MÉXICO.- La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca dio paso al periodo de mayor turbulencia de las últimas décadas en las relaciones entre Estados Unidos y México y ese será uno de los grandes retos para el próximo presidente mexicano.
MÉXICO.- La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca dio paso al periodo de mayor turbulencia de las últimas décadas en las relaciones entre Estados Unidos y México y ese será uno de los grandes retos para el próximo presidente mexicano.
Salvador García, analista político de reconocida trayectoria, comentarista de TV Azteca y columnista en El Universal de México, advierte que la relación con EEUU cambio de facto con el triunfo de Donald Trump en 2016. “En esta elección también se decide es la manera en que se encarará esta relación. Con Andrés Manuel López Obrador (AMLO) será más áspera. The Washington Post ya vaticinaba esta semana que al ser políticos más o menos parecidos con políticas proteccionistas y populistas sería una relación difícil. Con Anaya y Meade será una política más tolerante y parecida a la línea que viene siguiendo el Gobierno de Peña Nieto”.
Según algunos analistas, con sus ataques a México, Trump le hizo el juego a la campaña al candidato y líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que a sus 64 años atrae un voto protesta por la corrupción, la inseguridad y el escaso crecimiento económico en la era de Peña Nieto.
El escritor y articulista venezolano Alberto Barrera Tyszka, radicado en México desde hace 10 años, concluye: “Lo primero que tendrá que hacer es mostrarse con mayor claridad. AMLO ha llenado al país de expectativas. Hay mucha esperanza pero también mucho temor. Ambas cosas, a la larga, pueden ser negativas. Tiene que generar confianza, estabilidad, capacidad de negociación. Sino puede generar también frustración en una mayoría del país que ansía un cambio”.
Pero pese a sus arremetidas, en lo relativo a la campaña y sus candidatos, Trump ha mantuvo un perfil bajo que no se esperaba.
Ante los prototipos del muro que quiere levantar para separar a Estados Unidos de México, en marzo pronunció en San Diego unas de las pocas palabras que se le conocen sobre la campaña mexicana. "He oído que tienen algunos muy buenos candidatos y que tienen otros que quizá no son tan buenos", dijo sin dar nombres.
El nexo que establezcan Trump y López Obrador marcará la relación entre sus países. "El mayor foco de incertidumbre seguirá siendo Trump", pronostica Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, un conocido 'think tank' de Washington, anticipando mayores tensiones bilaterales.
"Si Trump endurece todavía más su política contra los migrantes, podría reducir los controles, generando mayores flujos de migrantes en la frontera", avanza Shifter.
Juan Carlos Hidalgo, analista del Instituto Cato, habla de una probable "relación beligerante", pero no descarta del todo que la imprevisibilidad de Trump la pueda llevar por otro lado.
"Es posible que vea en López Obrador un alma gemela que está haciendo lo que él se ve haciendo en Estados Unidos: combatir el 'establishment' y a una clase política corrupta y poner los intereses de su país primero. Eso podría dar un muy pequeño espacio para sorpresas", dice a dpa.
En Estados Unidos no gusta López Obrador, al que con frecuencia, por su izquierdismo, lo relacionan con la Venezuela de Nicolás Maduro y con la Cuba castrista.
No obstante, Salvador García advierte que López Obrador será práctico en caso de ratificarse su triunfo. “Una cosa será su discurso y luego lo que se negocie en privado. Creo que en el tema diplomático y en general en sus políticas será proteccionista y muy de discurso pero no llegará a un tipo de Gobierno como el radicalismo en Venezuela o en Cuba”.
El "establishment" político estadounidense no oculta que no le agrada la perspectiva de la victoria de López Obrador. "No sería buena para Estados Unidos ni para México", dijo el jefe de Gabinete de Trump, John Kelly, cuando aún era secretario de Seguridad Nacional.
Robert Lighthizer, representante de Comercio y jefe negociador de NAFTA, la consideró un "riesgo político" a tener en cuenta por las empresas estadounidenses a la hora de invertir en México. Algunos sectores económicos, como el petrolero, temen que López Obrador intente revertir las reformas liberalizadoras de Peña Nieto. Y en Capitol Hill también se escuchan voces contarias. El senador John McCain tachó al mexicano despectivamente de "izquierdoso".
Uno de los temas de los que se ha hablado en Estados Unidos en relación con las elecciones mexicanas ha sido el de la injerencia rusa. "Sabemos que Rusia tiene tentáculos sobre elecciones en todo el mundo. Lo hemos escuchado de nuestros colegas europeos y mi consejo para México es: presten atención a lo que está sucediendo", advirtió en febrero el entonces secretario de Estado, Rex Tillerson.
FUENTE: Con información de dpa