Con esta actividad, la sexta de la líder con el Comando Con Venezuela en 60 días, que incluyó una concentración internacional en contra del fraude electoral, la oposición buscaría hacer que Maduro entregue el poder el 10 de enero de 2025, a más tardar.
Venezuela se encamina hacia una “crisis máxima”, según analistas políticos que avizoran profundos problemas de gobernabilidad con una grave situación inflacionaria. Ante esto, dicen, se hace necesaria una combinación de fuerzas democráticas a escala nacional e internacional que incluye la movilización constante y organizada de los venezolanos.
La manifestación mundial por la democracia coincidió con la Asamblea General de la ONU, donde el tema Venezuela fue prioridad.
El enjambre de María Corina Machado
La máxima líder de la oposición, al hacer la convocatoria en septiembre pasado, explicó que el “enjambre” es una nueva forma de movilización opositora que se hará a partir de ahora, “con estrategia, inteligencia y disciplina.
“No son enormes concentraciones convocadas con anticipación, sino una estructura descentralizada y coordinada que hemos construido en estos 18 meses, una organización ciudadana que tiene permeabilidad en toda Venezuela”, explicó.
“La gente sabe cómo comunicarse, sabe cómo cuidarse y cómo presionar; sabe cómo hacerlo, dónde y cuándo hacerlo. Y eso se está haciendo y se va a hacer cada vez más, de manera coordinada y organizada”, aseguró por las redes.
Si bien las movilizaciones del “enjambre” fueron pocas y breves en algunas regiones del país, por temor a la represión, según reportes, se presenta como una táctica política y ciudadana que prueba su eficacia contra el régimen.
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Táctica por la democracia
Luis “Toty” Medina, consultor político con más 20 años de experiencia en Marketing Político Electoral, explica que la fase del “enjambre” es un esfuerzo organizativo que trata de mantener activa la movilización ciudadana y también su moral, frente a la represión que el régimen de Maduro está usando como “arma política”. Pero, formar una “colonia” no es fácil.
La situación es extremadamente compleja por ser asimétrica, considera.
“No se trata de dos fuerzas en igualdad de condiciones, por eso creo que el enjambre es una táctica, más que una estrategia. Esta última sigue siendo la de conseguir un cambio político y lograr el reconocimiento internacional de la victoria de Edmundo González en Venezuela”, según analiza.
Y prosigue: “Para llegar allá, la táctica es este tipo de acciones que tratan de mantener activo el musculo social con el que la oposición alcanzó la victoria el 28 de julio y que, de alguna manera, podría perderse o atrofiarse si no se mantiene en movimiento, en actividad”.
Para Medina, se pudo ver claro que la líder opositora y las organizaciones que le acompañan tenían una estrategia definida que era ganar las elecciones el 28 de julio, luego probar que hubo fraude y demostrar la victoria opositora conseguida con Edmundo González.
La oposición confiaba en que con eso el aparato de Maduro iba a colapsar, pero no fue así, dice.
“Lo que ha ocurrido, y que creo que ellos no anticiparon, es que el poder se atrincheró junto a las Fuerzas Armadas y los organismos de seguridad del Estado, con lo cual hubo un repliegue de la ciudadanía como consecuencia de una represión sin límites”, precisa.
Esta circunstancia, que es condenada por la comunidad internacional, “obligó también a repensar y a redefinir las acciones tácticas que conduzcan a la misma estrategia inicial, que es el fin”, destaca.
Acción irruptiva de gente vs. armas
La táctica del “enjambre” funciona además en situaciones en la que no es posible la realización de concentraciones masivas pues terminan generalmente asediadas por cuerpos policiales del régimen.
La gran foto de miles de ciudadanos juntos se remplaza por otros miles de ciudadanos, reunidos en acción, en procura de exigir la publicación de resultados y de defender principios democráticos.
Medina resalta que “el chavismo ya está claro que su legitimidad ya no emana de las urnas sino de las armas”.
Machado y la oposición, en cambio, saben que no cuentan con una fuerza y capacidad similar para confrontar al adversario que lleva 25 años en el poder, aunque no con la misma base social.
“La oposición, así, tiene que echar mano a estrategias y tácticas irruptivas, subrepticias, casi clandestinas, que lleven a mantener el musculo social activo pero con el compromiso y el desafío de garantizar la seguridad de esa gente, de no exponerla.”
Cuando Machado utiliza el nombre de “enjambre” con toda la carga simbólica significa que los venezolanos demócratas deben actuar todos a la vez pero dispersos, tratando de mantenerse a buena resguardo.
El poder de la gente ¿va a poder?
La movilización y la moral, en opinión del experto, son base fundamental en la táctica del “enjambre” que el equipo de Machado ha diseñado en la complicada coyuntura de represión y persecución incesante del régimen, tras recibir este “un enorme impacto” el 28 de julio.
Según Medina, hay que apelar a tácticas “cívicamente subversivas, irruptivas” —no violentas, porque no es condición de la oposición— frente al chavismo que “está debilitado en lo moral y político, pero que ejerce un fuerte control territorial” en esta etapa del conflicto.
“Esas tácticas irruptivas pueden incidir en mantener la moral en alto, con pequeñas historias cotidianas y eso es posible”, afirma.
Cita la colocación de carteles, hechos a mano y en casa —previos mensajes de acción—, en los centros de votación, con el texto “aquí ganó Edmundo González” y dejarlo allí como mensaje ciudadano al conocimiento público, en rebeldía al régimen, sin que las personas se expongan a ningún riesgo ni obstaculicen el libre desenvolvimiento.
Destaca además el uso de la vía analógica como mecanismo de acción social, porque la digital permanece bajo control del régimen.
“Esto puede lograr que en sitios de alto tráfico de gente, donde vive y trabaja a diario, se mantenga el ánimo social, la fuerza moral de defender la voluntad popular contra la verdad oficial del régimen. Lo importante es mantener los espacios no desmoralizados ni desmovilizados en este momento”.
“La posible frustración ciudadana podría conducir a una desmovilzación y eso sí sería una victoria para el régimen”, sentenció.
FUENTE: Entrevista a Luis Toty Medina, consultor político, Diario Las Américas