SANTIAGO.- Más de dos tercios de los chilenos votaron el domingo por reemplazar la Constitución instaurada hace 40 años en Chile, reveló la autoridad electoral al tener contabilizadas el 99,4% de las mesas en un histórico plebiscito al que fueron convocados 15 millones de ciudadanos.
El Servicio Electoral precisó que con 7,4 millones de votos escrutados, el 78,2% —equivalente a 5,8 millones de sufragios— favoreció la opción apoyada por la oposición de centroizquierda de reemplazar la Carta Magna del dictador Augusto Pinochet (1973-1990) y un 21,7% —1,6 millones— optó por la propuesta de la mayoría del oficialismo derechista de mantenerla.
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El presidente chileno Sebastián Piñera llega a una mesa electoral para votar en Santiago de Chile, el domingo 25 de octubre de 2020. Millones de chilenos están convocados a las urnas para decidir si reemplazan o no la Constitución legada por la dictadura militar (1973-1990) en medio de la pandemia del coronavirus. Los contagiados y sus contactos estrechos tienen prohibido votar.
AP/Esteban Félix.
Los primeros resultados también revelaron que un 79% de los sufragios favoreció que la Ley Fundamental sea redactada por 155 ciudadanos electos, opción planteada por la disidencia, frente a un 20,76% que votó porque sea escrita por 172 personas, la mitad electos y la otra mitad de diputados y senadores en ejercicio.
Los chilenos que votaron en el extranjero también dijeron que quieren una nueva Carta Magna. Más de un 86% voto por el reemplazo. Unos 60.000 chilenos sufragaron en 219 mesas de votación en 65 países.
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Una mujer vota en un colegio electoral en Santiago de Chile, el domingo 25 de octubre de 2020. Millones de chilenos están convocados a las urnas para decidir si reemplazan o no la Constitución legada por la dictadura militar (1973-1990) en medio de la pandemia del coronavirus. Los contagiados y sus contactos estrechos tienen prohibido votar.
AP/ Esteban Félix.
El resultado del referéndum es vinculante, es decir, debe ser acatado.
Lucía Damerth, licenciada en historia de la Universidad Católica y académica de la Universidad de Santiago, señaló a AP que “nadie, absolutamente nadie, salvo los sectores ultraricos han estado efectivamente vinculados al mantenimiento de la Constitución”, que es vista por la ciudadanía como “un elemento de mayores niveles de desigualdad y una herramienta obsoleta”.
Desde el mundo de los ambientalistas, Matías Asún, director nacional de Greenpeace Chile, felicitó el proceso de “participación democrática” de los chilenos y agregó que "el camino que iniciamos para construir una nueva Constitución es una oportunidad histórica para revertir las profundas inequidades e injusticias sociales y ambientales existentes en el país... para reconocer nuestro carácter plurinacional y priorizar la protección de la naturaleza”.
Poco antes, en un discurso al país, el presidente de Chile Sebastián Piñera, que se oponía a una nueva Carta Magna, dijo que “este plebiscito no es el fin. Es el comienzo de un camino, que juntos deberemos recorrer para acordar una nueva constitución para Chile”.
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Soldados caminan en una escuela que servirá como centro de votación en Santiago, Chile, el viernes 23 de octubre de 2020.
AP//Esteban Felix.
Mientras Piñera hablaba, miles de chilenos se lanzaron a celebrar el resultado del referéndum en una céntrica plaza usada para los festejos y las protestas. Similares festejos se celebraban en plazoletas de la periferia de la ciudad.
Paulina León, de 30 años, dijo que “lo que pasó en el estallido social ahora se ve reflejado en el resultado del plebiscito. Yo fui parte de las marchas de hace un año y tengo que hacerme cargo de mi decisión y ayudar a que se construya una Constitución digna”, dijo feliz a The Associated Press mientras celebraba en la calle.
La presidenta de la conservadora Unión Demócrata Independiente, Jacqueline van Rysselberghe, que favorecía mantener la Carta Magna actual, dijo a la prensa que su colectividad fue la única "que representó con una posición única al Rechazo y si nosotros representamos al 20% de Chile, la verdad es que creo que es una buena representación”.
Van Rysselberghe encabeza el único partido oficialista que cerró filas con el rechazo al cambio constitucional. En los otros tres partidos oficialistas hubo militantes que favorecían su cambio, incluso algunos ministros
El plebiscito, que se desarrolló en un ambiente de tranquilidad durante casi toda la jornada, tiene lugar a un año del violento estallido social y las gigantescas protestas subsiguientes contra las profundas desigualdades sociales en Chile que empujaron a un acuerdo político que convocó al referéndum, que se vivió en medio de estrictas medidas sanitarias debido a la pandemia que tiene a Chile con 500.000 contagiados y 13.800 fallecidos.
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La gente hace fila en espera de su turno para votar durante un referéndum para decidir si el país debe reemplazar su constitución de 40 años, redactada durante la última dictadura, en Santiago de Chile, el domingo 25 de octubre de 2020.
AP/Luis Hidalgo.
Empero, al atardecer unos 200 encapuchados se enfrentaban a la policía en la céntrica Plaza Italia. Los manifestantes eran dispersados con gases lacrimógenos y gruesos chorros de agua, pero se volvían a reagrupar. Más tarde, miles de personas empezaron a congregarse con ánimo festivo a la misma plazoleta, escenario de las manifestaciones en la capital chilena.
El triunfo del “Apruebo” marcará el inicio de un proceso constituyente que culminaría con un nuevo plebiscito a mediados de 2022 en que los chilenos votarán si aceptan el texto propuesto.
La decisión democrática de escribir una nueva Constitución pondría en el debate temas como cuál debe ser el papel del Estado en derechos como la salud y la educación. La Ley Fundamental vigente desde 1981 marca diferencias entre la salud pública y privada. Lo mismo sucede en la enseñanza. Además, permitió la privatización del sistema de pensiones, que entrega jubilaciones muy bajas para los que tienen menos dinero.
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Un manifestante contra el gobierno levanta los brazos en la Plaza Italia después de un plebiscito para decidir si el país debe reemplazar su constitución de hace 40 años, redactada durante la última dictadura militar, en Santiago, Chile, el domingo 25 de octubre de 2020.
AP/Luis Hidalgo
También hace un año era impensable reformar la Constitución legada por la época de Pinochet porque exige 2/3 de los votos (66%) de diputados y senadores, porcentaje que no tienen ni el oficialismo ni la oposición.
La oposición buscará enfrentar unida la elección de los constituyentes el 11 de abril de 2021, lo que no logró en la campaña electoral previa al plebiscito. El mismo objetivo perseguirá el oficialismo, que al interior de tres de los cuatro partidos de la alianza tuvo sectores que favorecieron cambiar la Constitución.
La nueva Ley Fundamental propuesta por la convención que la redactará deberá ser aprobada o rechazada en un plebiscito con voto obligatorio que será convocado el segundo semestre de 2022.