sábado 25  de  octubre 2025
MEDIO ORIENTE

EEUU marca una "línea roja" a Israel mientras presiona por el éxito del acuerdo en Gaza

La posición de la Casa Blanca es clara: sin respeto al marco del acuerdo, no habrá respaldo al Estado hebreo

Por REDACCIÓN/Diario Las Américas

WASHINGTON.- La intención de Israel de anexar Cisjordania ha reavivado las tensiones en Medio Oriente, poniendo el eje de la diplomacia nuevamente en Estados Unidos, que impone una línea roja a Benjamin Netanyahu mientras avanza en un "campo de minas" para garantizar el éxito del acuerdo de paz en Gaza.

Este miércoles, por un ajustadísimo margen de 25 votos a favor frente a 24 en contra, el Parlamento israelí aprobó un proyecto de ley preliminar, presentado por el partido ultraortodoxo Noam -de la coalición de Netanyahu-, que demanda la aplicación de la “soberanía” sobre la ciudad palestina, que considera un “territorio disputado”.

La reacción de Washington no se hizo esperar, a través del vicepresidente JD Vance, que lo calificó como una “maniobra política muy estúpida” y del secretario de Estado, Marco Rubio, quien alertó que esta decisión amenaza al acuerdo de paz promovido por el presidente Donald Trump hace apenas una semana, con el objetivo de poner fin a la guerra en la Franja de Gaza, iniciada tras el sangriento ataque del Hamás el 7 de octubre de 2023.

Esta votación preliminar, de acuerdo con expertos, lejos de representar una decisión soberana de seguridad nacional es, en realidad, un reflejo del juego interno de poder dentro de la coalición gobernante, que coloca a Netanyahu entra la espada y la pared, por las presiones simultáneas de los ultraortodoxo y de su principal -y tal vez, único- aliado internacional: el presidente Trump.

La "línea roja"

El mandatario republicano habría dejado claro en una entrevista con la revista Time, realizada el 15 de octubre, que Israel “perdería todo el apoyo de EEUU” si anexiona la Cisjordania a su territorio. “No sucederá. No sucederá porque di mi palabra a los países árabes”, respondió cuando se le preguntó al respecto.

Para el analista político internacional Joseph Hage, especialista en temas del Medio Oriente y antiterrorismo, esta declaración marca un antes y un después en la relación bilateral. “Ahora tienen que tomar decisiones más lógicas acerca de este tema. No es tan fácil decirle al mundo que voy a anexar a Cisjordania cuando el mundo entero ya casi sabe que Cisjordania formará parte de la solución de los dos Estados”, señala.

El eje del plan de paz promovido por Washington para lograr el cese al fuego y la recuperación de rehenes fue, precisamente, la idea de los dos Estados. “Para avanzar su plan de paz, el presidente Trump puso en su propuesta que el acuerdo sería la base para una solución de los dos estados. Y por eso pudo obtener el apoyo no solo de países musulmanes, sino también de países árabes y de la propia autoridad palestina”, destaca.

En este sentido, el mensaje de Washington, según el experto, no deja espacio a interpretaciones. “Ya lo dijo el presidente: no vamos a aceptar que Israel anexe ni la Franja de Gaza ni Cisjordania”, apunta Hage.

Presión Interna

En opinión de Hage, la propuesta de anexión surge más de una presión interna que de una política de Estado tras la solución de los dos Estados, que implica que Cisjordania y Gaza formarían parte de ese segundo Estado, decisión que ha sido rechazada por los sectores más conservadores del gobierno. “Los ultraortodoxos en Israel, que no son mayoría, no quieren que haya una solución de dos estados. Ellos tienen ambiciones de una ‘Israel grande’, que incluye a Cisjordania, a Gaza y quizás parte de Siria o Líbano. Para ellos, esa gran Israel es un sueño histórico”, indica.

Sin embargo, EEUU ya habría marcado los límites del poder israelí, con la anexión de territorios como línea roja. “El presidente Trump no es el tipo que se puede negociar con su credibilidad. No es ese su estilo (...) Entonces, si van a poner en juego la credibilidad del acuerdo del presidente Trump, van a tener un gran problema”, advierte.

El riesgo de una ruptura diplomática con Washington, segura el analista, sería devastador. “Si decide el presidente Trump suspender toda ayuda a Israel, no van a estar contentos los israelíes. Es más, tiene más popularidad el presidente Trump en Israel que el primer ministro Netanyahu (...) El apoyo que está dando EEUU es fundamental en este momento para Israel. No conviene que abandone esta causa”, resalta.

Recuerda que el Estado israelí atraviesa un momento de creciente aislamiento internacional. “El día que se firmó el acuerdo, Israel tenía aliados —o los que estaban apoyando al Estado de Israel— que se contaban con los dedos. La comunidad internacional entera se ha vuelto contra Israel”, menciona. “Y eso no es justificado, porque está basado en la mentira del genocidio y la mentira de la hambruna, que no existen. Ni el genocidio ni la hambruna”, precisa.

La posición de la Casa Blanca es clara: sin respeto al marco del acuerdo, no habrá respaldo diplomático ni financiero. Washington, según Hage, mantiene su influencia activa sobre el terreno, presionando tanto a Israel como a Hamas. “Por eso fue el vicepresidente, por eso está el señor Whitkoff (Steve, enviado especial para Medio Oriente) ahí también con Kushner (Jared, político estadounidense). Están presionando a las dos partes, a través de los intermediarios: Turquía, Egipto, Qatar, etcétera”, señala.

El objetivo es garantizar que el acuerdo cierre exitosamente: “El presidente no quiere perder este acuerdo bajo ningún concepto y lo está presionando cueste lo que cueste. Hay que avanzar con eso y terminar este conflicto de alguna manera”.

La visita del secretario de Rubio a Israel, este jueves, refuerza esa línea. “Cuando va el secretario Rubio, ya sabemos que es para poner los puntos sobre las íes del acuerdo, para que no haya ninguna mala interpretación de lo que quiere el presidente”, precisa el analista.

“El precio” a pagar

Por su parte, el politólogo uruguayo-israelí Alberto Spektorowski coincide en que la presión estadounidense está definiendo los límites del juego político en Israel. “Es como un precio que tiene que pagar Netanyahu por su coalición. La tregua es contraria a los intereses de la parte más de derecha del gobierno de Netanyahu, y pasó sin que el gobierno caiga. Este es el precio”, explica.

A su juicio, el primer ministro intenta mantener la cohesión interna de su coalición, aunque sabe que EEUU no permitirá la anexión. “Si me preguntas si eso se va a hacer o no, o si va a tener forma operativa, mi primera respuesta sería que no, que Trump lo va a impedir. Y Trump tiene muchas armas como para impedir que Israel haga eso”, sostiene.

Spektorowski asegura que Washington ya envió un mensaje inequívoco: “Pueden hacer la votación que quieran, hagan lo que quieran, pero de base ustedes no van a necesitar absolutamente nada porque en EEUU estamos en otra esfera. Nuestro plan es otra cosa para Israel, para Palestina y para la zona”.

Para el politólogo, el primer ministro israelí intenta aprovechar esa tensión para reposicionarse políticamente. “Netanyahu buscó un enfrentamiento con EEUU para complacer a su ala derecha, pero me animo a decir que está muy contento de que EEUU le doble la mano y con eso ir a las elecciones. Es como decir: ya no soy una persona de la derecha dura, sino una persona del centro político”, estima.

Con esto, se reforzaría la tesis de que el verdadero campo de batalla ya no está en Gaza ni en Cisjordania, sino en la relación entre Jerusalén y Washington. “Estamos navegando en una nebulosa basada en el sentido común que nos dice que EEUU no puede permitir eso y Netanyahu no es un suicida político (...) Si EEUU no lo permite, entonces no se hace. Ese es el asunto”, apunta.

En caso de que se convierta en un desafío real, el politólogo lo considera una imprudencia. “Sería una locura. No creo que Netanyahu sea tan loco, no creo que sea suicida. Así que me parece que es más bien una jugada que otra cosa”, insiste.

Vulnerabilidad de la tregua

A la tensión diplomática se suman los recientes enfrentamientos en Gaza, provocados -según Israel- por las violaciones de Hamás a la tregua, que evidencian aún más la fragilidad que presenta el acuerdo de paz. “La violación, el enfrentamiento, fue entre un grupo o una banda militar que atacaron al ejército israelí en el sur de Gaza. Aunque no esté relacionado directamente con Hamas, Israel le pone una responsabilidad a Hamas de toda acción militar en la franja”, explica Hage. En respuesta, “Israel bombardeó centros militares en la franja de Gaza, donde están escondidos en los refugios de los edificios, refugios de las escuelas. Hizo lo que tenía que hacer”, afirma.

En opinión de Spektorowski ambas partes están utilizando el alto el fuego como herramienta política. “Podemos ver también en ese marco, en esa visión, la pseudo-anexión. Como diciendo: ustedes violaron el tratado (Hamás), yo lo voy a violar también. Quieres violarlo más, yo lo violo también, a ver dónde estamos”, señala.

Para ambos analistas, el papel de Washington será determinante para evitar una nueva escalada. “Estados Unidos no quiere ni que Hamas viole, ni que Israel viole. O sea que los tiene que hacer bajar a los dos del pedestal. Ese es el juego ahora (...) Trump está decidido y va a utilizar toda la fuerza que tiene en sus manos para hacer a los dos contrincantes bajar de la silla”, asevera el politólogo.

Hage agrega que la administración Trump continuará avanzando en un “campo de minas” que requiere desactivación paciente y metódica, por lo que la estructura del acuerdo es progresiva y sólida, con fases que se van cumpliendo para llegar a un nuevo punto.

En este escenario, para el gobierno israelí, sería contraproducente perder el apoyo de Washington: “Esto no lo puede hacer Israel sin el apoyo de EEUU. No tiene nada. Israel aguantará sola un rato, pero no por mucho”.

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@ebritop22

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