sábado 5  de  octubre 2024
CORRUPCIÓN

Sin pueblo, sin Lula y sin aliado, Rousseff pende de un hilo

Cabe señalar que el ex presidente, cuyo apoyo es vital por tratarse de uno de los políticos más influyentes del país, es el único nexo que une a Rousseff con el gobernante Partido de los Trabajadores, mordaz crítico de su gestión

BRASILIA. - DPA/ EFE 

 Todo parece conspirar en Brasil para que la presidenta Dilma Rousseff no logre terminar su segundo mandato el 31 de diciembre de 2018.El ya endeble trípode sobre el que se apoya -o debería apoyarse- su Gobierno sufrió sacudones sísmicos en los últimos días.

El más categórico tuvo lugar el domingo, cuando más de tres millones de personas, según cálculos de la policía divulgados hoy, salieron a las calles de todo el país para exigir el fin de su Gobierno.

El sábado, su principal aliado, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), amenazó con romper la alianza con el Gobierno y pasar a la oposición.

Días atrás, su antecesor y padrino político Luiz Inacio Lula da Silva fue lanzado al ojo del huracán con acciones judiciales y policiales que lo vinculan con el escándalo de corrupción en Petrobras.

Lula fue denunciado penalmente, conducido en forma coercitiva a interrogar por la Policía Federal y enfrenta un pedido de prisión preventiva por presuntos delitos de corrupción.

Cabe señalar que el ex presidente, cuyo apoyo es vital por tratarse de uno de los políticos más influyentes del país, es el único nexo que une a Rousseff con el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), mordaz crítico de su gestión, especialmente, pero no exclusivamente, de su política económica.

Por su parte, el PMDB, partido del vicepresidente de la República, Michel Temer, decidió el sábado que en 30 días definirá si rompe o no con el Gobierno.

Al PMDB también pertenecen los presidentes de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, y del Senado, Renan Calheiros. Por tanto, si la ruptura se concreta, la acción con miras a destituir a Rousseff que tramita en el Congreso, quedará en manos de opositores.

El último pilar de cualquier Gobierno, y el más frágil en el caso de Rousseff, es la población, que ya venía expresando su rechazo a la presidenta desde el año pasado, con niveles de reprobación cercanos al 80 por ciento, y que el domingo ratificó de manera categórica que la quiere fuera del Palacio del Planalto.

En las manifestaciones más multitudinarias desde la restitución de la democracia, en 1985, millones de brasileños, en cientos de ciudades, pidieron, además de la cabeza de la presidenta, la prisión de Lula y avisaron: "PT nunca más". 

"El margen de maniobra del Gobierno Dilma, que ya era mínimo, se estrechó mucho este domingo. Estaban sobre la mesa tres ingredientes explosivos: la degradación moral, la parálisis política y la asfixia económica. Le faltaba a la mezcla una dosis de pueblo. No le falta más", dijo el analista Josias de Souza, del portal "UOL".

"El mensaje emitido por las calles le da a la megracrisis la apariencia de un fenómeno terminal. El coro de 'Fuera Dilma' tiende a convertirse en la banda sonora del resto del mandato de la presidenta, dure lo que dure", agregó.

"Sin instrumental político y personal, Dilma está agarrada al PT, que es contrario a su política económica; al PMDB, que abandona el barco; y a un Lula que hace agua por todos lados", sostuvo a su vez la analista ElianaCantanhede, del diario "O Estado de Sao Paulo".

El "rugir" de las calles encendió una alerta -una más- en el seno del Gobierno, que admite entre bambalinas que el proceso de destitución que tramita en el Congreso ganó nuevos bríos a partir del domingo.

"En la reunión de evaluación hecha en Brasilia por la presidenta con algunos ministros, se reconoció que la situación política quedó extremadamente delicada, y que la presión por el 'impeachment' obtendrá una nueva dimensión en el Congreso Nacional", dijeron asesores de Rousseff, citados por el columnista Gerson Camarotti, del portal "G1".

Ante lo crítico de la situación, al Gobierno le resta "contar las monedas". Según los asesores, el objetivo es lograr los 171 votos necesarios para evitar que la acción tendiente a destituir a Rousseff no sea aprobada en la Cámara Baja, el primer escalón del proce

Este objetivo puede convertirse en una odisea para el oficialismo por varias razones. La primera, porque aun ante la improbable posibilidad de que el PMDB no rompa con el Gobierno, muchos de sus legisladores avisaron que votarán por la salida de Rousseff.

Además, hay legisladores que otros partidos aliados que también pretenden votar para que la mandataria sea destituida.

"Hasta aquí, el camino que le queda al Gobierno es intentar reunificar a sus aliados para rechazar el pedido de alejamiento (de la presidenta). Pero por lo que se ve, no es posible considerar que tenga los votos para evitarlo. A lo sumo, podrá retrasar su tramitación", afirmó la analista del canal GloboNews Cristiana Lobo.

La crisis que mantiene al país hundido económicamente y en llamas políticamente subió un nivel el domingo, llevando la caída de Rousseff de posible a probable. Cada vez son más débiles, y menos, los lazos que la mantienen en el poder.

 El presidente del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, Rui Falcao, defendió hoy que el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva ocupe un ministerio en el Ejecutivo de su sucesora, Dilma Rousseff, una hipótesis que ha sido planteada en las últimas semanas por la formación.

"Sigo defendiendo que él vaya (al Gobierno), independientemente de la manifestación. Es una decisión difícil que tiene que ser pensada", dijo Falcao a medios locales tras visitar al expresidente en la sede del instituto Lula, en Sao Paulo.

Diversos sectores del PT han presionado al exmandatario para que asuma una cartera en el Gobierno de la presidenta Rousseff y aumente así su blindaje a través del fuero privilegiado que gozan los ministros, lo que impediría que sea juzgado en un tribunal común.

La Fiscalía de Sao Paulo denunció la pasada semana a Lula por lavado de dinero y pidió un mandato de prisión preventiva contra el ex jefe de Estado, una solicitud que todavía deberá ser analizada por el juez.

Lula no se ha pronunciado públicamente sobre la posibilidad de asumir un ministerio, pero Rousseff declaró la semana pasada que "tendría el mayor orgullo" de incluirle en su gabinete.

La Fiscalía de Paraná investiga, paralelamente a la de Sao Paulo, si Lula se benefició de la corrupción en la petrolera estatal Petrobras, un escándalo por el que también están siendo investigados medio centenar de parlamentares, la mayoría de la base oficialista que sustenta al Gobierno de Rousseff.

Las investigaciones en su contra inflamaron los ánimos de los cientos de miles de manifestantes que la víspera salieron a las calles de todo el país para protestar contra Rousseff, contra Lula y contra la corrupción.

Para Falcao, sin embargo, la marcha del domingo, que según cálculos de la Policía reunió a más de 3,5 millones de personas en todo el país, expresó el "rechazo político y el combate a la corrupción"

El PT respalda a Lula 

 El presidente del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, Rui Falcao, defendió que el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva ocupe un ministerio en el Ejecutivo de su sucesora, Dilma Rousseff, una hipótesis que ha sido planteada en las últimas semanas por la formación.

"Sigo defendiendo que él vaya (al Gobierno), independientemente de la manifestación. Es una decisión difícil que tiene que ser pensada", dijo Falcao a medios locales tras visitar al expresidente en la sede del instituto Lula, en Sao Paulo.

Diversos sectores del PT han presionado al exmandatario para que asuma una cartera en el Gobierno de la presidenta Rousseff y aumente así su blindaje a través del fuero privilegiado que gozan los ministros, lo que impediría que sea juzgado en un tribunal común.

La Fiscalía de Sao Paulo denunció la pasada semana a Lula por lavado de dinero y pidió un mandato de prisión preventiva contra el ex jefe de Estado, una solicitud que todavía deberá ser analizada por el juez.

Lula no se ha pronunciado públicamente sobre la posibilidad de asumir un ministerio, pero Rousseff declaró la semana pasada que "tendría el mayor orgullo" de incluirle en su gabinete.

La Fiscalía de Paraná investiga, paralelamente a la de Sao Paulo, si Lula se benefició de la corrupción en la petrolera estatal Petrobras, un escándalo por el que también están siendo investigados medio centenar de parlamentares, la mayoría de la base oficialista que sustenta al Gobierno de Rousseff.

Las investigaciones en su contra inflamaron los ánimos de los cientos de miles de manifestantes que la víspera salieron a las calles de todo el país para protestar contra Rousseff, contra Lula y contra la corrupción.

Para Falcao, sin embargo, la marcha del domingo, que según cálculos de la Policía reunió a más de 3,5 millones de personas en todo el país, expresó el "rechazo político y el combate a la corrupción"

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