jueves 14  de  marzo 2024
VENEZUELA

Guaidó: "Maduro sigue en Miraflores, pero no gobierna"

Guaidó insistió en que desde la oposición una de las principales limitantes para avanzar en la conquista de la democracia es la persecución hacia los políticos

CARACAS.- El presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, aseguró que pese a que el dictador Nicolás Maduro continúa en el poder, la realidad es que no gobierna. "Su objetivo es mantenerse en el poder, no es la estabilidad ni el respeto a los derechos humanos ni a la Constitución, sino simplemente el poder por el poder".

En una entrevista concedida al portal web de Perú, El Comercio, Guaidó indicó que los partidos tradicionales están proscritos en el país, por lo que desde la oposición que él dirige la meta es crear condiciones para que los ciudadanos que adversan al régimen de Maduro puedan encontrar afinidad.

"Hay que buscar espacios seguros de participación para nuestra gente; el evento del 21 de noviembre generó algunos. Hay que promover la protesta pacífica, los espacios sindicales y gremiales para poder canalizar el descontento", sostuvo Guaidó.

Al ser entrevistado sobre los factores que han impedido a la oposición de Venezuela lograr un concenso con el régimen de Maduro, Guaidó no dudó en afirmar que el primer detonante es que es una dictadura.

"Su objetivo es mantenerse en el poder, no es la estabilidad ni el respeto a los derechos humanos ni a la Constitución, sino simplemente el poder por el poder. Eso ha llevado el caso venezolano a la Corte Internacional de La Haya, señalado por delitos de lesa humanidad, y luego están los informes de la ONU y la OEA. No les interesan los ciudadanos, sino el poder por el poder. Eso, evidentemente, ha sido una barrera. Pero más allá de eso, creo que la gran corrupción ha sido también un fin para ellos. Para nosotros, los venezolanos que ejercemos mayoría, que creemos en la democracia, las opciones han estado siempre entre la participación ciudadana, la protesta pacífica, la posibilidad de un acuerdo como el que estamos impulsando en este momento con la mediación del reino de Noruega, pensando que sea el venezolano quien decida el futuro de nuestro país", expresó.

Entre tanto, Guaidó insistió en que desde la oposición una de las principales limitantes para poder avanzar en la conquista de la democracia es la persecución hacia los políticos por parte del régimen.

"Hoy, en Venezuela, los principales partidos políticos están proscritos. Nosotros, desde el 2012 a la fecha, hemos crecido como alternativa democrática: construimos candidaturas unitarias, construimos la plataforma unitaria en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), logramos la mayoría en el parlamento en el 2015, impulsamos el referéndum revocatorio que nos robaron en el 2016, protestamos pacíficamente en el 2017, no cooperamos en el 2018 con una farsa. La principal barrera para llegar a acuerdos sigue siendo la dictadura. Hemos tenidos altas y bajas como producto de un desgaste, de un embate muy duro. Hoy los principales líderes de Venezuela están en el exilio, asilados, presos o inhabilitados por la dictadura de Maduro, situación muy similar a lo que sucede en Nicaragua; la diferencia es que Maduro construyó este escenario en dos o tres años, mientras que Daniel Ortega lo hizo en tres meses", comentó Guaidó.

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El presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó.

El presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó.

A continuación algunas de las preguntas realizadas por El Comercio a Juan Guaidó:

—¿Cómo calificaría el apoyo internacional? ¿Siente que sirve de algo?

—Lo único que contiene hoy a la dictadura de Maduro es la presión de las democracias del mundo. Las sanciones diplomáticas y los señalamientos de delitos de lesa humanidad contienen, de alguna manera, y equilibran la desigualdad y la vulnerabilidad que tiene la alternativa democrática en Venezuela.

—¿Pero realmente funciona la presión internacional? En la práctica, Maduro continúa en el poder.

—Maduro sigue en Miraflores, pero no gobierna en Venezuela. No hay gasolina, no hay agua, no hay electricidad, el sueldo mínimo mensual es de dos dólares. Él tiene que ejercer su mandato a sangre y fuego, y por eso está siendo investigado por la Corte Penal Internacional (CPI).

Ahora, ¿qué herramientas tiene la comunidad internacional para sancionar a Alexander Lukashenko, a Daniel Ortega o a Nicolás Maduro? Creo que las democracias del mundo están en un proceso de reflexión importante sobre cómo hacer responsables a los violadores de derechos humanos, cómo hacer responsables a los dictadores. ¿Son suficientes las sanciones? Evidentemente no. ¿Es suficiente la Declaración Universal de los Derechos Humanos? Evidentemente no. ¿Son suficientes los comunicados y sanciones morales a los dictadores? Evidentemente no. Hay que innovar los mecanismos de presión. Los dictadores utilizan la relativización; es decir, tratan de buscar afinidad de identidades ideológicas o supuestas identidades ideológicas, para hacer una causa común que no existe. Los DD.HH. no tienen ideología, la democracia no debe tenerla tampoco. Esto es parte de la lucha democrática que está en curso todos los días, no solo en Venezuela, sino también en países como Bielorrusia, Nicaragua, Myanmar, incluso podríamos hablar de Hong Kong.

—Hoy por hoy, ¿está usted de acuerdo con las sanciones económicas, los embargos a Venezuela?

—Hablar de un embargo sería un exabrupto. Por ejemplo, Alex Saab –empresario barranquillero a quien le dieron la ciudadanía venezolana e hicieron diplomático- no tuvo ningún tipo de problema para importar alimentos a Venezuela. El problema fue que lo hizo con 600% de sobreprecio, en algunos casos, y, en otros, 800%. Entonces, sí, hay que hacer responsables a quienes violan derechos humanos, a quienes saquean las arcas de los países, hay que evitar que se lave dinero con fondos públicos, el extractivismo de oro que genera un ecocidio sin precedentes en la Amazonía y el desplazamiento de indígenas, y la destrucción de nuestros ríos. Estas herramientas siempre se tienen que revisar y mejorar para hacerlas más precisas, más efectivas, para evitar que las utilicen terceros o cuartos para evadir estas sanciones,

—Mi pregunta apuntaba a la gran polémica con respecto a cómo los embargos terminan afectando directa o indirectamente a la población.

—En este momento, en Venezuela no hay ningún tipo de desabastecimiento de alimentos. Lo que sucede es que no se pueden comprar porque destruyeron el aparato productivo nacional. Estamos importando los insumos del pabellón, un plato típico: arroz, caraota, carne mechada y plátano, insumos que, en los últimos 150 años, Venezuela siempre pudo autoabastecerse. Lamentablemente, las expropiaciones en el campo destruyeron la producción nacional.

Para nosotros la sanción no tiene que ver con la escasez. Hoy, el problema es que tenemos 76% de pobreza extrema y 94% de pobreza. Esto ha sucedido en nueve años, así que no tiene que ver con las sanciones que empezaron hace casi dos. En todo ese tiempo, nuestra economía ha decrecido constantemente hasta contraerse 80%. Destruyeron el aparato productivo petrolero también, porque la destrucción de las refinerías nada tuvo que ver con la disminución constante desde el 2014. No hay una correlación, en este momento, entre escasez y sanciones, porque, además, estas no se aplican a ese tipo de rubros.

¿Maduro dejará el poder?

—¿Cuál sería el camino para que Maduro deje el poder?

—Hay muchas formas constitucionales: desde su renuncia como dictador o mandatario de facto, hasta una elección presidencial, que hemos promovido nosotros recientemente. También está la posibilidad de un acuerdo integral que genere garantías, la disposición de nuestros aliados al levantamiento progresivo de sanciones para otorgar aún más garantías, la revisión de las instituciones en Venezuela como, por ejemplo, el sistema judicial totalmente cooptado por el régimen de Maduro, que fue, por cierto, el primer punto en discusión antes del congelamiento del proceso en México.

Hay muchas vías constitucionales para lograr el cambio en el país, un cambio que genere gobernabilidad, estabilidad y, así, generar confianza en el país, para poder garantizar seguridad jurídica para la inversión privada, para fomentar el empleo, para poder mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Esto debería terminar en una elección presidencial libre, justa y competitiva, para que los venezolanos decidan. Tendríamos que disputar el poder en buena lid, no a través de la coacción, no a través del asesinato, no a través de la persecución, de la tortura, de la censura, de la cooptación de medios por la vía económica, entre otros. A eso nos hemos enfrentado en los últimos años en Venezuela.

Ahora, los que rodean a Maduro saben que la situación en Miraflores es inviable, más allá de sostenerse un día más o un mes más en estas terribles condiciones. Lo sucedido el 21 de noviembre es un campanazo: con las reglas de juego de la dictadura, en condiciones desiguales y sin estado de derecho, ellos son minoría. O sea, en condiciones absolutamente desventajosas, precarias, sin ningún tipo de recursos para que la alternativa democrática pueda hacer una campaña, la dictadura es minoría. Por eso evitan una elección presidencial con condiciones competitivas, porque esa es la solución a la crisis y conflicto que atraviesa Venezuela.

—Imagino que, para usted, el escenario ideal es que Maduro deje el mando. ¿Estaría usted a la cabeza?

—Yo soy el presidente encargado de Venezuela, reconocido por nuestra Constitución y por cerca de 60 países. Pero allí hay algo también clave: mi mandato constitucional, según el artículo 233, es precisamente convocar a una elección presidencial lo más pronto posible, así que, más allá de que estoy yo a la cabeza, incluso en ese supuesto de que Maduro abandone el poder –un escenario feliz para todos los venezolanos y el continente-, mi mandato es convocar inmediatamente una elección presidencial.

—Comprenderá que quienes se oponen a su figura pueden desconfiar. ¿Cómo los tranquilizaría? ¿Cuál sería su argumento?

—Mira, muy sencillo, que hay que cumplir con la Constitución, necesitamos reglas de juego democráticas, espacios de convivencia ciudadana y política. Más allá de si les gusta Juan, Pedro o Edward, el tema es generar eso. Y, de nuevo, lo mejor que pueden hacer las personas que nos adversan por alguna razón es pedir una elección presidencial, acelerar los tiempos, catalizarlos en buena lid para poder solucionar este terrible conflicto. Seguramente en el Perú tienen varios amigos venezolanos que les hablan constantemente de lo que sucede en el país y eso mismo pasa en todo el continente. Es parte del reto que tenemos a corto plazo y, de nuevo, estamos promoviendo un acuerdo integral con todos los venezolanos, incluidos los que sostienen hoy al régimen de Mauro, incluidas las Fuerzas Armadas.

—¿Y, en ese escenario usted también postulará?

—Yo no tengo hoy esas aspiraciones. Por mandato constitucional, soy el presidente encargado de Venezuela y mi mandato es generar esa elección presidencial, que haya alternabilidad del poder, estabilizar al país. Esa es una discusión atemporal. Lo que sí te puedo decir es que, hace muchos años, en la alternativa democrática aprendimos y entendimos el valor de la unidad y la necesidad de presentar candidaturas unitarias para enfrentar al régimen. Los mecanismos lo hemos establecido, así que eso, hoy, para nosotros no es materia digamos, saldada. Pero hemos tenido una experiencia en el pasado y la más notable fue en el 2015, cuando ganamos dos terceras partes en el Parlamento Nacional.

FUENTE: El Comercio

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