martes 3  de  diciembre 2024
DICTADURA

Reprimía religiosos en Cuba y ahora vive en EEUU tras cruzar la frontera

Al menos 34 esbirros y voceros del régimen cubano han entrado recientemente aprovechando el río revuelto de la frontera sur, cuya crisis de seguridad y manejo se han agudizado con la administración de Joe Biden

Por REDACCIÓN/Diario Las Américas

MIAMI.- El periodista Yoe Suárez vuelve a denunciar lo que considera un hecho repetitivo y cruel: decenas de represores y voceros de la tiranía castrista entran a Estados Unidos a través de la turbulenta frontera sur, conviviendo así con quienes han huído de la dictadura de La Habana.

"El caso más reciente que descubrí fue el de Anabel Campos de Castro, una de las testigos judiciales que sirvió en 2019 a la policía política para encarcelar al matrimonio de pastores evangélicos de Ramón Rigal y Adya Expósito. Hoy vive en los Estados Unidos", afirma Suárez en su columna en el The Cuban Studies Institute Publications.

Explica el comunicador social que "la mujer estudió en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), y allí trabajó como parte de grupos de cibercombatientes que divulgaban la propaganda castrista en el entonces aún muy controlado espacio digital, y troleaban o desacreditaban las publicaciones de blogs y perfiles de voces independientes".

La cibercombatiente trabajó Palacio de Computación en Guantánamo, donde “hackeó varias cuentas de celulares y perfiles de opositores”, detalla una fuente desde el anonimato.

"Supimos que se encuentra en Estados Unidos y es muy probable que no haya declarado que ella reprimió acá en Cuba a los opositores, y mucho menos que fue testigo del régimen para condenar al matrimonio de pastores Rigal-Expósito”, consideró la fuente.

La guantanamera mantiene una relación sentimental con un oficial de la policía política, padre de su único hijo, motivo por el que todas las fuentes acordaron hacer comentarios bajo la protección de sus identidades. Para salir de la isla, ambos acordaron que falsamente se casara con un cubano-americano, vía por la cual recibió la visa de fianceé.

La "revolución vecinal" que terminó en prisión

La primera detención de los pastores, en mayo de 2017, ocurrió tras generar una pequeña revolución vecinal. Llevaban más de dos años al frente de nueve familias que no querían educar a sus hijos en el sistema que adoctrinaba a los menores en la lealtad al socialismo, y alababa todas las mañanas a un asesino con el lema “Pioneros por el Comunismo, ¡seremos como el Che!”.

Aquellas familias sacaron a sus niños de las escuelas estatales, únicas legales en la isla, e iniciaron el programa de clases en el hogar siguiendo la metodología del colegio privado guatemalteco Hebrón. Aquellas familias sacaron a sus niños de las escuelas estatales, únicas legales en la isla, e iniciaron el programa de clases en el hogar siguiendo la metodología del colegio privado guatemalteco Hebrón.

Por su liderazgo Rigal y Expósito, líderes de una pequeña iglesia evangélica independiente, fueron sentenciados a un año de prisión domiciliar. Razón por la que la Asociación de Defensa Legal de Home School recogió más de 30 mil firmas en la web citizengo.org exigiendo la libertad de la pareja.

En 2018, poco después de concluir su sentencia, Rigal denunció que el Estado no los quería en el país, pero tampoco los dejaba salir. Lamentó que cuando ya tenían muchas cosas vendidas y boletos de avión comprados para viajar a Guyana, el régimen no les permitía viajar. Estaban en la lista negra de los “regulados”, y el castrismo pronto los sometería a un nuevo juicio, sumarísimo. Ahí entró Campos de Castro.

Uno de los participantes en el proceso judicial subrayó para el reporte de The Cuban Studies Institute Publications que la mujer fue “un testigo principal de la Seguridad del Estado”, ofreciendo consideraciones sobre el comportamiento barrial del Rigal y Expósito que la Fiscalía utilizó para construir el veredicto final contra los líderes cristianos.

El 22 de abril de 2019 fueron condenados a dos años de privación de libertad él y uno y medio ella, bajo las acusaciones de “actos contra el normal desarrollo del niño”, pero también, en calidad de pastor de una iglesia independiente, “asociación ilícita y asociación para delinquir”.

Campos de Castro había sido criada en un ambiente militante en el socialismo, de acuerdo con declaraciones de un vecino.

Su tía, Nilia de Castro, una Mayor retirada de los Órganos de la Seguridad del Estado (OSE), fue expulsada junto a su esposo de Canadá a inicios de los 2000, donde trabajaban con la embajada castrista. Se les acusó de espionaje. “Ambos eran conocidos en Guantánamo como altos oficiales de los OSE”, subrayó la fuente.

Al menos 34 esbirros y voceros del régimen cubano han entrado recientemente aprovechando el río revuelto de la frontera sur, cuya crisis de seguridad y manejo se han agudizado con la administración de Joe Biden.

Campos de Castro pasaría a esa lista, que incluye a jefes policiales, delatores y autoridades judiciales, entre otros.

Varios formularios de migración, como el I-485, incluyen preguntas problemáticas para los esbirros que buscan regularizar su situación migratoria: “¿Ha sido usted miembro o ha estado asociado, de algún modo, con el Partido Comunista?” Otras interrogantes son si el solicitante ha perseguido, directa o indirectamente, a alguna persona por razón de su raza, religión, origen nacional, pertenencia a algún grupo social en particular u opinión política, y si ha sido miembro, sirvió o ayudó o de otra manera participó alguna vez en grupos represivos.

Responder falsamente a alguna de ellas ubicaría a Campos de Castro ante un delito federal.

La pregunta es, ahora, si las autoridades estadounidenses tomarán en serio su propia ley, y empezarán a aplicarla por respeto propio y por respeto a las víctimas del totalitarismo.

FUENTE: REDACCIÓN/ CUBA INSIGHT The Cuban Studies Institute Publications

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