CARACAS.- Para que el Gobierno del presidente Nicolás Maduro y la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se pongan de acuerdo en algo, hace falta un milagro. Quizás por ello, ambas partes coincidieron -¡al fin!- en un mismo punto: solicitar la mediación del Vaticano para promover el proceso de diálogo en el país.
El jefe de estado venezolano informó el 13 de septiembre que, por medio del secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), Ernesto Samper, el papa Francisco le envió una carta donde “se compromete con los diálogos de paz, convocados por el presidente Nicolás Maduro”.
La MUD respondió el 26 de septiembre con otra misiva dirigida al Sumo Pontífice, en la que destacó la “autoridad moral” de la Santa Sede y dio la bienvenida a su contribución para “impulsar las conversaciones entre el Gobierno nacional y la alternativa democrática”. En ese mismo texto, la alianza opositora subrayó que el “camino democrático, pacífico y electoral” para superar la crisis es el “referendo revocatorio oportuno del mandato presidencial”.
“Solicitar la mediación del Vaticano es importante, habida cuenta de que ha demostrado la capacidad de poner a países en conflicto en una situación de concordia, y se trata de un actor confiable para las partes, que puede utilizar todas las herramientas de la diplomacia y sobre todo su credibilidad para lograr acuerdos”, explica María Teresa Belandria, profesora de Derecho Internacional Público de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
¿Está de acuerdo en que Gobier...
Belandria sostiene que aquí la palabra clave es “confianza”. Tanto el Gobierno como la oposición “sienten que pueden confiar en el Vaticano para avanzar” en una eventual negociación, opina la catedrática, que resalta la exitosa intervención de la Santa Sede para restablecer los vínculos entre Estados Unidos y Cuba.
La académica considera que el interés del Papa guarda relación con el comportamiento de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), “que conoce con profundidad la crisis que atraviesa el país y ha emitido documentos más duros que los de la propia MUD”.
Muchas preguntas
“Aunque efectivamente es un hecho positivo que Gobierno y oposición hayan enviado cartas formales solicitando la incorporación del Vaticano al proceso de diálogo, al día de hoy el rol específico que podría jugar la Santa Sede continúa siendo una incertidumbre. Por ejemplo ¿Mediará en conjunción con el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero y los demás expresidentes (Leonel Fernández y Martín Torrijos de República Dominicana y Panamá, respectivamente)? ¿No sería más conveniente que Zapatero y UNASUR se retiren y el Vaticano asuma directamente la mediación para que el proceso sea más fluido? ¿Aceptaría eso el Gobierno?”, pregunta Mariano de Alba, abogado especialista en Derecho Internacional y Relaciones Internacionales.
Los primeros contactos entre el Ejecutivo nacional y la MUD se produjeron a finales de mayo en República Dominicana con el acompañamiento de Zapatero, Fernández y Torrijos. Hasta la fecha, el líder español ha protagonizado estos esfuerzos, aunque sectores de la oposición dudan de su imparcialidad y rechazan sus objeciones a la figura del revocatorio.
De Alba recuerda que en abril de 2014, en medio de las protestas que enfrentaba Maduro, se intentó un proceso de diálogo que contó con la presencia de UNASUR –encabezada por los cancilleres de Brasil, Colombia y Ecuador- y donde el Vaticano simplemente fue invitado como “testigo de buena fe”. Aquel ensayo fracasó y ahora los actores del conflicto retoman los acercamientos buscando la bendición papal.
Gobierno y oposición se atribuyen la idea de haber llamado a Roma, pero ninguno ha definido públicamente cuál es el papel que aspiran desempeñe la Santa Sede en esta etapa, advierte el experto. “Creo que si a fin de cuentas hay verdaderamente voluntad para llegar a algún acuerdo, lo más probable es que deba darse una mediación formal, en donde el ‘tercero-mediador’ debe poder participar activamente proponiendo soluciones y no simplemente fungiendo como un puente de comunicación entre partes con visiones diametralmente opuestas”, plantea.
Las agendas que defienden opositores y chavistas son totalmente distintas. La MUD insiste en celebrar este año el revocatorio, al tiempo que demanda la liberación de los presos políticos, el reconocimiento de la Asamblea Nacional y una respuesta inmediata a lo que califica como una “crisis humanitaria” por la escasez de alimentos y medicinas. El oficialismo, en cambio, se niega a aceptar la celebración de la consulta electoral, exige a sus detractores que renuncien a la violencia y apoya la creación de una “comisión de la verdad” para investigar los supuestos golpes de Estado perpetrados por la “derecha” desde que el difunto Hugo Chávez arribó al poder en 1999.
El analista estima que la mediación del Vaticano “ayudaría a rescatar en alguna medida la confianza de una parte de la población venezolana y la comunidad internacional en el proceso”; sin embargo, no cree que esto ocurra de manera inmediata. “Es importante recordar que el Vaticano ha condicionado su participación no sólo al envío de misivas formales solicitando ayuda por ambas partes (fase aparentemente ya cumplida), sino también al momento en que efectivamente ambas partes ya estén sentadas en la mesa con voluntad de llegar a acuerdos”, concluye De Alba.
FUENTE: Especial