miércoles 20  de  noviembre 2024
ANÁLISIS

La dictadura sufre los "memes" en Cuba

Basta un video, una foto o un hecho que se conozca para que enseguida se disparen decenas de memes al respecto

Un artículo de Claudia Padrón Cueto para CUBANET, realiza un análisis sobre la influencia de los memes o burlas por internet como medio de expresión entre los cubanos. Reproducimos el texto:

Cuando al comandante Guillermo García se le ocurrió hablar en televisión sobre avestruces y jutías, desató de inmediato una avalancha de memes. Cuando el gobernante de Cuba mencionó un limón, dibujó una gráfica, compartió una foto con el cantante Amaury Pérez, también llovieron memes en las redes. Meme si hay apagón, memes sobre las colas, la novela, los artistas, los políticos, las relaciones fallidas y hasta los actos de repudio. En un país donde el humor gráfico estaba secuestrado y supervisado por el poder, hoy casi toda la realidad parece ser “memetizable”. Y lo que es aún más aplaudible, los memes tienen lo que “la prensa” oficial nunca logró: inmediatez.

Basta un video, una foto o un hecho que se conozca para que enseguida se disparen decenas de memes al respecto. Recordemos recientemente a la señora Xiomara, la anciana de Trinidad que, con sus dos brazos en alto, confrontó a una turista española que grababa la cola del pan. En cuanto el video se difundió, Xiomara se hizo famosa retratada en demasiados memes con su ya célebre: “¿A qué tú viniste?, ¿a comer mierda?”, una plantilla que semanas después sigue replicándose .

¿Quiénes están detrás de estas reformulaciones humorísticas? Prácticamente casi cualquier persona puede hacer un meme y distribuirlo. Solo necesita internet, un teléfono, aplicaciones muy básicas y una idea simpática. Sin embargo, ya hay en la isla quien se dedica a esto casi a tiempo completo y no de modo esporádico. Si bien la sociedad cubana llegó tarde a Internet (apenas en diciembre de 2018 conocimos los datos móviles), esta tiene su propia comunidad de memeros y memeras.

En su mayoría son jóvenes que no estaban relacionados con el humor, pero que en la pandemia tenían demasiado tiempo libre y un día hicieron un meme, gustó a sus amigos, y luego hicieron otro, y otro hasta que comenzaron a tomárselo más en serio. Así le pasó a Claudia Julia, conocida como la Pinky del Flow violento. La joven pasó de hacer memes para “desestresarse” a ser invitada por humoristas cubanos a sus espacios.

Ahora mismo invierte energía, tiempo y conexión en generar contenido para sus redes sin retribución económica, pero su sueño es poder dedicarse al humor en serio.

Para ser justos, hay que aclarar que aunque el auge memero vino impulsado por la conexión, ya teníamos algunos pioneros en la rama, antes de Internet.

Por ejemplo, Michel Morán, uno de los perfiles más conocidos, cuenta que comenzó a hacer y compartir memes en los tiempos de SNET (Street Network). Antes de que fuera forzosamente absorbida por el gobierno, la red que conectaba La Habana y otras ciudades de Cuba no solo permitía compartir contenido, enfrentarse en videojuegos y socializar en foros, también fue uno de los primeros escenario para los memes cubanos. En el foro WifiNet, Michel comenzó a compartir los suyos y en un improvisado programa de radio que circulaba en la red hizo sus primeros chistes.

En 2016, aún sin internet en los teléfonos, en Facebook apareció una página llamada La intolerancia no la toleramos (LINLT), donde compartían contenidos humorísticos. Esa página se convirtió en el grupo LINLT-Army, que tuvo que mutar varias veces por las penalidades de Facebook cada vez que subían una imagen que rompía las normas. Finalmente se mudaron a Twitter, mucho más flexible que la red de Mark Zuckerberg. Detrás de este proyecto, que también impulsó una aplicación offline donde se subían memes y se compartía por Zapya, estaba Daykel DFC, hoy uno de los tuiteros de esta rama con más seguidores (56 000).

Después llegó Internet y el alcance de estos contenidos se multiplicó. LINLT tiene un canal en Telegram donde comparten aplicaciones y plantillas que le facilitan la vida a muchos memeros. Por supuesto, como mismo aumentó el número de creadores, también crecieron sus audiencias fidelizadas.

¿Cómo lo lograron? Actualizan sus redes a diario, al menos unas tres veces como promedio con contenidos suyos o replicando el de otros “colegas”, aunque la originalidad parece ser la clave de todo. Algunos se lo han tomado muy en serio y revisan las métricas para determinar cuáles son los mejores horarios, qué temas funcionan mejor, qué estrategia seguir y los identifican con sus propias marcas de agua. También es importante tomar el tiempo para hacer feedback con todos los que comentan y reaccionan. En otras palabras, sobre la práctica han ido construyendo su propia fórmula del éxito.

Esta fórmula le ha salido muy bien a varios. Amed Rodríguez, conocido como Abeja Memeros, comenzó a dedicarse a esto en la pandemia y poco a poco ha ido creciendo. Ahora además de memes, hace videos que cuelga en Youtube o Tik Tok. Con más de 40 000 suscriptores solo en la primera red ya monetiza.

“Empecé poniendo memes en grupos, luego alguien me aconsejó que hiciera una página, después me moví al área de los videos y he ido creciendo en este mundo”. Amed cuenta con orgullo que una de las escenas donde llama a la Seguridad del Estado para que le hagan un acto de repudio a su suegra ha sido divulgado por televisoras internacionales y artistas reconocidos.

Pero su popularidad no queda ahí. Después del alza de los precios en la heladería Coppelia de La Habana Amed se convirtió en una especie de celebridad por sus chistes al respecto.

El meme que mostraba a la reina Isabel sentada en dichas instalaciones tomándose unas bolas de helado como un gran lujo fue creación suya. “Fui a tomar helado y las dependientas me reconocieron de la marca de agua y me pidieron fotos. Era famoso allí”. Para él cualquier tema es bueno para provocar risas, solo hay que mirar alrededor. “Cuba entera es un meme”, sintetiza.

En cuanto a los temas que abordan los demás, hay un poquito de todo: algunos prefieren el humor negro o la religión, otras el contenido sexual, la crónica cotidiana, las relaciones amorosas, los temas trending (los que son populares en el momento) y por supuesto: la política.

Este último, aunque es el más arriesgado, es uno de los tópicos que más engancha a las audiencias cubanas. “El humor político gusta muchísimo a los cubanos, y los que implican denunciar una realidad que no muestran los medios oficiales triunfan mucho. La gente se siente reflejada en ellos y ves reacciones de ‘es verdad’, ‘así mismo es’, ‘nunca mejor expresado’. “Todo en la isla es tan surrealista que el país es una fuente inagotable de memes”, explica Alian Aramís, un abogado que se convirtió en cuentapropista para que le alcanzara el salario. Alian es hoy es uno de los memeros más populares en Facebook, aunque confiesa tener amigos y conocidos que no reaccionan a sus contenidos críticos por miedo. Miedo a dar un like.

Represalias del gobierno

Amordazados por décadas, memeros y audiencias han encontrado en las redes sociales una válvula de escape para ejercer tímidamente la libertad de expresión, ya sea escribiendo algunas líneas en redes o compartiendo una imagen simpática. Una alternativa que no aprueba el gobierno cubano, que ha venido promulgando varios decretos con el fin de limitar esa libertad en redes.

El Decreto-Ley 370 es una de estas normas y la que probablemente más se ha aplicado. Según ha contabilizado Proyecto Inventario, 60 cubanos han sido sancionados por sus publicaciones en la web. Entre ellos está el tuitero Carlos Alberto Pérez, conocido como El Ruso 4k, quien tiene más de 18 000 seguidores. Por el tipo de contenido que compartía en sus redes sociales (memes y chistes), el Ruso fue multado en febrero de 2022. Sus tuits son un disparo directo al gobierno cubano y al régimen comunista, sin metáforas, ni sutilezas. Una postura similar tiene otro tuitero identificado como Berlin, de 35 años.

Berlin es muy cauteloso con revelar su identidad para evitar represalias de la Seguridad del Estado contra él. “Nunca me conecto sin VPN, algunas ciberclarias me han dicho que vivo fuera de Cuba porque han revisado mi IP, pero la verdad es que estoy en la isla y por eso soy cauteloso”. El tuitero empezó a publicar cuando comenzó a posicionarse la etiqueta #SOSCuba, y desde entonces es completamente frontal contra la dictadura. Berlin era administrador de redes de una empresa y fue expulsado por opinar sobre “los errores de la revolución” en una reunión laboral convocada precisamente para escuchar criterios al respecto. “No adorno lo que digo, meto el dedo en la yaga hasta lo último, por eso debo cuidarme”.

¿Cómo ha reaccionado el gobierno?

Acostumbrado a jugar en los terrenos del hermetismo y la propaganda, el régimen de La Habana no ha sabido cómo reaccionar ante esta avalancha de memes. Los que por décadas fueron intocables en Cuba: políticos y gobernantes, no han escapado ilesos. Todos han sido ridiculizados en memes cubanos: los zapatos ajustados de la Primera Dama, la barriga descolgada de Marino Murillo, la piedra de Fidel, las esporádicas apariciones de Raúl, las condenas enérgicas de Bruno, los lujos de Sandro Castro y qué decir de Díaz-Canel. Probablemente no hay día que el mandatario despierte sin haber sido objeto del algún meme.

Como es lógico, a ellos no les hace gracia, así que han intentado luchar contra estas imágenes y textos. Primero usaron sus medios oficiales para defender a Díaz-Canel ante las constantes burlas, a la par que desmentían los memes. Si alguien de dichos medios lee este texto, le aclaramos que los memes, aunque parten mayormente de un hecho real, son una creación ficticia. Tomarse el trabajo de “verificar” un meme es casi tan ridículo como pensar que una novela de ciencia ficción debe ser exacta y fidedigna en lo que narra.

Por supuesto, la ofensiva contra los chistes no quedó ahí, lo siguiente fue apelar al discurso habitual de plaza sitiada. Según el blog Rebelión, los memes no eran hechos de modo espontáneo por ciudadanos que tenían algo que decir, sino que eran parte de un plan de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés) para desestabilizar el país.

“Los memes son solo una arista de un guion que promueve el desarrollo del denominado golpe blando a Cuba, cuyas condiciones ha ido creando nuestro <amistoso> vecino del Norte durante largo tiempo y que en los últimos tiempos se ha comenzado a vislumbrar más claramente bajo la fuerte guerra mediática que aprovecha las redes sociales como epicentro de los ataques”, asegura el blog.

Por otra parte, no importa cuánto se esfuerce el gobierno en criminalizar las chistosas imágenes, estas se multiplican sin frenos. Así que el tercer paso para la dictadura fue hacer sus propios memes y combatir en lo simbólico, pero desde el poder el humor no funciona igual. Ahí está su página “Las Ciberclarias”, replicada mayormente por perfiles falsos pro-régimen.

El cuarto paso de la ofensiva ha sido ir contra los memeros más frontales. Multas y amenazas han sido hasta ahora los principales métodos de hostigamiento; aunque a Ariel Falcón, estudiante de medicina de 22 años, conocido como Yo uso mi nasobuco, se lo llevaron de su casa detenido en una patrulla por escribir tuits.

“La reacción ante los memes era la de esperar de una dictadura. Ahora con las redes sociales están más expuestos, pero siempre han sido iguales”, dice el joven, ahora exiliado en España. Ariel pretendía terminar sus estudios universitarios, pero tuvo que abandonarlos en quinto año. “Me fui porque me hicieron la vida imposible”. Su cuenta Yo uso mi nasobuco tiene más de 46 000 seguidores.

Para evitar el hostigamiento que han sufrido algunos de los memeros más visibles cuidan su anonimato. Michel Morán, por ejemplo, aunque usa su verdadero nombre, tapa su rostro siempre, pero hay quien sí ha decido revelar su identidad.

Hairo Alain Álvarez, a sus 23 años, ya sabe lo que es ser citado e intimidado por la policía política y que le impidan arbitrariamente salir de su casa. El estudiante de Ingeniería Mecánica, quien fue moderador de la Plataforma Archipiélago y promotor de la marcha cívica del 15 de noviembre, decidió a finales del año pasado mostrar que operaba el perfil “ Yizus de Nazaret”. “Con todo el asedio que he vivido por mi activismo, ya no temo decir quién está tras mis memes”.

Una comunidad que crece

En su versión original los memes pueden definirse como una imagen acompañada por un texto breve con contenido humorístico. Pero como casi todo en la vida, estos han mutado y explorado nuevas formas. Sin perder su extraordinario poder para viralizarse, algunos de los memeros (sobre todo en Twitter) han cambiado el formato tradicional y apuestan por textos más largos, sin imágenes. Algunos de los que exploran este formato se han unido y replican los contenidos de los otros para ayudarse mutuamente.

En este mundo de textos, fotos y chistes también hay comunidades que se interconectan según la red que prefieran, la similitud entre los contenidos y las relaciones personales. Los memeros y memeras en Cuba, aunque no son pocos (consulta abajo nuestro directorio) parecen conocerse entre sí y crear alianzas. Incluso celebran hasta sus propios concursos con jueces, normas y a veces premios. Pero las alianzas no quedan en el plano del entretenimiento virtual, Michel Morán y Alian Aramís junto a otros amigos están impulsando un proyecto para socorrer a personas vulnerables en Cuba. Recogen fondos, medicinas y productos básicos, y así ayudan a cubanos muy necesitados.

“Las ciberclarias nos atacan, pero nosotros somos muy transparentes y mostramos cómo y a dónde va la ayuda. El propósito es usar la fama para hacer algo bueno, más allá de sacar sonrisas”, explica Michel.

Alian Y Michel coinciden en que el meme es una pieza esencial para estudiar la libertad de expresión en redes de la ciudadanía. A través de estos recursos los cubanos muestran su descontento, su frustración, y también algunas alegrías. Hay quien prefiere el sutil sarcasmo para ello, mientras que otros no le dan muchas vueltas al lenguaje. “Los memes están contando la historia de Cuba”, sostiene Morán. “Son una forma de lucha, de poder decir, de convocar, de mostrar la realidad”.

FUENTE: CUBANET

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