domingo 24  de  marzo 2024
Brasil

¿Quién es Fernando Haddad, el sustituto de Lula?

Haddad cuenta en su currículo con dos logros importantes: fue ministro de Educación durante siete años y luego, de 2013 a 2017, alcalde de Sao Paulo, la ciudad más populosa del país.

RIO DE JANEIRO.- En menos de un mes, la vida de Fernando Haddad dio un vuelco drástico y rotundo, aunque no tan inesperado. Antes del 11 de septiembre, el exalcalde de Sao Paulo era sólo una figura importante en la escena política brasileña. A partir de ese día, se convirtió en la gran esperanza de la izquierda para volver a gobernar el país.

¿Quién es Fernando Haddad?

Correligionario de Luiz Inácio Lula da Silva en el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad se transformó, de un día para el otro, en uno de los grandes protagonistas de la campaña electoral de Brasil. Y ese vertiginoso ascenso se debió a la prohibición que la Justicia le impuso a la candidatura del líder de su partido.

Antes de que la Justicia prohibiera a Lula participar en la contienda electoral por estar condenado por corrupción, Haddad, de 55 años, era, para el gran público, poco más que un desconocido.

Sin embargo, y más allá de este desconocimiento, Haddad, que originalmente había sido elegido como vicepresidente de Lula, cuenta en su currículo con dos logros importantes: fue ministro de Educación durante siete años y luego, de 2013 a 2017, alcalde de Sao Paulo, la ciudad más populosa del país.

¿En qué se diferencia de Lula?

Lula nació en el campo, en el interior de Brasil, no terminó la escuela secundaria y construyó su carrera desde abajo como líder sindical. Haddad, en cambio, es un "hijo" de la gran metrópoli que probó ser uno de los mejores en la academia: entre 1981 y 1996 se graduó en Derecho, Economía y Filosofía por la Universidad de Sao Paulo (USP).

Descendiente de libaneses, Haddad se afilió al PT en 1983. Luego de varios años de carrera académica, en 2001 se integró a la Secretaría de Finanzas y Desarrollo Económico de Sao Paulo y cuatro años después le llegó la que hasta entonces era su gran oportunidad: en 2005, con Lula en el Gobierno, fue nombrado ministro de Educación.

Haddad recibió muchos elogios por la buena gestión realizada hasta 2012: en ese periodo de bonanza económica en Brasil se crearon 14 nuevas universidades, se amplió el acceso a la enseñanza para los estudiantes de las clases más humildes y se repartieron más de 700 millones de libros gratuitos en todo el territorio nacional.

"Serás un buen candidato", le dijo el propio Lula en 2011, al impulsar su primera incursión electoral. Un año después, venció a José Serra y se convirtió en el alcalde de Sao Paulo, una urbe de más de 12 millones de habitantes que es el corazón económico de Brasil.

Ya como alcalde, Haddad desarrolló un ambicioso plan para mejorar la movilidad urbana. Sin embargo, a partir del aumento del pasaje de transporte público en 2013, se desencadenaron primero en la ciudad y luego en todo el país una serie de movilizaciones masivas que terminaron afectando tanto su popularidad como la de la entonces presidenta Dilma Rousseff.

Haddad jamás logró reponerse de ese golpe y en 2016, tras la llegada al poder de Michel Temer, perdió en su intento de reelección contra el experiodista Joao Doria, consiguiendo apenas el 16,7 por ciento de los votos.

¿Qué reto tiene de cara a la campaña electoral?

En el caso de que el exalcalde de Sao Paulo avance a la segunda ronda, presumiblemente contra el ultraderechista Jair Bolsonaro, su gran desafío será el mismo que viene sosteniendo desde hace tres semanas: identificarse lo máximo posible con Lula, para atraer su enorme caudal de votos, pero a la vez mostrarse como un líder con peso propio.

En ese sentido, la posición de Haddad se reveló compleja desde el primer momento de su campaña. Por un lado, el intento de equipararse con Lula lo llevó a dejar de lado incluso su nombre. "Haddad es Lula" reza la campaña del PT, y él siempre aparece con camisas que muestran la cara del exmandatario.

Por el otro lado, no obstante, la obligación de presentarse como un candidato con nombre propio y no sólo la "marioneta" de un partido, lo llevó a afirmar que, en el caso de ganar, no indultará a Lula para que pueda salir de la cárcel en que se encuentra.

FUENTE: dpa

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