QUITO. En menos de un mes, Ecuador escogerá en segunda vuelta electoral al nuevo presidente que culminará el periodo de casi dos años que dejó Guillermo Lasso el 17 de mayo pasado, luego de disolver el Congreso y convocar elecciones adelantadas.
El 15 de octubre, Ecuador elige al presidente que culminará el período dejado por Guillermo Lasso, pero el debate electoral de octubre puede demarcar resultados
QUITO. En menos de un mes, Ecuador escogerá en segunda vuelta electoral al nuevo presidente que culminará el periodo de casi dos años que dejó Guillermo Lasso el 17 de mayo pasado, luego de disolver el Congreso y convocar elecciones adelantadas.
El mandatario declinó ir a la reelección y seguir en el Palacio de Carondelet que ocupaba desde el 21 de mayo de 2021, para un período de cuatro años.
El nuevo proceso electoral, permitido en el sistema en Ecuador, se caracteriza por una marcada polarización entre el correísmo que encarna la exasambleísta Luisa González, de 45 años de edad, única mujer candidata por el movimiento Revolución Ciudadana, mismo al que pertenece el expresidente Rafael Correa (2007-2017); y el empresario y también exasambleísta Daniel Noboa, candidato por la Alianza ADN e hijo del empresario acaudalado Álvaro Novoa, quien aspiró cinco veces a la presidencia de Ecuador, desde los años 90, y no triunfo.
Ambos aspirantes, los mas votados en la primera vuelta, están inmersos en cambiantes intenciones de voto, luego de los hechos violentos que segaron la vida del candidato anticorrupción Fernando Villavicencio, el 9 de agosto, y conmocionaron a la nación.
Aunque Gonzalez gozó de preferencias en esa elección, Noboa, en víspera de la segunda vuelta, aventaja a González con 43,1% del voto directo, frente a 35,1% de la correísta, según el más reciente estudio de opinión de la empresa Comunicaliza. La encuestadora, considerada una de las más serias del país, tomó una muestra de 5.032 personas, en las 24 provincias de Ecuador, entre los días 15 y 17 de septiembre.
Los resultados indicarían que Noboa sería el eventual presidente de Ecuador en una elección en la que también se escogerá el vicepresidente y está llena de “peculiaridades”.
Es probable que el 15 de octubre se repita la historia de 2021, cuando triunfo Lasso, un candidato de derecha opositor al correismo”, señala el sociólogo ecuatoriano Marcos Salamea, analista político y catedrático de la Universidad Estatal de Cuenca.
Sin embargo, el debate presidencial entre los candidatos, que se llevará a cabo el primero de octubre, a 15 días del proceso electoral, “será decisivo” para que más de 13 millones de ecuatorianos decidan su voto, dice Salamea.
“El debate antes de la primera vuelta, el 13 de agosto, jugó un papel fundamental para la decisión de la mayoría de indecisos. Hasta el punto de que el candidato Noboa, al que las encuestas daban poca aceptación, subió del 5% a 6% hasta llegar a 23%, básicamente como resultado del debate. En el encuentro, Noboa se mantuvo alejado de la confrontación y pasó desapercibido, mientras que los otros aspirantes se atacaban entre ellos, especialmente la candidata correísta y los otros anticorreístas”.
La posición de Novoa caló en el electorado que “está cansado de esta polarización”, pero habrá que ver qué pasa en el segundo debate entre estos dos candidatos, indica. “Si Noboa no tiene un buen desenvolvimiento discursivo y escénico podría diluirse la ventaja que le dan las encuestas, y González, aunque muy apretadamente, podría ganar”.
No obstante, el analista político recuerda que 47% de la población electoral de Ecuador es indecisa, es decir, ni correista ni anticorreista, “y de esa población se nutrió el candidato Noboa para pasar a la segunda vuelta”.
La segunda vuelta electoral para elegir el nuevo presidente se da en una situación de criminalidad y migración creciente, que no tiene precedentes en la sociedad, subraya Salamea.
De ser un país relativamente tranquilo y de ser el primero en consagrar los derechos de la naturaleza en su Constitución nacional, Ecuador se ha convertido en uno de los más inseguros de la región sudamericana.
En el último año, la tasa de asesinatos aumentó de 20 por cada 100.000 habitantes a 40 por cada 100.000 habitantes, de acuerdo con las proyecciones para el cierre del año, realizadas por el laboratorio Clacso, que estudia la criminalidad.
“El ambiente de inseguridad se ha agudizado. Se ha incrementado la delincuencia común y los nuevos delitos como las extorsiones, cuyas víctimas son comerciantes y cualquier otra persona que tenga capacidad económica”, refiere el sociólogo.
Ademas, se han registrado 14 masacres carcelarias, “algo nunca ocurrido en la historia de Ecuador”.
La primera revuelta carcelaria ocurrió a finales del gobierno de Lenín Moreno, pero en el período de Lasso la situación de inseguridad se agudizó, afirma Salamea. “Hasta el punto de que se habla de que se ha permitido una infiltración de bandas narcocriminales en las fuerzas de orden público. E inclusive, el propio embajador de EEUU en Ecuador (Michael J. Fitzpatrick) habló hace meses de la existencia de narcogenerales en la fuerza pública, pero esa denuncia no se ha investigado con eficacia ni profundidad, como requiere”.
No solo la criminalidad, sino también los problemas sociales, el desempleo, y la desatención de la educación y la salud están ocasionando una galopante migración forzada.
En 2022, 200.000 familias ecuatorianas migraron hacia EEUU de manera ilegal, lo que ubica a Ecuador como el segundo país con mayor migración rumbo a EEUU, después de Venezuela, de acuerdo con estudios y sondeos de opinión de algunas consultoras en Sudamérica.
“Las propias cifras lo avalan. Y la migración ecuatoriana es la segunda que cruza la selva del Darién, después de la venezolana, de acuerdo con cifras de 2023”, dijo.
En este panorama, las decisiones electorales que tome la población ecuatoriana son decisivas, y serán consecuencia de tener que lidiar con estos problemas acuciantes.
Las encuestas reflejan el ambiente de pesimismo de la mayoría de la población ecuatoriana que considera que el próximo presidente debe resolver la inseguridad, el desempleo y la desatención social.
Pero también hay un gran escepticismo, señala Salamea. “Este bordea el 90% en cuanto a que no creen que la situación puede mejorar en Ecuador, en los próximos años, según estudios de opinión realizados hace tres semanas” .
@olgalindap
FUENTE: Con información de Diario Las Américas