ESPECIAL
@DesdelaHabana
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LA HABANA. - Desde la pizzería privada de Sergio, en el Vedado, muy cerca de la desierta Embajada de Estados Unidos en La Habana, Cuba, se divisa el mar azul intenso y el malecón, donde un puñado de pescadores aficionados llevan horas intentando picar. Dos o tres parejas romancean sentados en el muro del paseo. Otras personas ‘matan’ el tiempo escuchando música o bebiendo ron barato.
El viento fresco que llega del norte amaina el calor de plomo. “Cuando cae la noche el malecón se repleta. Sobre todo, los fines de semana. La policía se pone muy nerviosa. Y empieza a pedir carné de identidad a quien le ‘huela raro’”, dice Sergio, que se toma un descanso después de cuatro horas amasando pizzas caseras.
Parece que ha pasado mucho tiempo cuando los alrededores de la Embajada de Estados Unidos se convertía un hervidero de personas. “Era tremendo. Yo abría la cafetería a las cinco de la mañana para que desayunara la gente que estaba en la cola para obtener visas. Todos los negocios de la zona hacíamos dinero, tanto los que vendían pizzas y hamburguesas como los que alquilaban habitaciones, rellenaban documentos y formularios, hacían fotos o te cuidaban el bolso y el celular”, recuerda Sergio y añade:
La tensión se huele
“Ahora esto parece un set de un filme policial. De día apenas hay clientes. Por las noches, después que levantaron el confinamiento, los jóvenes se sientan a tomar ron y de vez en cuando compran pizzas. Pero la tensión se nota. Las rondas policiales son frecuentes. Temen que cuando los muchachos se den cuatro tragos, armen una manifestación o una reyerta callejera. A una semana del 15 de noviembre, han redoblado la presencia policial con motos conducidas por los boinas rojas [fuerzas antimotines] y oficiales de la Seguridad. Ya están armando las tarimas para orquestas musicales en La Piragua. Dicen que van a vender pollo y hamburguesas en pesos. Pretenden utilizar el ambiente festivo y las colas para comprar comida como camuflaje de los operativos que han montado contra los que salgan a protestar. Por si acaso, cierro mi negocio y no abro hasta que baje la marea”.
Yosbel, estudiante de preuniversitario, cuenta que el fin de semana lo querían multar por escuchar música que las autoridades policiales consideraban ‘contrarrevolucionaria’. “Somos un grupo de amigos que vivimos en el Vedado. Nos sentamos en el malecón para tomarnos una botella de ron, escuchar música y relajarnos. Un ‘seguroso’ [agente de la seguridad del estado], acompañado de un policía, quería que le entregáramos los teléfonos para ver qué tipo música estábamos escuchando. Nos dijeron que si era Patria y Vida nos iban a poner una multa de 5.000. Por suerte mi mamá estaba cerca y armó tremendo escándalo”
Leticia, la madre de Yosbel, afirma que “a medida que se acerca el 15 de noviembre, al despliegue de policías y ‘segurosos’ se han sumado trabajadores de la zona. También estudiantes convocados a participar en las actividades por el 502 aniversario de La Habana. Pero todo el mundo sabe es que para impedir las marchas del 15N”.
El maquillaje
Nueve kilómetros al sur del Vedado, en el Consejo Popular Tamarindo, municipio Diez de Octubre, donde el 11J cientos de vecinos salieron a las calles a gritar Libertad y Democracia, el régimen de Miguel Mario Díaz-Canel, intentó revertir el descontento en el barrio enviando brigadas de construcción, reparación de viales y del acueducto. La calle Tamarindo, fue completamente asfaltada y se eliminaron los salideros de agua.
Mientras trabajadores pintan escuelas, bodegas y reparan por fuera los solares (cuarterías o ciudadelas), un vecino del barrio explica: “Después de que por aquí se apareció ‘Buchito’, como le decimos así a Díaz-Canel, porque siempre habla de arrancarle a los problemas un pedazo, pero jamás habla de resolver el problema completo, a cada rato en el mercado venden pollo, jamonada, perritos (salchichas) y hasta cajas de camarones en moneda nacional. El gobierno ha sacado mal sus cuentas. Creen que la gente se tiró pa’la calle solo porque vivimos y comemos mal. Eso es una parte de la realidad. Pero quieren negar la otra cara del asunto: que estamos cansados de que nadie nos escuche, de ser pobres desde que nacemos hasta que morimos, de que la policía nos empapela por cualquier cosa y que los negros somos mayoría en las prisiones de Cuba”.
Otro vecino, ya jubilado, asegura que ha aumentado la presencia policial por Tamarindo. "Todas las noches los carros patrulleros merodean por la zona. Y los chivatos se han activado para informar a la Seguridad de cualquier movimiento sospechoso. Fíjate si esta gente (el régimen) andan al berro, que ya ni siquiera les importan los burles (casas de juego) ni los recogedores de dinero de la bolita (lotería ilegal). Su prioridad son los ‘potenciales contrarrevolucionarios’ y quienes tengan contacto con disidentes. También les preocupan los familiares de los que están presos por las manifestaciones del 11 de julio que viven en el barrio. Tienen miedo de que ellos salgan a la calle a reclamar libertad para sus parientes como hicieron las Damas de Blanco”.
Represión bien planeada
Una fuente bien informada dijo a DIARIO LAS AMÉRICAS que el despliegue de fuerzas combinadas de la policía, boinas negras y oficiales de la Seguridad del Estado “se intensificaría a partir del lunes 8 de noviembre. Hay militares que siguen movilizados desde el 11 de julio. También se organizarán contramarchas en apoyo del gobierno en cada sitio donde la oposición intente protestar. Aunque la mayoría de los organizadores de las protestas serán detenidos o se les impedirá llegar al lugar donde convocaron las marchas, las fuerzas del orden van a estar al tanto de los lugares donde ocurran cacerolazos y personas que caminen por la calle con ropa blanca o una flor en la mano. Se sabe que el grupo Archipiélago está orientando a sus simpatizantes que protesten de esas formas. Las sanciones a los que participen en actos que el gobierno considere provocaciones, serán severas. Es probable que a partir del sábado 13 de noviembre se interrumpa la señal de internet en todo el país. La afectación sería hasta el miércoles 17. El pretexto sería que están haciendo mantenimiento”.
Hace años que el régimen no puede sostener sus principios con argumentos válidos. Las armas más efectivas para contener el descontento popular en una dictadura decadente son la confrontación entre cubanos, el uso de métodos represivos y una intensa propaganda. Hasta ahora, es lo que les ha funcionado.