MADRID.- El opositor venezolano Leopoldo López, que permaneció encarcelado en Caracas durante casi tres años y medio y estuvo casi otros dos en arresto domiciliario, cumplirá este miércoles seis meses como "huésped" en la residencia del embajador español en Venezuela, sin que haya indicios de que su situación, como la del país, pueda cambiar próximamente.
"Es una especie de empate catastrófico, ninguno consigue desnivelar la situación, pero es un empate engañoso porque el poder institucional lo tiene Nicolás Maduro", resume el investigador asociado del Real Instituto Elcano Rogelio Núñez.
El pasado 30 de abril, López fue liberado por un "indulto presidencial" de Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela, a quien EEUU, España y más de 50 países reconocen. Guaidó llamó a la sublevación de las Fuerzas Armadas pero ésta no se produjo y López, acompañado por su mujer, Lilian Tintori, y su hija pequeña, acabó recalando primero en la Embajada de Chile y luego en la española.
A principios de junio, Tintori, que tiene pasaporte italiano, viajó con la niña a Madrid, donde ya se encontraban sus dos hijos mayores. Sin embargo, López sigue en la residencia del embajador español, en las mismas condiciones en las que entró hace seis meses, es decir, como huésped del embajador, Jesús Silva, y con una limitación de su actividad política, recuerdan fuentes diplomáticas a Europa Press.
De esa limitación le advirtió públicamente el ministro español de Exteriores en funciones, Josep Borrell, a los pocos días de su acogida y después de que López tuviera un encuentro con periodistas. El opositor no ha pedido asilo, ni puede hacerlo porque la ley española solo permite hacer esa solicitud en territorio nacional. Eso sí, está protegido por la inviolabilidad del complejo de la Embajada.
Para la investigadora senior del CIDOB Susanne Gratius, aquella operación del 30 de abril no fue un intento de sublevación militar, sino justamente "un intento de poner a salvo a Leopoldo López", que sigue teniendo "gran valor simbólico" para la oposición.
Referente de la oposición
"López sigue teniendo la aureola de víctima del régimen", señala Núñez. Los investigadores coinciden en que López se mantiene como "gran referente" de una parte de la oposición, que sigue muy desunida. Mientras, ven "perdiendo fuerza" la figura de Guaidó, que logró unificar a todos los sectores con la expectativa de un cambio rápido y con una situación de debilidad del Gobierno venezolano.
La decisión de acoger a López en la Embajada supuso un paso más en la excepcionalidad que rige las relaciones diplomáticas entre España y Venezuela desde principios de este año. España, como la mayor parte de los países de la UE, no reconoce el mandato de Maduro que comenzó el 10 de enero, porque no vio democráticas las elecciones de 2018, y ello le llevó a reconocer a Guaidó como presidente encargado.
Eso sí, poco después, Guaidó nombró a un embajador para España, Antonio Ecarri, al que el Gobierno ha dado estatus de representante personal, mientras mantiene la acreditación diplomática a Mario Isea, el nombrado por Maduro. Adoptar medidas contra la Embajada o el embajador podría propiciar medidas recíprocas contra la representación española en Caracas.
Relaciones muy frías
Así las cosas, España y Venezuela mantienen abiertos los cauces de comunicación. "Las relaciones no se han roto, pero son muy frías", ilustra Núñez.
El Gobierno español sigue intentando, a través de la UE, alentar una solución pacífica, democrática y negociada entre los propios venezolanos, y al mismo tiempo atender la crisis humanitaria. En opinión de Gratius, será interesante ver qué hace la UE cuando el hoy ministro español en funciones, Josep Borrell, asuma el liderazgo de la diplomacia europea.
Y eso que, a su modo de ver, si se retomase el diálogo sería "mucho más asimétrico", porque ahora "la balanza se inclina a favor del régimen" (de Maduro) que, gracias a sus alianzas internacionales, se ha apuntado tantos como un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
El régimen de Maduro, como él de Daniel Ortega en Nicaragua, recalca Núñez, "ha tenido una capacidad de supervivencia mucho mayor" de la que muchos pensaron y "ningún acto ha conseguido resquebrajar el régimen". El motivo, según señalan ambos expertos, son las Fuerzas Armadas, "que no ven ninguna alternativa viable para su propia seguridad y no ven el futuro con claridad".
"No es que las Fuerzas Armadas apoyen al Gobierno, es que son el Gobierno", puntualiza la investigadora del CIDOB, para quien "el régimen se sostiene porque algunos siguen viviendo bien", a pesar de ser "un Estado frágil y sumamente corrupto".
Así las cosas, y aunque no se pueda descartar ningún escenario, especialmente ante la hiperinflación que sufre la población, los expertos no ven un fin del régimen de Maduro a corto plazo. Núñez tampoco cree que Estados Unidos se plantease en serio una intervención militar, sino solo como "carta de presión".
"La clave es Cuba"
Para Gratius, que cree que las sanciones de Estados Unidos son contraproducentes porque ayudan al régimen a presentar un enemigo exterior, la UE debería dirigir sus esfuerzos en otra dirección: "La clave es Cuba", dice.
Según su análisis, Cuba se mantiene gracias a sus relaciones exteriores y, en particular, gracias al petróleo venezolano y la UE "podría hacer mucho porque tiene con Cuba canales privilegiados que nadie más tiene". "La UE impone sanciones a Venezuela pero tiene una relación estupenda con Cuba", señala.
En el aspecto internacional pesarán también los cambios en la región y en el Grupo de Lima, que apoyó a la facción más dura de la oposición. Argentina acaba de elegir a un presidente de izquierdas -aunque los analistas lo ven pragmático y no auguran una reedición de los tiempos de Cristina Fernández- y otros miembros, como Perú, Ecuador o Chile, van a centrarse ahora en sus problemas internos.
FUENTE: Con información de EUROPA PRESS