La Habana. - La entrada al solar de Las Margaritas, situado en la calle Flores entre Zapote y San Bernardino, Santos Suárez, a veinte minutos en automóvil del corazón de La Habana, está camuflada por arbustos. Cuando usted sube la tosca escalera de cemento que conduce a un estrecho pasillo interior, una extraña sensación le pone la piel de gallina. Roberto, 78 años, reside en la cuartería desde 1954, asegura que “ese corrientazo que estremece el cuerpo es el espíritu de Doña Celia”.
Cuenta que su padre "trabajaba en Obras Públicas y mi madre lavaba pa’la calle. Mi familia era muy amiga de los padres de Celia. En los solares se crea una hermandad única. Los pobres siempre nos ayudamos unos a los otros, más allá de una bronca o cualquier diferencia”.
Roberto está sentado en una destartalada silla con el espaldar apoyado en la pared de su casa. En esa zona de La Habana, a pesar de la rigurosa censura de la dictadura castrista, todos saben quién fue Celia Cruz. “Hubo un tiempo, cuando muchos apoyaban el proceso, que se intentó borrar el legado de Celia. Pero la guarachera está protegida por nuestra patrona la Virgen de la Caridad, que es su segundo nombre. Celia nació para trascender. Debió ser maestra, fue lo que estudió, pero cuando cantaba mientras tendía la ropa, el solar completo hacía silencio”.
Dónde nació Celia
Si usted le pregunta a cualquier persona en la cuartería, cada una tiene una historia que contar sobre la Reina de la Salsa. Yunieski, profesor de educación física, explica que “la leyenda de Celia se ha trasmitido de boca en boca entre los vecinos del solar y sus alrededores. Es difícil separar la verdad del mito. Todavía viven personas que fueron vecinos de la sonera”. Y muestra una habitación de dos plantas en el puro cemento. “Aquí fue donde comenzó todo. En este lugar estaba la antigua casa de Celia Cruz”, afirma Yunieski.
Otros vecinos aseguran que “Celia no nació allí, que llegó con cuatro o cinco años”. Según Roberto, cuando comenzó a cantar profesionalmente, “se compró una casa en la calle Terrazas, en Lawton. Pero creció aquí, en el solar de Las Margaritas”.
Hace tres años, debido a la pobreza extrema y déficit de agua que prevalece en la cuartería, recuerda Liván, “se apareció Díaz-Canel con su comitiva, prometiendo reparar los cuartos y mejorar las condiciones de vida. Estaban aterrorizados porque muy cerca de aquí, en la Esquina de Toyo, se produjeron las protestas más violentas de Cuba, el 11 de julio de 2021, donde hubo heridos con armas de fuego. El sing... no cumplió con su palabra. Arreglaron algunas aceras y el resto las dejaron desbaratadas como estaban. Sigue faltando el agua y las reparaciones de las viviendas fueron una mierda. Seguro que Celia -mira al cielo y se persigna- estaría orgullosa de la gente de su barrio, que salió a enfrentar a la dictadura ese día”.
El odio del régimen cubano a la artista no tiene una explicación lógica. Desde que se marchó de la Isla, el 15 de julio de 1960, Celia Cruz ha sido demonizada por el aparato de propaganda del partido comunista.
Un locutor de radio jubilado, que optó por el anonimato, reveló a DLA, que “la censura a la música de Celia fue implacable. Se llegó al extremo de que Fidel Castro le prohibió asistir al entierro de su madre. Luego la borraron del mapa cultural. En las escuelas de música estaba prohibido hablar de ella. Mientras más éxitos internacionales tenía, mayor fue la censura. Celia y el escritor Guillermo Cabrera Infante son dos de las figuras de la cultura cubana más denostados por el gobierno. En el mundillo intelectual se permite hablar de la obra de Cabrera Infante. Pero la guarachera cubana, fallecida el 16 de julio de 2003, sigue siendo censurada en la radio y la televisión”.
Celia censurada
Y rememora un episodio de censura que sufrió. “Trabajé en un programa de radio que se emitía en altas horas de la noche, donde se ponían cantantes y agrupaciones de antes de 1959. Pusimos varios éxitos de Celia con la Sonora Matancera en México y luego en Estados Unidos. Un día me llamó el director de la emisora acompañado por un oficial de la Seguridad del Estado para prohibirnos que la música de Celia siguiera saliendo al aire”.
En ocasiones, para evadir la censura, se escuchaban canciones de Celia en boca de otros autores como Oscar D’ León e Isaac Delgado. “Muchos cubanos creían en esa época que La vida es un carnaval era de Isaac. Retransmitir en la radio o la televisión el famoso grito de Azúcar de Celia, era un pasaporte seguro para que te botaran del ICRT”, expresa el locutor jubilado.
Con la llegada de internet a Cuba en el verano de 2014, la música de Celia Cruz comenzó a expandirse por toda la isla. Una novela sobre su vida tuvo amplia repercusión en Cuba. Varios dramaturgos cubanos la han mencionado al vuelo en sus obras o han utilizado su música de fondo. En el año de su centenario, Omer Pardillo, albacea de Celia Cruz, programó decenas de actividades en América Latina, Madrid y Estados Unidos para agasajar a la Reina de la Salsa.
En La Habana, la patria chica de Celia, el domingo 19 de octubre estaba prevista la presentación de una obra del grupo teatral El Público en la Fábrica de Arte Cubano, en 11 y 26, Vedado. El jueves 16 de octubre, en una críptica nota, “la Subdirección de Programación del Centro Nacional de la Música Popular informa que la presentación del grupo Teatro El Público, prevista para este domingo 19, a las ocho y treinta de la noche, en la nave tres de Fábrica de Arte Cubano, no se realizará”, publicó la entidad oficialista en su muro de Facebook, sin dar más explicaciones y sin mencionar el nombre de la fallecida cantante.
Las críticas no se hicieron esperar. La destacada musicóloga Rosa Marquetti, autora de dos libros sobre la vida de Celia, dijo en un chat: “La prohibición agrega un capítulo más a la historia de censura y la aplicación de métodos de comisariado político dentro de la cultura cubana”. Un artista que iba a participar en la obra develó a DLA, que días antes “comenzaron las presiones por parte de funcionarios de cultura y oficiales de la Seguridad del Estado. Nadie te daba explicaciones coherentes. Alegaban que se esperaba una provocación del enemigo. Sin más. Como siempre pasa en Cuba, el absolutismo y el miedo son los ganadores”.
Pero la gente celebró
La censura triunfó a medias. El domingo 19, a la misma hora en que debió comenzar la representación a Celia Cruz, el grupo teatral El Público, en respuesta a la censura, durante una hora situó una silla vacía iluminada en el escenario.
Asimismo, el propio día del cumpleaños de la Reina de la Salsa, el 21 de octubre, a las 11.00 de la mañana, una representación de artistas cubanos de la isla, público en general y una representación de la oficina de negocios de EEUU en La Habana, encabezada por su jefe Mike Hammer, asistieron a una misa oficiada en la iglesia de nuestra señora de la Caridad, en el municipio Centro Habana. Aunque la celebración religiosa fue “visitada” por una decena de agentes de la seguridad del Estado, el homenaje a Celia Cruz en su centenario se realizó.
En el solar Las Margaritas, el viejo Roberto ni siquiera supo de esa cancelación. Lo único que pide, cuando “las cosas cambien, es que designen al solar como Patrimonio de La Habana. Y que todos los cubanos puedan conocer los orígenes de la guarachera”.
Y es que Celia, con su carisma y su voz, está de vuelta en Cuba.
@DesdeLaHabana