Cuba y Rusia han pasado de la grandilocuencia a la cutrez. Aquellas imágenes que mostraban la épica de dos naciones juntas se destiñe. En los tiempos en que la URSS, no tenía ningún complejo de evidenciar el profundo vínculo existente entre dos naciones que caminaban paralelas hacia un mismo destino, la foto habría sido otra. Pero si antes la épica era gloriosamente amplificada por la parafernalia oficialista, las acciones comunes de ahora se quedan dos peldaños por encima del ridículo.
A Cuba seguirán llegando otras 72 locomotoras como las de esta imagen en que el rostro de los líderes de las naciones hermanadas -por segunda vez desde 2009- preside el acto de entrega. Cuba parecía ahogarse, pero el cambio de política dictado por el actual presidente de los Estados Unidos Donald Trump, le ha dado más brío al régimen de los hermanos Castro y el segundo lo ha sabido aprovechar guiado por los verdaderos líderes grises del régimen, una vez que el primero ha muerto.
Entre 2017 y 2021 seguirán llegando locomotoras a Cuba para ser incorporadas al sistema cubano de transporte, además de la capacitación necesaria para que el tiempo de vida de estas máquinas cumplan su ciclo de 40 años. Es la manera que tiene el presidente Ruso Vladimir Putin de congraciarse con el momento actual de Cuba, sin involucrarse demasiado.
El ministro cubano de Transporte, Adel Yzquierdo, aseguró en esta entrega que Rusia constituye hoy un pilar en el desarrollo del sector automotriz para Cuba. Antes, esas palabras las habría dicho alguien a la altura de un presidente o un vicepresidente y jamás hubiese mencionado ni las locomotoras, ni el sector automotriz. Habría hablado de los conquistas del socialismo y del sueño superior de alcanzar el comunismo con esa base social que el che llamó 'El hombre nuevo' .
Quienes están al frente de la comunicación del régimen estarán teniendo en cuenta que a estos actos se les debe dar la patina del perfil bajo, porque en definitiva todo lo que está pasando no responde a unas políticas trazadas al dedillo y provenientes de una estrategia política clara y definida. Más bien están dictadas por la práctica una caciquismo pragmático y militar cuyos tentáculos llegan al gobierno.
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En los tiempos del bloque socialista, los actos dejaban imágenes icónicas, como ésta en que Leonid Brezhnev y Fidel Castro se visitaban de vez en cuando.
CORTESÍA
Los planes salen de una oficina sórdida en la que se esbozan medidas paliativas para que en Cuba no pase lo que pasó en Rusia en 1991. Putin mediante, seguirán llegando locomotoras a Cuba, para "machacar en baja" como aquellos ladas antiguos que recorren las calles de la Habana en forma de taxis cuyos conductores suelen ser ingenieros, profesores y otroras vanguardias nacionales que creyeron alguna vez en aquello.
Quiénes conducirán los nuevos coches ladas Vesta y Largus Cross que según dicen desde AvtoVAZ, la compañía automotriz de Rusia que los envía, llegarán el día 5 de diciembre a Cuba. Serán los nuevos taxis de ese turismo floreciente que llega sobre todo de Europa y, últimamente, de Rusia. Cada vez menos de Estados Unidos, porque Trump los limitó ostensiblemente.
Sobre el abastecimiento previsto de los coches rusos, Yzquierdo, en su papel de ministro de transporte, dijo que representa para Cuba un proyecto social muy importante, sobre todo para las zonas más intrincadas del país, las que menos desarrollo tienen en la comunicación. ¿Será que los ladas estarán dedicados a transportar a las familias de la campiña cubana como turistas? Para cuando los campesinos cubanos que viven en las zonas más intrincadas del país lleguen a acumular los dólares suficientes para montarlos, podrían pasar los 40 años de vida que los rusos le dan a las locomotoras.
Seguramente el ministro no domina información de primera mano, y mucho menos recursos suficientes para recibir a la delegación rusa con al menos una mínima parte de épica de antaño. Líneas férreas, coches de pasajeros, ladas vesta, centrales azucareros y coches kamaz llegarán de Rusia a la isla con esa pátina de "eres todo menos importante." En algún momento la nación del este querrá algo a cambio de tantos envíos e inversiones y entonces sabremos el nivel de capitalismo involucrado en estos sutiles balones de oxígeno que Cuba va recibiendo, pero sus ciudadanos no.
Un poco de vidilla al régimen que Putin ha colocado en stand by lanzándole unas migajas hasta ver qué pasará con Cuba, su sucesión y esas suculentas promesas de reconciliación con Estados Unidos que ya están suficientemente malogradas.
FUENTE: REDACCIÓN