El viernes 23 de julio el Noticiero de la televisión en Cuba informó sobre la distribución estatal de tres libras de arroz adicionales por persona y un jabón de lavar por núcleo familiar o libreta de racionamiento, a repartirse en agosto.
El viernes 23 de julio el Noticiero de la televisión en Cuba informó sobre la distribución estatal de tres libras de arroz adicionales por persona y un jabón de lavar por núcleo familiar o libreta de racionamiento, a repartirse en agosto.
La cuota de arroz per cápita habitual para un mes es de siete libras. Generalmente a los cubanos no les alcanza porque es el alimento principal que consumen. No pueden sustituirlo por otros debido a la aguda escasez de todo tipo de productos. La oferta de venta liberada en los mercados es literalmente inexistente en muchos territorios del país.
En ese contexto, ese incremento de tres libras es inédito durante el año en curso. El único antecedente fue apenas una libra adicional en mayo. Para muchos, es una reacción a las protestas populares del pasado 11 de julio.
"Del lobo un pelo", dijo Isidro, un trabajador holguinero. "Al menos vamos a coger un pequeño respiro con el arroz. Como no venden y hay tanta demanda, en la calle está a entre 70 y 100 pesos la libra".
"Están aflojando la mano gracias a que la gente se les tiró para la calle. ¿Cómo fue que ahora apareció dinero para comprar arroz? ¿Había o no había plata? ¿Por qué antes no dejaban entrar medicamentos y comida sin tanto descaro en la Aduana y ahora sí lo permiten?", pregunta.
Roger, dependiente de una bodega, confirmó que "ya están distribuyendo el arroz, que ahora van a ser diez libras por persona. Nos orientaron que se va adelantar la venta", dijo.
Al parecer, el régimen de Díaz-Canel, en campaña para tergiversar la percepción de lo que sucedió el 11 de julio, intenta calmar con migajas el descontento y el hartazgo del pueblo con su gestión y con el castrismo.
Apenas ha logrado el régimen aplacar las protestas a base de represión desproporcionada, militarización de pueblos y ciudades y persecución judicial de los manifestantes, autoriza a los viajeros —de manera provisional, por lo que queda de año— la importación de medicamentos, aseo y alimentos, aunque por la crítica situación de la pandemia prácticamente no hay cubanos viajando.
Junto a esta medida, se anunció la solución a un viejo problema, tan antiguo como la propia libreta, que permitirá a las personas que han emigrado hacia otras provincias, fundamentalmente La Habana, recibir la cuota del racionamiento. Según cifras oficiales, en esa situación están alrededor de 300.000 personas.
Impedir que los cubanos que se han trasladado a otros territorios reciban los alimentos que se venden a través del sistema de racionamiento es una de las medidas del régimen para tratar de frenar los desplazamientos internos en busca de opciones de trabajo, sobre todo hacia la capital.
Por otro lado, ETECSA, el monopolio estatal de las telecomunicaciones, "obsequió" un GB de datos móviles a todos sus usuarios de internet, "como compensación" por los cortes del servicio que hizo en complicidad con el régimen para impedir la articulación de los manifestantes, y la difusión de imágenes de las protestas y la represión violenta con la que respondieron las autoridades.
No obstante, ETECSA sigue manteniendo un servicio de acceso a internet intermitente.
La cuarta "dádiva" fue la aprobación de permisos especiales para lo que se conoce como "ventas de garaje" o eventuales. Al mismo tiempo, las autoridades aprobaron la posibilidad de la venta minorista "a plazos" de artículos que cuesten más de 2.500 pesos cubanos, por parte de las cadenas de tiendas estatales.
De esta cadena forman parte las libras adicionales de arroz y el jabón, en medio de una profunda crisis de desabastecimiento que obliga a los cubanos a largas jornadas de colas y a pagar precios muy elevados por productos de primera necesidad.
Con estas acciones el régimen intenta vender una imagen de preocupación por el pueblo y distraer a los cubanos del reclamo de verdaderos cambios.