menores de 15 años.
Las tasas de pobreza infantil en América Latina siguen siendo alarmantemente altas, lo que perpetúa un ciclo de pobreza intergeneracional difícil de romper sin intervenciones efectivas
“Los hogares con niños también tienen más probabilidades que la media de ser pobres [...] los niños tienen 14 puntos porcentuales más de probabilidades de ser pobres que el conjunto de la población (47% frente al 33%)”, según el informe.
Uno de los hallazgos más significativos es que la pobreza extrema tiende a ser crónica. Según el BID, el 88% de los hogares en pobreza extrema permanecen en esta situación durante largos períodos, lo que refleja la dificultad de superar estas condiciones sin apoyo sostenido.
En contraste, la pobreza moderada presenta una mayor movilidad, con una proporción más equilibrada entre la pobreza crónica y la transitoria.
Avances desiguales y retrocesos recientes
La pobreza en América Latina y el Caribe se redujo casi a la mitad desde 2003, pasando del 58% al 30% en 2023. Sin embargo, la mayor parte de esta mejora ocurrió durante la primera década del siglo, impulsada en gran medida por el auge de los precios de las materias primas.
El progreso se estancó después de 2014 y sufrió un retroceso significativo durante la pandemia de COVID-19, cuando la pobreza regional aumentó del 35% en 2019 al 39% en 2020. Aunque las cifras han vuelto a disminuir, el impacto de la crisis sanitaria dejó secuelas persistentes en los hogares más vulnerables.
“Desde 2021, las tasas de pobreza volvieron a mostrar una tendencia decreciente en la región, bajando del 38% en 2021 al 30% en 2023, alcanzando finalmente niveles de pobreza más bajos en 2023 que antes de la pandemia”, señala el informe.
El acceso a bienes y servicios esenciales también refleja importantes brechas entre los hogares pobres y no pobres.
“Los pobres tienen muchas menos probabilidades de tener un ordenador, pero no muchas menos de tener un teléfono móvil”, afirma el informe.
En términos de servicios básicos, el 80% de los extremadamente pobres tienen acceso a electricidad, pero solo el 20% cuenta con sistemas de alcantarillado conectados a redes públicas. Además, la brecha en acceso a internet sigue siendo un desafío significativo.
FUENTE: BID/ INFOBAE / ARIES ONLINE / DIARIO LAS AMÉRICAS