martes 18  de  noviembre 2025
EXCLUSIVA

Mafias políticas y del narco amenazan la región mientras EEUU observa

El exvicepresidente colombiano Francisco Santos estima que el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano, Fernando Villavicencio, es un "campanazo" de alerta
Por Daniel Castropé

MIAMI.- El exvicepresidente de Colombia Francisco Santos habla claro y contundente, y esta vez, en entrevista con DIARIO LAS AMÉRICAS, no ha sido la excepción tras realizar un profundo análisis sobre la influencia de los carteles del narcotráfico en América Latina.

Según el también exembajador colombiano en Estados Unidos, la ‘mexicanización’ del negocio de las drogas se encuentra en un franco proceso de expansión y posicionamiento en la región, con hechos violentos como el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio, lo que a su vez considera un “campanazo” para quienes ejercen oposición frente a ese fenómeno.

Santos afirmó además que en tiempos actuales el poder del narcotráfico se evidencia en por lo menos un tercio del territorio mexicano y que su modo de operación, cargado de violencia, se estaría “exportando” a otros países, en donde se mira con “complacencia” el accionar de las bandas de narcotraficantes.

-¿Cuál es su visión sobre la influencia del narcotráfico y el crecimiento de los índices de violencia en América Latina?

Estamos frente a un doble reto para la democracia y las libertades en el continente. Por un lado, vemos la ‘mexicanización’ del negocio del narcotráfico. Los más grandes cárteles mexicanos, el de Sinaloa y el de Jalisco Nueva generación, hoy tienen presencia sobre todo en el Pacífico, desde México, incluso parte de Estados Unidos, hasta Argentina, y se han convertido en los ordenadores de la violencia, de la política, del control territorial, del negocio de las drogas como lo hacen en México. Ecuador es el mejor ejemplo. Guayaquil es hoy una ciudad que recuerda a la Medellín de los años 1980 y 1990, a diferencia de hace 15 años cuando era una ciudad tranquila. Hoy esos niveles de violencia comienzan a encontrarse en distintas ciudades y zonas del continente, en Santiago, Buenos Aires, Mendoza, Córdoba. El segundo factor es la amenaza de aquellos países que ven con muy buenos ojos el populismo del siglo XXI, que lo tienen metido en su ADN. El crecimiento del negocio del narcotráfico en Ecuador se dio durante la época de Rafael Correa, por eso en estos momentos su presencia y crecimiento es evidente. También vemos en gobiernos como el de la señora Kirchner en Argentina, y otros, que hay una mirada complaciente frente a este negocio y esa sumatoria entre lo uno y lo otro es la mega amenaza a la democracia en América Latina.

-¿En este proceso de ‘mexicanización’ del negocio del narcotráfico, con ese fuerte componente de violencia que usted señala, pueden encajar, de alguna forma, hechos como el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio?

Sí, claro. Sin duda, la muerte de Fernando Villavicencio es un campanazo de alerta en todo el continente. Es un mensaje clarísimo de los narcos a quien se les trate de oponer o a quien los exponga. Es un mensaje claro de esas mafias armadas con lazos políticos, porque la narcopolítica, por lo menos en el partido de Correa y en las organizaciones que lo apoyan, es evidente, como también sucede en sectores indígenas del Cauca, en Colombia, y asimismo en México. Eso tiene un elemento de intimidación inmenso que no podemos desechar de ninguna manera.

-En Colombia también se vivieron tiempos muy convulsos en otras épocas. De hecho, usted fue víctima de esa violencia generada por el narcotráfico cuando estuvo secuestrado por el Cartel de Medellín que lideraba Pablo Escobar. En un plano comparativo, ¿los niveles de violencia de hoy en México son más complejos que los registrados en su país en décadas pasadas?

México está en un momento dificilísimo. El control territorial y la presencia armada, política y económica de los cárteles de la droga es brutal. Por lo menos un tercio del territorio mexicano tiene esa influencia, lo que es mucho mayor a lo que jamás llegó a ser en Colombia. En mi país la violencia logró tener influencia, pero principalmente en zonas remotas. El problema es que eso que está pasando en México se está exportando a otros países. Lo de Ecuador no es en vano, es el nuevo territorio de esa pelea de narcos y creo que los Estados Unidos o se despierta o va a encontrar un continente, primero, narcotizado y, segundo, en manos de los chinos.

-¿Podría verse a la izquierda radical, al Foro de Sao Paulo, al Grupo de Puebla, como un vehículo para el fortalecimiento y ensanche de ese proceso de ‘mexicanización’ del negocio del narcotráfico y todo ese componente de violencia en la región?

Esas organizaciones políticas tienen una mirada hacia la delincuencia y es el narcotráfico el que les permite crecer y ser mucho más poderosas. No nos digamos mentiras, su mirada es de complicidad, de cohonestar con el crimen, basadas en un supuesto entendimiento y una narrativa equivocada de que la guerra contra las drogas es un fracaso. Por eso vemos en México, durante el gobierno de López Obrador, un crecimiento brutal del narcotráfico, también lo vimos en el gobierno de Zelaya y en el gobierno de la señora de Zelaya. Igual se evidenció durante el gobierno de Rafael Correa, de Evo Morales, los Kirchner y en el de Lula da Silva en Brasil. En países como Venezuela son parte integral de la financiación del Estado y de la cleptocracia que no gobierna, sino que maneja un Estado criminal. El narcotráfico es utilizado como un elemento de intimidación y esa alianza es absolutamente perversa para la democracia y la libertad en América Latina.

-¿Cuál sería la panacea frente a esa descripción tan preocupante que usted hace acerca de la influencia del narcotráfico en la región?

No veo una solución total, tal vez pensar en una minimización del riesgo, porque ni siquiera la legalización de las drogas parece ser lo más apropiado, como se está viendo en Estados Unidos, donde ya están padeciendo problemas de salud pública dado que las organizaciones criminales no se transformaron y están viendo que la ilegalidad con la marihuana se mantiene. La falacia de la legalización es absoluta y no conduce a la solución del problema de seguridad. La minimización del riesgo requiere muchísimo trabajo con víctimas y adictos, y requiere mano firme y contundente contra las organizaciones criminales. Las organizaciones criminales del narcotráfico no se van a entregar, no van a dejar el negocio.

-¿Cómo analiza usted el rol asumido por Estados Unidos frente a toda esta situación que se ve en su traspatio?

Lo veo como un país que está en una crisis profunda, que ya no tiene una política exterior unificada, que entrega espacios con mucha facilidad. Un país que por unos barriles de petróleo negocia la libertad, cuyos valores de hoy no son los que eran antes, después de ser ese gran país en el que los demócratas confiábamos, un país que ya no transmite transparencia.

[email protected]
@danielcastrope

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar