Aunque reconoce con estos comicios el inicio de los cambios para la sociedad boliviana que representan el inicio de un ciclo y de “un periodo de transición”.
Según dice, se sospecha que hubo migración de sufragios de la izquierda oficialista hacia el partido democrático de Paz, un dato que no invalida el triunfo político, pero que obliga a esperar los resultados oficiales en los próximos cinco días para interpretar con claridad la trascendencia de los comicios Y es crucial, afirma.
“De eso puede depender si en realidad las fuerzas democráticas que van al balotaje son las triunfantes. Si se identifica que la mayoría de los votos que dieron la sorpresa el domingo vienen del filón del MAS oficialista, entonces hay que poner en duda el carácter democrático del resultado y la posibilidad de emprender el cambio del modelo político deseado”, apunta Böhrt.
Y explica el impacto del fenómeno electoral en la conformación de la bancada de la Asamblea nacional: “La fuerza que quiere el cambio será más fuerte que la izquierda en la Asamblea, pero lo que probablemente está en cuestión es que no se consiga el voto calificado que permitiría cambiar la Constitución”.
Bolivia complicada
Ante el escenario, el analista considera que “solo de una alianza democrática” que debe definirse en las próximas tres semanas para acudir al balotaje, determinará el voto y el resultado el 19 de octubre próximo. Esto, en medio de un panorama polarizado que califica de “preocupante” y “complicado”, y que coincide con el informe de la observación internacional.
El 17 de agosto pasado, casi 8 millones de bolivianos votaron para nuevo presidente y 166 parlamentarios. Y más de 30% eligió al senador Paz (57) sobre el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga (65), por Libre, entre una lista de ocho candidatos, entre los cuales el empresario Samuel Doria Medina, de Unidad, punteó siempre en las encuestas y se situó en primer lugar. Hasta ese día.
Por la izquierda, el oficialista Eduardo del Castillo y el jefe del Senado, Andrónico Rodríguez, quedaron rezagados. Mientras el expresidente Evo Morales, enfrentado al saliente presidente Luis Arce y excompañero de partido, llamaba a no votar. Está inhabilitado por decisión del Tribunal Constitucional que le impidió por ley aspirar a la reelección.
Votos bajo la lupa
Böhrt, político de larga trayectoria en Bolivia, analiza cifras y detalles de la elección, “que son muchos”, porque “no está clara todavía la sorpresa que ninguna encuesta ni fuente percibió”, según dice.
No descarta la migración de votos de la izquierda oficialista hacia el partido de Paz, como ha ocurrido en otros procesos electorales.
“Pueden ser contingentes de votantes que en las tres o cuatro elecciones anteriores votaron por el oficialismo pero que no son necesariamente dependientes todavía de esa línea ideológico-política. Es mejor esperar”.
No obstante, se debe conocer el origen de los representantes legislativos electos y que por el sistema electoral boliviano corresponderán a los puestos por Departamentos.
“Hay una cantidad importantísima de senadores y diputados del PDC que ha pasado a ser la primera fuerza política. Si la mayoría de esos representantes fueron nominados por Paz, a partir de académicos, de dirigentes cívicos o de personas no vinculadas al partido oficialista, entonces su orientación será institucionalista, democrática”, puntualiza.
¿Estrategia de la izquierda?
“Pero si, a la inversa, esos representantes se originan en tiendas que eran del MAS se tiene otra valoración en la constelación de las fuerzas en la Asamblea Legislativa”, afirma. Y reitera que con base a los resultados finales se sabrá con certeza la cantidad de representantes, su identificación en las listas, y sus antecedentes para conocer su orientación que será, al final, la del parlamento.
Böhrt no desecha el escenario de que el traslado de votos se deba a “una suerte de diseño estratégico” que, si se dio de esa manera, “no fue concebido en Bolivia con seguridad, y que podría generar que secretamente en la bancada opositora aparezcan diputados y senadores que sigan la línea de la izquierda boliviana tradicional”.
Y completa: “Podríamos estar entonces frente a una presencia todavía relativamente importante de esa corriente política que no significaría el triunfo aplastante de las fuerzas tradicionales de la oposición”.
El analista llama la atención sobre las manifestaciones de “entusiasmo y optimismo en la decadente fuerza gubernamental” por el triunfo de Paz.
“Esto no significa que ellos hayan hecho un acuerdo directo con ese candidato y su pequeña fuerza, ni una estrategia electoral brillante concebida, quien sabe si en La Habana, en Puebla o en Río”, sostiene, y advierte el deber de ser cautelosos en esta fase.
“Lo que los oficialistas festejan es haber logrado obstaculizar, de una u otra manera, el cambio”, precisa, al referirse a los votos oficialistas que pueda tener Paz en la Asamblea.
Cambio político en veremos
“El panorama es preocupante”, expresa el analista.
“Lo que parece haberse conseguido con la aparición de Paz, bien sea como estrategia electoral o movimientos electorales sin diseño deliberado, es desbaratar o al menos obstaculizar lo que se veía claro al principio cuando Doria y Quiroga estaban en el primer y segundo lugar: entre las dos fuerzas formaban dos tercios en el Senado, y con la ayuda de unos cuatro diputados que podían ser de Paz formaban dos tercios en Diputados”, explica Böhrt.
De esta manera, se configuraban las condiciones políticas para el cambio del modelo que, hasta ahora, no hay. “Es un escenario bastante volátil, complejo y no debemos apresurarnos”.
Alianza opositora necesaria
Por eso, Böhrt sostiene que el desafío para las fuerzas de oposición democrática es conseguir el voto calificado que supera la mayoría simple para poder cambiar la Constitución y en consecuencia el modelo político.
El analista asegura que “el peso final que estos partidos adquieran para alcanzar y modificar el modelo desgastado dependerá de las alianzas y acuerdos que se den para la segunda vuelta”.
“Un pacto entre los partidos Libre, de Tuto Quiroga, y Unidad, de Doria, podría asegurar una mayoría no calificada tanto de senadores como de diputados, pero el peso sería mayor si a eso se le suman los votos que correspondan a Paz y que no provengan de la izquierda tradicional”.
Esto, asegura, facilitaría la toma de decisiones, la aprobación de leyes, de políticas públicas necesarias en Bolivia donde, afirma contundente, el modelo político y económico se agotó.
FUENTE: Entrevista al académico Carlos Böhrt, analista político