ESPECIAL/CARACAS.- La economía de bodegones, las tiendas con productos importados que proliferan en Venezuela, junto a los resultados de la llamada "economía negra" o subterránea ofrecen una falsa imagen de recuperación económica en la nación sudamericana.
Mientras, el sector industrial y bancario continúa con operaciones mínimas, la compra y venta de productos importados a los que puede acceder sobre un sector reducido de la población sigue en auge. No obstante, esta aparente recuperación no parece ser sostenible en el tiempo.
Las industrias en Venezuela no logran recuperarse plenamente. Así lo demuestra los resultados del segundo trimestre del año 2021 de la Confederación Venezolana de Industriales (CONINDUSTRIA). Por ejemplo, ante la pregunta de enumerar (por orden de importancia) los cinco aspectos que más impactan en la fabricación de productos, el 78% de los agremiados consultados señaló que la baja demanda nacional es el principal factor que restringe su producción; el 73% señaló a la escasez de combustibles; el 52%, la competencia de productos importados; 51% lo atribuyó a los excesivos tributos fiscales y el 50%, a la precariedad de los servicios básicos (electricidad, agua, internet, etc).
Principales obstáculos
En relación con los principales problemas de negocios durante el segundo trimestre del 2021 que afectan el desempeño de la empresa, el 26% se refirió al “bajo nivel de ventas”, 14% señaló a la “dificultad para obtener financiamiento”, 11% ineficiencias en la producción, 9% “problemas de distribución y 7% “elevados costos laborales”.
Por otra parte, el índice de confianza industrial se ubicó en -8.4%. Este índice mide las percepciones que tienen los industriales en cuanto al comportamiento de las ventas, producción e inventarios en sus empresas, indicando así las probabilidades existentes de que decidan aumentar o no su inversión en recursos productivos en el corto plazo.
Otros datos que sirven para ilustrar el colapso del sector industrial venezolano son los siguientes: 17% fue el promedio de la pérdida de personal calificado en el segundo trimestre del 2021. El 61% de los encuestados afirmaron experimentar una reducción en su nivel de empleo, sobre todo en la pequeña empresa; mientras los sectores con la mayor utilización de la capacidad instalada (segundo trimestre 2021) son: alimentos, bebidas y tabaco 24%, caucho y plástico 23% y maquinarias, equipos eléctricos, informática y de óptica 22%.
En relación con estos resultados, el economista Luis Oliveros advierte que mientras en Venezuela la utilización de la capacidad instalada promedia el 21%, en Argentina se ubica en 63%, en Colombia, el 79% y en Brasil, el 82%. Además, explica que las pequeñas y medianas industrias sigue siendo el sector más afectado. “El índice de inversión sigue reflejando que las inversiones continúan reduciéndose, aunque en menor escala. La mayor parte de las inversiones se concentran en mantenimiento de equipos y reposición de inventarios de materia prima”.
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Dos oficinas del estatal Banco de Venezuela ubicadas en el este de Caracas detuvo la retirada de dinero, debido a la falta de metálico, según dijeron empleados de estas entidades sin ofrecer mayores detalles.
(CORTESÍA: www.hoyennoticias.com)
Los bancos no prestan
El negocio natural del sector bancario está desnaturalizado en medio del colapso económico de Venezuela. Según Oliveros para el mes de julio de 2021 “la rentabilidad (medida como la ratio resultado neto / patrimonio promedio) se ubicó en 8.15%, un número que, si bien es mayor al 5.93% de julio 2020, está muy por debajo del 15.81% de julio 2019 o del 135% del 2018, del 85% de 2017 y 55% de 2016 (todos medidos en el mes de julio)”.
Oliveros destaca que es un resultado obvio la disminución de la rentabilidad de la banca, especialmente si se considera que “tienes problemas (encaje legal) para prestar y por lo tanto llevar a cabo tu principal actividad (intermediación financiera), tu rentabilidad se verá afectada de forma negativa. Hoy el principal problema de la banca venezolana, más allá de un entorno macroeconómico adverso, es una política cambiaria gubernamental basada en la contracción del crédito (mediante un elevado encaje legal)”.
El sector bancario. -junto al de telecomunicaciones- es uno de los más afectados en Venezuela. En comparación a julio del año 2013 la cantidad de trabajadores en la banca venezolana ha disminuido en 54%, una pérdida de 43.248 personas, mientras que la cantidad de agencias se redujo en 20% al pasar de 3.630 sedes bancarias en todo el territorio nacional al momento de llegar Nicolás Maduro a la presidencia a 2.902 agencias en julio de 2021.
Por otra parte, la cartera de créditos en julio de 2021 totalizó apenas $274 millones, lo que representa una caída de 93% con respecto a julio 2013.
Además, las colocaciones de la banca totalizaron en julio 2021 $1.586 millones, de los cuales el 61% está en cuentas en divisas en el sistema (24% cuentas corrientes no remuneradas, 7% cuentas corrientes remuneradas y 4% depósitos de ahorro). Un año atrás las cuentas en divisas eran el 50% y en julio 2018 apenas el 4%.
Oliveros explica que analizar la economía venezolana es un ejercicio complejo. “Aunque empiece a darse un consenso en torno a que parece que lo peor ha pasado, esta economía tiene condicionales que le imposibilitan generar bienestar de forma importante y sostenida. Pero esos problemas, no significan que hoy haya un cierto repunte en la actividad económica, si nos comparamos con lo que ha padecido este país en los últimos años (…)
El sector industrial es pesimista, pero con una capacidad ociosa del 80%, es mucho lo que podría aportar en una eventual recuperación”.
@Puzkas