MANAGUA.-JOSUE BRAVO
Especial
La desigualdad continúa golpeando a los más desfavorecidos, mientras el Gobierno promete lo que no puede darles o, simplemente, les niega
MANAGUA.-JOSUE BRAVO
Especial
La imagen es la misma y desde hace muchos años. Niños, mujeres y hombres se reúnen en cruces de calles y semáforos en Managua para hacer cuanta cosa pueden para ganarse el sustento diario.
Niños limpiando vidrios delanteros de los carros, mujeres vendiendo frutas, hombres comerciando agua helada, menores y enfermos apelando a la lástima pidiendo dinero. Es el transcurrir entre las calles de una desconfigurada y bochornosa capital, escenas que igual se repiten en cualquier ciudad de Nicaragua.
En el campo, y más ahora con una severa sequía que ha dañado el pasto y los cultivos, el ganado padece sed y hambre. Sus dueños también. Hay familias de la zona rural donde el alimento cotidiano es una tortilla de harina con sal.
En estos ambientes de tristezas viven los pobres de Nicaragua, el país de los altos contrastes. Cuesta creer que el octavo país más feliz del mundo en 2014, tenga 210 millonarios que acumulan juntos 30.000 millones de dólares y a la vez, hayan 2,5 millones de pobres.
Casi la mitad de la gente del país del vivir bonito y vivir bien, como lo publicita el Gobierno, tiene que ingeniárselas en la informalidad para obtener la dieta diaria.
La pobreza crónica de Nicaragua sigue firme en las estadísticas del Banco Mundial. El nuevo informe Los olvidados, pobreza crónica en América Latina y el Caribe revela que 37 de cada 100 nicaragüenses viven en una condición de la que no puede escapar.
El reporte destaca que a pesar de los avances parejos y consistentes en la región, aún persiste un fuerte remanente de pobreza. Nicaragua, Honduras y Guatemala detentan tasas de pobreza crónica significativamente más altas que el promedio regional de 21%, variando de 37% de los nicaragüenses a 50% en los guatemaltecos.
“La pobreza existe y persiste debido a limitaciones tanto dentro como fuera del hogar, desde la falta de motivación y destrezas adecuadas hasta la falta de servicios básicos como agua potable”, dijo Jorge Familiar, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
Jairo Chavarria junto con su familia residen en un edificio en ruinas como la mayoría que existen en la vieja Managua. (ARCHIVO EFE)
“En otras palabras, apoyar a los individuos es necesario aunque no suficiente. También es crucial contar con un contexto propicio que proporcione servicios adecuados. Por lo tanto, las políticas sociales y el desarrollo regional deben ir de la mano”, señaló en una nota enviada al periódico Diario Libre.
El Gobierno, más allá de su propaganda populista del buen vivir, ha manejado bien las cifras macroeconómicas, que han mantenido la economía estable; no obstante, el beneficio parece no llegar a los más desprotegidos, excepto los programas sociales asistencialistas del Gobierno, como donaciones de láminas de zinc, paquetes familiares de alimento y animales domésticos comestibles de crianza.
Varias personas trabajan recogiendo residuos en el basurero de Chureca en Managua
uno de los vertederos habitados mas grandes del mundo. (EFE)
Siendo la segunda nación más pobre de América Latina, Nicaragua tiene una desigualdad escandalosa, según el estudio de la confederación internacional Oxfam Privilegios que niegan derechos. El ingreso anual per cápita del 20% de las familias más pobres es 12.197 veces menor que el que obtiene un multimillonario, de los cuales en el país hay 210 con una fortuna igual o superior a los 30 millones de dólares.
Expectativas y realidades
El problema de Nicaragua es la escasa inversión, especialmente en educación, como razón principal por las que el 37% de los nicas vive en un estado de pobreza crónica.
Los 30.000 millones de dólares en manos de 210 multimillonarios representan 76 veces lo que se destina para el gasto público en educación, la proporción más elevada a nivel de América Latina y el Caribe.
También significan 59 veces el gasto de salud, muy por encima de la media en Latinoamérica y el Caribe.
Otra razón es que los países más pobres como Nicaragua tienen menos crecimiento y más comparado con sus necesidades. También porque los ingresos de los pobres crónicos crecieron menos que los ingresos de los simplemente pobres.
Un carretillero transporta su carga mientras varios jóvenes lo observan en Managua (EFE)
“Al parecer, los pobres crónicos enfrentan barreras más serias para ingresar a la fuerza laboral, y dependen relativamente más de ingresos no laborales. Asimismo, son más activos en sectores de baja productividad o de subsistencia”, afirmó la publicación Los Olvidados: Pobreza Crónica en América Latina y El Caribe, elaborado por el Banco Mundial.
El libro muestra que el sitio de residencia, y el acceso a servicios básicos, inciden en los niveles de pobreza, y que un estado de derecho fuerte es una base indispensable para que las personas tengan una oportunidad real de salir de ese estado de postración.
“A nivel nacional, las expectativas con respecto al futuro son menores en los países donde la incidencia de la pobreza crónica es más alta… Guatemala, Nicaragua y Honduras, los países con las tasas de pobreza crónica más elevadas de la región, se encuentran también entre los países con los niveles más bajos de expectativas positivas para el futuro”, aseguró.
Campesinos desempleados de Nicaragua cargan sus enseres rumbo a la capital. (EFE ARCHIVO)
Cuatro de cada diez viven con menos de dos dólares al día
Otro estudio de la Fundación Internacional para el Desarrollo Económico Global (Fideg), dijo que en 2013 cuatro de cada diez nicaragüenses sobrevivieron con menos de dos dólares al día.
La mayoría en Nicaragua vive en casa propia pero sin respaldo de una escritura, casi todas tiene techo de zinc y las paredes de esas viviendas muchas veces están construidas con madera, bloques de cemento o ladrillo de barro, y seis de cada diez de estas tienen piso de tierra.
El estudio Dinámica de la pobreza en Nicaragua entre 2009-2013 señaló que el 26.3% de los hogares empobrecidos obtiene agua a través de pozos públicos o privados.
Las familias pobres en Nicaragua están conformadas en su mayoría por casi seis personas, pero los que viven en pobreza extrema son casi siete, principalmente en la zona urbana.
El 28.8% de estos hogares pobres están liderados por mujeres y el resto por hombres. Los jefes de hogar muestran bajo nivel de formación escolar. Mientras los pobres tenían entre 2009 y 2013 apenas 2.8 años de estudios, los que lideran las familias en pobreza extrema sólo tienen 1.7 años de estudios.