CIUDAD DE GUATEMALA.- Guatemala logró elegir a su nuevo Presidente en medio de un clima calmado pero con expectativas por disturbios aislados y amenazas. Con el 95 por ciento de las actas escrutadas la noche del domingo 20 de agosto, es el binomio postulado por el partido político Movimiento Semilla, confirmado Bernardo Arévalo y Karin Herrera se alzó con la victoria al obtener más de 2 millones 273 mil votos.
Más de ocho mil observadores nacionales e internacionales dieron garantía de la transparencia y normalidad en la que se abrieron las mesas y se llevó a cabo la segunda vuelta presidencial.
Datos aportados por el Tribunal Supremo Electoral de Guatemala y reseñado por Prensa Libre, el porcentaje de participación fue alrededor de 45%, cifra menor en relación con contra el 60% del 25 de junio cuando se realizó la primera vuelta.
Con el 95% de las actas escrutadas, es el binomio presidencial de Movimiento Semilla el elegido por la ciudadanía. Bernardo Arévalo y Karin Herrera obtuvieron más de 2 millones 273 mil votos.
Tres décadas después del fin de su brutal guerra civil, el país más poblado de Centroamérica está sumido en la pobreza, la violencia y la corrupción, lo que lleva cada año a miles de guatemaltecos a migrar sobre todo a Estados Unidos.
Semilla es blanco de una cruzada de la fiscalía, que le acusa de irregularidades en su inscripción en 2017 y 2018.
Las acciones de la fiscalía son vistas como un intento de impedir que llegue al poder. El jueves, el fiscal Rafael Curruchiche dijo que tras la elección del próximo domingo no descarta allanamientos, arrestos o levantamiento de fueros de integrantes de Semilla.
El jefe del departamento de Estado para Latinoamérica, Brian Nichols, afirmó que espera que la votación sea pacífica y transparente. Y recordó que "el verdadero poder de la democracia reside en el respeto de la voluntad del pueblo".
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En dos meses Bernardo Arévalo pasó de ser casi un desconocido a ganar la presidencia de Guatemala con su promesa de emprender un combate frontal a la corrupción, un mal endémico en el país.
El sociólogo y diputado socialdemócrata de 64 años es hijo Juan José Arévalo (1945-1951); primer presidente demócratico de Guatemala e impulsor de reformas sociales. El presidente electo promete seguir la senda de su padre con una fuerte agenda social y de cambios.
Vestido casi siempre de traje azul, con bigote y barba recortada, el líder del partido Semilla superó ampliamente a la ex primera dama Sandra Torres, que perdió su tercer balotaje a pesar de recibir apoyo del oficialismo, de varios partidos de derecha, de grandes empresarios y de pastores evangélicos.
"Hoy el pueblo guatemalteco sembró la Semilla de la esperanza democrática, con el gran triunfo de Bernardo Arévalo. Es un cambio institucional por la transparencia y la estabilidad, un mandato claro por la paz", declaró a la AFP el rector de la Universidad para la Paz de Costa Rica, Francisco Rojas.
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Renuncia por amenazas
La jornada electoral empezó con una noticia que daría de qué hablar. La magistrada del TSE, Blanca Alfaro, informó que el martes 22 de agosto presentará su renuncia ante el Congreso de la República.
“A partir del martes estoy considerando poner a disposición del Congreso mi cargo y someterme a cualquier juicio que esté en investigación, como ciudadana común y corriente”, aseveró.
Alfaro, que denunció el año pasado sobornos del presidente saliente Alejandro Giammattei a miembros del TSE, hizo este anuncio precisamente durante la jornada que decidirá al sustituto del mandatario entre Sandra Torres y Bernardo Arévalo.
La magistrada, según una información de fuentes del periódico El Faro y del diario estadounidense The New York Times, denunció en marzo de 2022 ante responsables de la Embajada de Estados Unidos que ella y el resto de miembros del pleno habían recibido, desde finales del año anterior, sobornos de Giammattei.
Alfaro aseguró a los funcionarios que se limitó a recoger una cantidad de 50.000 quetzales (unos 6.390 dólares) que procedió a enseñarles durante el encuentro y explicó que no había acudido a la Fiscalía dado que estaba controlada en ese momento por la fiscal Consuelo Porras, aliada del mandatario.
"No renuncié antes porque era el momento de cumplir con el país y terminar esta elección", indicó Alfaro esta tarde ante los medios mientras que la Misión de Observación Electoral (MOE-Gt), un consorcio de siete organizaciones de sociedad civil independientes condenó las amenazas contra la magistrada.
FUENTE: REDACCIÓN/ Con información Fátima Naranjo (Prensa Libre) de Europa Press / AP/AFP