LA HABANA.- El marxismo es a la economía lo que la alquimia a la química o el terraplanismo a la física, un manojo de errores y falacias largamente desmentidas que, sin embargo, en Cuba sigue siendo la base del análisis económico y, peor aún, de lo que enseñan las universidades.
Probablemente, el peor error de Marx fue hacer de la teoría valor-trabajo —una idea errónea proveniente de Smith y Ricardo— el fundamento de su análisis económico, lo que hace de su teoría un edificio sin cimientos, cita Diario de Cuba.
La teoría del valor-trabajo marxista es liberticida, al obviar el punto central de la economía, la acción humana individual; por ello, aunque es una idea científicamente incorrecta, sobrevive por su extrema utilidad para justificar la organización vertical-totalitaria de la sociedad y la ingeniería social, tan apreciadas por los políticos intervencionistas.
En Cuba la agresión al sistema de precios es total, la crisis es perenne. El órgano de planificación, al quitar a los ciudadanos toda libertad económica, eliminó cualquier posibilidad de coordinar las necesidades y preferencias de las personas con el nivel de recursos disponibles.
Ni siquiera una inversión masiva de capitales, como la hecha en tiempos de la URRS o en los años dorados del desfalco a Venezuela por parte del régimen, pudo superar el problema de descoordinación que genera la ausencia de precios de mercado, por lo que aquellos chorros de oro no pudieron sustentar, o siquiera iniciar, un verdadero desarrollo económico en la Isla.
Mientras el Decano de la Facultad de Contabilidad y Finanzas de la Universidad de la Habana siga enseñando que el "valor de las mercancías se determina por el tiempo de trabajo socialmente necesario" y que el precio es "trabajo humano concentrado en esa producción de mercancía", mientras el dictador cubano Díaz-Canel, crea que se debe "incorporar el método científico que nos aporta el marxismo (…) a la vida cotidiana, al análisis cotidiano que desde la Revolución tenemos que hacer de todos los procesos que estamos enfrentando en lo político, en lo económico y en lo social", no importarán los millones de turistas que vayan a Cuba, o si se logra alguna vez una zafra de 10 o 20 millones, porque sin un sistema de precios de mercado, la economía no funciona.
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FUENTE: Con información de Diario de Cuba