MANAGUA — La justicia nicaragüense condenó el viernes al obispo católico Rolando Álvarez a una pena de 26 años y cuatro meses de cárcel y le quitó su nacionalidad, según fuentes oficiales en Managua, un día después de que el líder religioso se rehusara a volar a Estados Unidos con los otros 222 excarcelados el jueves.
Las sanciones de Estados Unidos y las críticas públicas al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, venían incrementándose poco a poco desde hacía meses, pero tanto funcionarios estadounidenses como nicaragüenses dicen que la decisión de poner a 222 disidentes en un avión con rumbo a Washington fue repentina.
La aeronave recién había despegado el jueves cuando surgieron las primeras noticias sobre la sorpresiva liberación de figuras de la oposición, periodistas, activistas y sacerdotes que la mayoría consideraba presos políticos.
Gran parte de ellos ya habían sido sentenciados en los últimos dos años a largas penas de prisión. Tenían poco contacto entre ellos y menos aún con el mundo exterior.
Para Ortega son terroristas. Financiados por gobiernos extranjeros, trabajaron para desestabilizar a su régimen después de que estallaran enormes protestas callejeras en abril de 2018, en demanda de democracia y la salida de la dictadura de Ortega que busca instaurar una dinastía.
Ortega dijo que su esposa, la designada vicepresidenta Rosario Murillo, fue la que tuvo la idea de expulsar a los prisioneros.
“Me dice Rosario, y por qué no le decimos al embajador que se lleven a todos estos terroristas?”, contó Ortega en un discurso que pronunció el jueves por la noche. En cuestión de días ya se había concretado.
“La cronología, nuevamente, fue muy corta”, dijo una funcionaria del departamento de Estado que habló bajo condición de anonimato, sugiriendo que el proceso de la transferencia se realizó en tan sólo dos días. “Una vez que nos dimos cuenta de esto, pudimos entrar en acción y garantizar el transporte seguro de estas personas”.
Nicaragua tenía una lista de 228 prisioneros que quería sacarse de encima. Estados Unidos quitó a cuatro de ellos de la lista y luego dos más se negaron a subir al avión el jueves, dijeron funcionarios de ambos países.
Emily Mendrala, la subsecretaria adjunta de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del departamento de Estado, enfatizó el viernes en una rueda de prensa telefónica que fue una decisión de Nicaragua.
“Puede ser que la presión de estas sanciones tuvieron un impacto, pero fue una decisión unilateral", dijo Mendrala. “No había ninguna negociación y Nicaragua no pidió nada".
Ortega lo había dicho la noche anterior. Lo enmarcó como una cuestión de principios y soberanía.
“No estamos pidiendo que nos levanten las sanciones. No estamos pidiendo nada a cambio”, expresó el dictador sandinista. “Que se lleven sus mercenarios”.
Estados Unidos concedió a los presos liberados un parole humanitario por dos años. En ese tiempo podrán trabajar y pedir asilo en el país.
España, en tanto, les ofreció la nacionalidad española y dijo que podría sumar también a otros nicaragüenses que estén en la misma situación que los presos liberados.
El ministro de Relaciones Exteriores José Manuel Albares explicó que España hacía la oferta debido a la decisión de Nicaragua de despojar a los presos de su ciudadanía. Efectuó sus comentarios a la agencia privada de noticias española Servimedia y su ministerio los confirmó.
Cuando el avión aún estaba volando el jueves, el Congreso de Nicaragua votó para aprobar una propuesta de cambio constitucional que permitiría al gobierno quitarles la ciudadanía.
Maradiaga y Chamorro, ambos líderes opositores y potenciales contrincantes de Ortega en sus aspiraciones presidenciales, dijeron a la prensa el viernes que seguirán luchando por la democracia desde el exterior.
Maradiaga comparó la expulsión de Nicaragua con el imperio romano, cuando el destierro era una alternativa a la muerte. Dijo que esas medidas se tomaban cuando un dictador ya no podía tolerar a sus oponentes, pero reconocía que matarlos tendría consecuencias.
Chamorro, quien fue arrestado en 2021 y condenado a 13 años de prisión, dijo que “ni una sola generación en 200 años de vida independiente en Nicaragua no ha sufrido guerra, secuestro... exilio o asesinato y eso tiene que cambiar.”
“No ha habido ni una sola generación en 200 años de vida independiente en Nicaragua no ha sufrido guerra, secuestro.,violación a los derechos, exilio o asesinato y eso tiene que cambiar.”
FUENTE: Con información de AP