Especial
@DesdeLaHabana
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LA HABANA.- Recogidos los cascotes de mampostería y los árboles cercenados por el poderoso tornado que azotó varios municipios de La Habana el 27 de enero, cuando cae la noche, vecinos de Luyanó se turnan para hacer guardia de madrugada y proteger los materiales de construcción amontonados en la acera, comprados a mitad de precio, en rastros estatales.
Tres semanas después, todavía los moradores del antiguo Barrio Obrero cuentan sus historias de pánico. Ángel, cocinero, dice que tras la propaganda del gobierno resaltando su eficacia en atender a los damnificados, restablecer la luz eléctrica y los servicios telefónicos, "a los ‘mayimbes’ [funcionarios del régimen] se les olvida hablar de reponer los muebles y electrodomésticos y muebles que las personas perdieron por el derrumbe de techos y casas”.
Que no fueron pocas. El último parte oficial habla de más de 7.800 viviendas dañadas, de ellas 730 con derrumbes totales y casi 1.000 derrumbes parciales. Los municipios más afectados fueron Regla, Guanabacoa y Diez de Octubre.
Ángel se considera un vecino ‘pudiente’: no tuvo que esperar a las brigadas del Estado para comenzar a reparar su hogar. Ya tiró la placa del techo y dos albañiles repellan las paredes exteriores.
“Pero el tornado me dejó sin un centavo. ¿De dónde saco el dinero? Inventando en mi centro de trabajo. El sábado, por ejemplo, elaboramos las meriendas y el almuerzo de varios colegios electorales del municipio Diez de Octubre que hicieron una prueba electoral con vista al referendo del 24 de febrero. Vendí la comida que ese día resolví y el dinero lo invertí en la reparación de mi casa”, comenta Ángel.
A una semana del referendo constitucional, una auténtica puesta en escena de la autocracia militar que intenta aparentar democracia, la propaganda del régimen cada vez es más insoportable. “Es un ataque por tierra, mar y aire. Ni tapándose los oídos escapas de la cantinela pa'que la gente vote Sí”, confiesa Sheila, enfermera, que recomienda a través del llamado “paquete”, alquilar películas y seriales americanos para escapar de la tediosa campaña política.
Cuando Mayra se disgusta, como ahora, mientras hace la cola para comprar cuartos de pollos en un mercado estatal, en voz alta comenta: “El domingo 24 me desquito. Voy a poner un NO grande en la boleta. El gobierno no hace nada bien y quiere que los cubanos aplaudan sus disparates”.
Las redes sociales se han transformado en un campo de batalla de los disidentes, tanto para los que apoyan el NO como los que piden abstenerse, no ir a votar. Unos y otros, a cada rato convierten internet en un ring de boxeo, pero todos están conscientes de que sería una irresponsabilidad mayúscula otorgar un nuevo cheque en blanco a una dictadura que ha fracasado en administrar los servicios públicos y garantizar un nivel de vida digno.
Según algunos analistas, el domingo 24 de febrero será una victoria cantada del Sí. “Pero el número de votos negativos o en blanco podría acercarse al 35 por ciento. Estamos hablando de más de tres millones de cubanos. Es una fuerza que crece en cada votación. En el futuro cercano habrá que contar con ellos”, opina Egberto, licenciado en ciencias políticas.
Saúl, ex diplomático, considera que “la disidencia en foros internacionales debió pedir que expertos monitorearan el referendo para protegerse de un posible fraude. Eso hubiera colocado al gobierno en una disyuntiva. Si se oponía, se marcaba de intolerantes y quedaba la sospecha de un plebiscito sin garantías”.
No hay que ser un experto jurídico para reconocer que la futura Carta Magna no recoge la amplia diversidad en estos momentos existente en Cuba. El resultado es una Constitución diseñada por el régimen y para el régimen. Un texto ideológico para atornillarse en el poder. El castrismo se convertiría en una monarquía de partido único. Un papado.
Carlos, sociólogo, afirma que “incluso ganando, el gobierno quedará entredicho, porque si hubieran votado los dos millones de cubanos que residen en el exterior y los que temporalmente se encuentran en el extranjero, el voto NO fuera mayoritario”.
Cientos de cubanos viviendo por un tiempo en otros países, y que aún mantienen sus derechos en Cuba, en las redes sociales se han quejado de que el régimen, en franca violación de las leyes actuales, debió garantizar sus votos.
“En Ecuador vivimos miles de cubanos que deseábamos votar, pero la embajada nos dijo que para hacerlo deberíamos viajar a la isla. Es un chantaje. Pagar 700 o 1.000 dólares por un viaje de ida y vuelta solo para ir a votar. Cuando ahora, por las nuevas tecnologías, se puede votar a distancia. Como hizo el gobierno con sus colaboradores internacionales, a quienes sí les garantizo el voto”, expresa un cubano residente en Quito.
En su intento de ganar a como dé lugar, el gobierno juega con la cancha inclinada a su favor. Mientras la propaganda del régimen invita a votar Sí, en Caracas la izquierda anacrónica que fundó Fidel Castro se juega su existencia. Las noticias que llegan de Venezuela cada vez suenan peor. En un alarde mediático, los gobernantes neocastristas han quemado todas sus naves. Y han desplegado una campaña titulada Manos fuera de Venezuela.
Debido al absoluto control social del régimen, en escuelas y centros laborales, están recogiendo firmas en contra de una hipotética intervención de Estados Unidos a Venezuela. Las fuerzas armadas cubanas se han sumado al coro de apoyo del impresentable Nicolás Maduro. En la calle, la gente se pregunta de qué manera Cuba puede respaldar a Venezuela, cuando Cuba necesita ser respaldada, sobre todo después del pasado del tornado por La Habana.
“Si Fidel estuviera vivo o estuviéramos en la década de 1980, cuando las FAR tenían un armamento moderno y logística para desplegar tropas en el extranjero, no dudo que se hubieran enviado militares para combatir en Venezuela. Pero el contexto es otro. Los generales se dedican a negocios que dejan dólares y las armas que poseemos son antiguallas. No tenemos ni marina mercante para desplazar grandes contingentes de soldados. Y habría que preguntarse cuántos cubanos, de manera voluntaria, estarían dispuestos a pelear por Maduro. El apoyo de Cuba es solo de carácter moral y publicitario. Cuando las cosas allá se pongan en candela, envían de regreso a la isla a los asesores de inteligencia y contrainteligencia militar que tienen en Venezuela”, vaticina un ex oficial de las fuerzas armadas.
De momento, la estrategia del régimen es conseguir más de 4 millones de votos con el Sí en el referendo del 24 de febrero y atrincherarse desde la distancia, en un intento por apuntalar a Maduro, hasta donde se pueda.