ESPECIAL.- En algunos medios de comunicación que rompen el cerco de la censura en Venezuela circuló hace unos días que un importante narcotraficante colombiano, refugiado en el país, había recibido los favores del general Néstor Reverol, ministro del Interior y Justicia, para ser liberado tras un confuso secuestro perpetrado por agentes de la policía científica, quienes lo extorsionaron.
La historia hubiese podido pasar como una más del crimen organizado y sus pugnas, si no fuera porque Reverol es un jerarca del chavismo, además de estar acusado, desde 2016 por la justicia de Estados Unidos, de aliarse con capos de la droga a cambio de dinero y favores, razón por la que una corte de Nueva York quiere juzgarlo por su papel en el negocio del narcotráfico.
El mayor general de la Guardia Nacional, nacido en Maracaibo, estado Zulia, en 1964, dentro del cerrado círculo de poder del régimen, se afianzó durante la última década en los cargos más neurálgicos, desde donde se mantiene el control y la seguridad de Venezuela.
Eslabón de la dictadura
En abril de este año, el dictador venezolano Nicolás Maduro lo designó vicepresidente Sectorial de Obras Públicas y Servicios, un puesto más dentro de la colapsada burocracia del régimen con el que inflaría su historial, sobre todo cuando ha ganado fama por su rol en la criminalización de las protestas y la disidencia en Venezuela.
Hay un Reverol militar, con uniforme verde oliva que se camufla tras uno civil y político que ha servido a la “revolución bolivariana” jurando lealtad absoluta.
“¡Qué honor el que me ha dado la historia, ser parte del equipo del Comandante… agradecido con la vida por seguir en la lucha por la independencia que nos marcó, leal a sus principios, que viva Chávez hoy y siempre!”, escribió en cuenta de Twitter el 28 de julio pasado, al recordar el nacimiento de Hugo Chávez, quien hubiera cumplido 65 años.
Cómo máximo responsable de la lucha antidrogas; subdirector del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN); comandante de la Guardia Nacional y ministro del Interior y Justicia, los secretos y verdades de Reverol lo han hundido. Al lado de Maduro desde 2013, su peso político y militar es clave para sostener al régimen.
El valor de este general de tres soles se mide por la confianza que Chávez depositó al colocarlo como director de la Oficina Nacional Antidrogras (ONA) entre 2007 y 2011, cuando el país comenzó a convertirse en santuario de guerrilleros y capos del narco.
Precisamente durante esos años en el cargo, Reverol estuvo subordinado a Tareck El Aissami quien, como ministro del Interior y Justicia (2008-2011), coordinaba la política antinarcótico de Venezuela. Años después, EEUU revelaría que El Aissami ayudó a enriquecerse a carteles del narcotráfico y terroristas islámicos. Hoy es uno de los hombres más buscados por las autoridades estadounidenses.
El narcotráfico
En octubre de 2012, pocos meses antes de fallecer, Chávez designó a Reverol ministro del Interior y Justicia, uno de los últimos cargos aprobados por el mandatario previo a la elección de su sucesor, cuando ya presagiaba su muerte, ocurrida en marzo de 2013.
Esa muestra de confianza de Chávez le dio el aval necesario para que dos años más tarde, en octubre de 2014, con Maduro en la presidencia, fuera nombrado comandante general de la Guardia Nacional de Venezuela.
Pero el meteórico ascenso de Reverol dentro del cuerpo armado se vio empañado en 2016, cuando el Departamento de Justicia lo acusó de servir a carteles de la droga y conspirar para obstruir la labor antinarcóticos que la oficina de combate contra las drogas de Venezuela llevaba a cabo cuando él estaba al timón.
Los documentos de la corte revelan que de enero de 2008 a diciembre de 2010, “en su capacidad de jefe de la oficina antidrogas, Reverol y el subdirector de esa entidad general, Edylberto Molina, recibieron pagos de narcotraficantes, a cambio de ayudar a los traficantes a distribuir cocaína para su importación final a Estados Unidos”.
Según la acusación: “Por ejemplo, a cambio de tales pagos, alertaron a los traficantes sobre futuras redadas de drogas o los lugares donde los agentes de la ley en Venezuela estaban llevando a cabo actividades antinarcóticos, para permitir a los narcotraficantes cambiar la ubicación donde almacenaban drogas o alterar las rutas de transporte de drogas”.
Bajo la funda del espionaje cubano, Chávez transformó su aparato de inteligencia al colocar en posiciones clave a militares y policías de su entera confianza. Heredada por Maduro, esa cúpula castrense es la que está permitiéndole retener el poder.
Tanto Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y otros países, han sancionado a Reverol por su papel en el sostenimiento del régimen, además de su responsabilidad en la persecución, represión y encarcelamiento de opositores.
El hecho de que Reverol, El Aissami y otro general venezolano, Hugo “El Pollo”’ Carvajal, detenido en España a espera de ser extraditado a EEUU por nexos con traficantes de droga, ocuparan cargos estratégicos no es, a todas luces, nada casual.
El chavismo se involucró profundamente en el narcotráfico y a la par de ello, provocó el colapso de Venezuela.