CARACAS.- Por quinta ocasión, representantes de la oposición venezolana y Nicolás Maduro se volverán a sentar en una Mesa de Negociación y Acuerdo, concertado junto a representantes de la comunidad internacional, en busca de una salida a la crisis política y económica en Venezuela.
Está previsto que el encuentro, con la mediación de Noruega, inicie este viernes a las 4:30 pm hora de México (5:30 pm de Venezuela).
Los últimos cuatro procesos (celebrados entre 2016 y 2020) han fracasado, en parte por la ausencia de garantes internacionales que hagan valer los acuerdos pactados en privado, además de la falta de voluntad mostrada por el régimen que encabeza el dirigente chavista.
En relación con esta nueva negociación Juan González, director para el hemisferio occidental del Departamento de Estado de EEUU, sostiene: “Nuestra perspectiva, que ha sido articulada entre los EEUU, Canadá y la Unión Europea, es que la comunidad internacional continuará presionando por elecciones libres y justas, y haremos todo lo posible para presionar al régimen para que tome medidas concretas en esa dirección”.
La postura de la administración estadounidense y su estrategia multilateral con Europa es uno de los cambios significativos entre el proceso que comenzará en los próximos días en México con los cuatro anteriores.
Correlación de fuerzas
Otra diferencia significativa se centra en la forma en que ambos bloques llegan a la negociación. Según la opinión del abogado y asesor senior de Crisis Group, Mariano de Alba, quien asegura que, a diferencia de los procesos anteriores, Maduro se encuentra en una posición de fortaleza, mientras la oposición acudirá a la negociación debilitada, dividida, sin capacidad de presión en las calles, ni poder político.
Esta opinión la comparte la politóloga María Puerta. En una reciente publicación en el diario El País de España explicó que la oposición venezolana “va en desventaja, a pesar de lo mal evaluado que está el gobierno (…) La oposición debe procurar no solamente reagruparse, sino además construir una propuesta política inclusiva que reconozca que el gobierno, así sea ilegítimo, es quien tiene el poder y su estrategia debe ser debilitarlo. Eso no se logra negociando, sino creciendo políticamente”.
Sólo con un sector
Aunque Maduro ha insistido en que la Mesa de Negociación debe estar integrada por las fuerzas políticas que participaron en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2020, su exigencia no ha sido escuchada por los facilitadores del encuentro.
Sobre este particular el director para el hemisferio occidental del Departamento de Estado de EEUU ha insistido que no corresponde a la administración de Biden decidir quiénes se sientan con Maduro. No obstante, ha indicado: "No somos los que podemos elegir quién está sentado en la mesa en el diálogo. Creo que esa es una pregunta para la Plataforma de la Unidad, liderada por los venezolanos que están a favor de la democracia”. Esta declaración de González es una clara alusión a las fuerzas políticas agrupadas en torno al Gobierno Interino de Juan Guaidó.
Incluso, en las últimas horas Maduro ha reconocido que las conversaciones serán exclusivamente con este sector. “Yo creo que vamos bien en el diálogo político de paz con la oposición guaidocista -señaló Maduro- Hay siete títulos en la agenda que están debatiéndose y en los próximos días se anunciará la fecha y el lugar de la reunión, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha ofrecido México como sede y contamos con todo el apoyo para los diálogos de paz con la oposición guaidocista, espero que se coloque la fecha y se indique el lugar exacto.”
Sin embargo, el preacuerdo al que hace alusión Maduro no ha sido reconocido por los integrantes de la comisión negociadora de la oposición, encabezada por el abogado constitucionalista Gerardo Blyde, quien estará acompañado por una delegación que representa a los principales partidos opositores del país.
Rusia también juega
Así como EEUU y la Unión Europea se han pronunciado sobre este proceso, también lo ha hecho el gobierno de Rusia. A través de un comunicado la cancillería de Vladimir Putin ha sostenido que “las disputas internas en Venezuela sólo pueden ser resueltas por los propios venezolanos a través de un diálogo amplio y con pleno respeto a la Constitución. Sólo es posible una cooperación internacional eficaz si el objetivo es apoyar ese diálogo”.
También se pronunciaron en contra de las sanciones impuestas por EEUU al quines detentan el poder venezolano y a varios de los funcionarios de Maduro, acusados de tráfico de droga, lavado de dinero y violaciones de DDHH.
En relación con las sanciones, Rusia ha indicado: “Las ilegales medidas unilaterales y coercitivas impuestas contra #Venezuela socavan esfuerzos de sus autoridades para combatir eficazmente la pandemia, además de impedir la normalización de la situación humanitaria en el país y mejorar la situación migratoria en la región”.
Agenda secreta
Aunque la oposición y el chavismo han hecho públicos sus principales anhelos para esta negociación, la agenda concreta de los eventos es desconocida.
Públicamente Maduro ha insistido en que aspira a lograr el levantamiento “inmediato de todas las sanciones y medidas coercitivas unilaterales; reconocimiento pleno de la Asamblea Nacional y los poderes del país y la devolución de cuentas bancarias a Petróleos de Venezuela y el Banco Central de Venezuela”.
Por su parte, la oposición venezolana ha cambiado el objetivo que se planteó entre 2019 y 2020. Ya no exigirá que Maduro abandone inmediatamente el poder, sino que se otorguen garantías políticas y técnicas para celebrar elecciones presidenciales anticipadas, además de la liberación de todos los presos políticos.
Según el politólogo Angel Alvarez “se sabe muy poco de lo que se pueda negociar en México. Lo que está planteado desde el punto de vista actual en Venezuela, es que no queda otra alternativa para la oposición y para el gobierno que negociar (…)
Lo máximo que podría lograr la oposición es conseguir garantías de supervisión internacional y competencias mínimas que permitan que se ganen cargos subnacionales. Estamos en un punto muerto y la negociación es el único camino, en vista de que las salidas de fuerza no han funcionado para ninguno de los dos lados”.
Por otra parte, el también politólogo Juan Manuel Trak advierte que la fractura en la oposición atenta contra el éxito del proceso. “Mientras más cerrado el círculo del poder autoritario más amplia tendría que ser una potencial coalición democratizadora. Pero no existe tal coalición solo partidos en competencia por ser la verdadera oposición”.