El cubano, en el exilio, se debate en la disyuntiva emocional-racional de las remesas. El tema ha sido denominador común durante décadas. Por una lado, quienes aseguran y están conscientes que éstas constituyen una bocanada de oxígeno para la insostenible y moribunda dictadura, por el otro, los defensores de ayudar a esos que dejaron atrás y que malamente sobreviven con los dólares que llegan desde el exterior.
Las cifras son claras, expertos y organizaciones como The Habana Consulting Group ubican el monto anual de ingresos por este concepto en la isla en unos 3,500 millones en envíos directos, sin contar sumas exhorbitantes en mercancías. El régimen ha sabido, de forma magistral, traficar con la nostalgia y el sentimiento de su gente, y cada paso que toma parece destinado a exprimir aún más el bolsillo de nosotros: los “gusanos” – “mariposas”.
Pero, la denominada “Tarea de Ordenamiento” y las medidas punitivas por parte de la administración de Donald Trump hacia empresas o instituciones vinculadas al castrismo han puesto, como decimos en buen cubano, “el pan de piquito”.
Western Union ya no está operativo y los encargos irregulares con las llamadas “mulas” que comenzaban a restablecerse con la apertura de las fronteras sufrió un nuevo golpe con el rebrote de la pandemia de COVID-19 en el archipiélago. Fincimex, la compañía estatal financiera adjunta al conglomerado militar GAESA, informó este mes sobre modificaciones en el envío de remesas a través de sus tarjetas magnéticas AIS.
El saldo de las tarjetas AIS, en CUC, dinero que usted mandaba obviamente previo pago de comisiones, fue convertido automáticamente a pesos cubanos, el 1 de enero del 2021. En un juego de colores, las tarjetas AIS, en CUC, de color azul estarán nominadas en pesos cubanos. Mientras que, las tarjetas verdes, en dólares, no se modifican.
Ahora bien, aunque persisten formas para el envío de dinero, la solución en sí, representa un problema.
Qué pasa si le envía la moneda libremente convertible a sus consanguíneos y convierten su saldo a devaluados pesos cubanos. Es matemática simple. Usted manda 100 dólares, en Cuba reciben 2400 pesos. El dólar se cotiza en el mercado alternativo a más de 50 (Asumamos esa cifra). Su familiar necesita comprar dólares (el estado no los vende) con ese dinero. Podría adquirir 48. O sea, usted perdió 52 en una sola operación.
Pero, entonces, muchos dirán la mejor alternativa es enviar dinero a tarjetas en dólares. Sí y no. Puesto que estarían habilitadas para comprar en las tiendas designadas por el gobierno, a merced de los precios y el desabastecimineto y no tendría liquidez. El propio Banco Central de Cuba aclaró que no se pueden extraer divisas, porque el país no tiene liquidez.
Entonces digamos que ya venció estos obstáculos operacionales y mentales y al final envió el dinero. Es cuando se enfrenta a que su familia no lo recibe y queda en un limbo de (des)atención al cliente. Numerosos usuarios se quejaron durante esta semana de no saber donde se encuentra su dinero. Las respuestas oficiales de distintas agencias fueron:
AIS Remesas Cuba: “nuestra agencia continúa gestionando envíos de dinero a Cuba. Aunque lamentablemente en los últimos días hemos tenido un retraso en los depósitos relacionado también con el proceso de unificación monetaria que se desarrolla en la isla”.
Fonmoney: “El dinero de las transferencias bancarias está en Cuba desde la última semana de diciembre. Nuestro banco en Cuba no ha podido entregar el dinero a los destinatarios porque está ajustando algunos detalles relacionados con la unificación monetaria. El dinero está garantizado. …Tenga paciencia.”.
Entretanto, en el departamento informativo de una agencia radicada en Miami, me comunicaron que están aceptando solo envíos de dinero que entregan en pesos cubanos porque los dólares solo van a las tarjetas.
Es como un círculo vicioso. La fórmula con estas escaramuzas financieras es tan simple como la ecuación matemática anterior: O pierdes dinero o pierdes dinero. Eso sin contar la desmesurada alza de precios en la isla que obligan a enviar un monto superior cada vez.
Resumiendo la Tarea de Ordenamiento solo ha traído desorden.