viernes 19  de  abril 2024
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Venezuela: "El régimen mafioso está en fase terminal"

El embajador de Venezuela en Canadá, Orlando Viera Blanco, afirma que ya Maduro no tiene con qué sostener las alianzas con países como Rusia, Irán y China
Por DANIEL CASTROPÉ
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MIAMI.- Orlando Viera Blanco, abogado constitucionalista y columnista de DIARIO LAS AMÉRICAS, funge hoy como embajador de Venezuela en Canadá, en representación del Gobierno del presidente encargado Juan Guaidó, cuyo propósito para emprender el camino de la recuperación de su país es desmontar el régimen de usurpación que encabeza Nicolás Maduro.

Los hechos recientes que se registran en su país llevan a pensar al diplomático que la cúpula gobernante liderada por Maduro dejó de ser rentable para socios como Rusia, Irán y China, por cuanto la situación económica que afronta no le permite cumplir sus compromisos, hecho que pudiera echar por tierra esos apoyos que apuntalan a la dictadura chavista.

Viera Blanco también cree que la pandemia de coronavirus será un factor determinante en el estallido social que ya está en desarrollo en sus país, que en cualquier momento podría alcanzar su punto máximo, a raíz de la escasez de alimentos y de otros elementos básicos para satisfacer las demandas de la comunidad.

Hay operaciones dentro de las guarniciones militares para buscar la salida de Maduro. Se menciona una invasión frustrada. ¿Qué observa en ese contexto?

Venezuela quizá se encuentra en el momento de mayor fragilidad institucional, humanitaria, política, económica y social que haya tenido en toda su historia contemporánea republicana, incluyendo esta etapa de dictadura y estado criminal.

Al unirse la pandemia de coronavirus a todos esos factores autoritarios y tiránicos tenemos entonces una situación grave de vulnerabilidad, que no solo afecta al propio régimen de facto de Caracas, sino que comienza a afectar de una forma más profunda a la sociedad y al pueblo venezolano.

Venezuela no tiene realmente manera de contener y defenderse del coronavirus. Además de esta tragedia, recordemos que carece no solamente de medicinas, sino que tampoco hay agua, electricidad y combustible en un país petrolero y, sin duda, si a esto le agregamos que es un régimen que en sano derecho se ha sometido a una vigilancia, a unas sanciones que vienen rodando ya de vieja data para buscar la restauración republicana, entonces encontramos que hay una situación de fractura de la coalición dominante en pleno desarrollo.

De tal manera, esto nos permite concluir que nos encontramos en una situación terminal de un régimen absolutamente totalitario, pero además mafioso que está tratando de sobrevivir en medio de la acumulación de todas las plagas que él mismo supo acumular en contra no solamente de su permanencia en el poder, sino en contra de la salud, el bienestar y la paz del pueblo venezolano.

¿Estamos en ese momento de quiebre tan anhelado? Es decir, ¿está perdiendo Maduro ese respaldo que por tanto tiempo lo ha mantenido atornillado al poder?

Sin duda alguna, y comienza a ser evidente a la luz de los hechos y de la comunidad internacional la realidad que vive el país.

Cuando hablamos de alianzas internacionales, a pesar de que se mantienen latentes algunos apoyos y de que el régimen intenta disfrazar una suerte de blindaje con actores como Rusia, Irán o China, sabemos que carece de los medios no solamente económicos, sino que dejó de tener para esas alianzas la rentabilidad geopolítica que podría significar años atrás.

Venezuela es un país devastado. El régimen carece de todo margen de maniobra para atender obligaciones importantes con sus propios aliados. En consecuencia, el régimen dejó de ser geopolíticamente justificable para mantener esas líneas o ejes de alianzas del mal que hasta ahora le habían dado pulmón.

¿El coronavirus debe ser el detonante para que finalmente haya un estallido social como un factor adicional al quiebre en el esquema militar venezolano?

Sí, sin duda alguna. Yo creo que debemos decir que ya existe un estallido social en pleno desarrollo. Yo lo he llamado una suerte de rebelión o estallido social a puerta cerrada.

La pandemia ha obligado al régimen a inmovilizar a la gente y esto a su vez ha conducido a que el hambre, las carencias, la escasez superen la preocupación del pueblo por la salud.

Estamos llegando a un punto en el que dentro de las propias barriadas venezolanas y los propios sectores de provincia la gente está tratando de salir, perdiéndole el miedo a los uniformados. Existen situaciones realmente lamentables en donde en los propios caseríos de nuestras barriadas hay asaltos tanto entre el pueblo mismo como entre estos uniformados.

Cuando uno toca el estómago de la gente al límite se produce lo que ya se está viendo en imágenes que ruedan por el mundo, que son múltiples episodios de desesperación y confrontación entre bases populares, con personas que le perdieron todo tipo de miedo a la represión.

Esto va en escalada tanto en la pandemia como en el estado de violencia que provoca la inanición por la falta de recursos y por la violencia de la falta de libertades reales para contener la acumulación de tragedia que hoy azota a nuestro pueblo.

En todo esto que ocurre en Venezuela, que nos muestra que el cambio debe estar muy próximo, ¿qué papel debe jugar la comunidad internacional?

Sin duda alguna, Estados Unidos ha venido apuntalando un proceso de sofocamiento del régimen. Se han producido importantes decisiones que no solo proceden de Washington, sino del Departamento de Justicia que hizo reo al señor Maduro y a varios de sus ministros, y a otros actores de los poderes públicos.

La comunidad internacional ha respaldado igualmente el ofrecimiento del presidente [encargado Juan] Guaidó de conformar un gobierno de emergencia nacional paritario para producir la transición política.

Existen actos preparatorios a lo que se denomina "el día después" de la transición que debe alumbrar no solo a la democracia en Venezuela, sino un día después en el que tiene que haber luz, agua, medicamentos, alimento, un país que despierte realmente de esta tragedia infrahumana, autoritaria y tiránica.

Todos los hechos necesarios están llevando a la comunidad internacional a recaracterizar el régimen y acelerar el proceso de transición política, y no tengo ninguna duda de que no le va a quedar más remedio al régimen de Caracas que buscar la forma de salir del poder en términos pactados, convenidos o negociados, con el menor costo político, social y humanitario posible.

Con toda esa sumatoria de factores como la escasez de alimentos y gasolina, en un país sin electricidad y sin agua, además de los nexos del régimen con el narcotráfico y el terrorismo internacional, ¿podríamos decir que ahora sí están contados los minutos de Maduro en el poder?

A mí me han preguntado muchas veces que para cuándo se debe producir un desenlace, pero uno no tiene una bola de cristal para estimarlo.

Pero al tiempo que estamos hablando, al día siguiente o a la semana siguiente, en todo caso en un tiempo corto, y no lo he dicho yo, lo han dicho las propias autoridades norteamericanas, se estima que en un tiempo pronto en Venezuela veremos ya el renacimiento de la democracia.

No solo tenemos la pandemia como factor catalizador. También estamos en una situación terminal en múltiples ámbitos. Es muy importante destacar que hay una fragilidad muy profunda en la coalición dominante.

El propio Consejo de Seguridad de la ONU, que pocas veces ha emplazado una solución para Venezuela, ha dicho que es necesario que se produzca un cambio en el país.

Entonces, cuando vemos países como Estados Unidos que tienen una doble agenda muy puntual con Venezuela, como la restauración democrática y someter a la justicia norteamericana a aquellos reos de la justicia internacional en términos de terrorismo, narcoestado y corrupción, históricamente siempre ha sucedido que, en el caso de Estados Unidos, [éste] logra su objetivo.

Existe una alineación importante de toda la comunidad internacional para entender que el impacto de lo que está sucediendo en Venezuela trasciende las fronteras. El impacto de la migración venezolana y la tragedia de nuestro país en el exterior en estos momentos es realmente delicada y grave a nivel de la subregión, y el coronavirus se ha convertido en un factor expansivo que genera procesos de coalición internacional que hacen indetenible el proceso de avanzar hacia las presiones por un cambio.

Realmente, de manera objetiva, sin ser voluntaristas, estamos ya a merced de ver en Venezuela un cambio muy pronto, el cambio anhelado, para entrar en el proceso de transición política y restauración republicana.

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@danielcastrope

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