MIAMI.- Son varias las conclusiones que pueden extraerse de las elecciones que tuvieron lugar el domingo en Andalucía, la comunidad autónoma más poblada de España. Con una elevada participación que rozó el 64 por ciento del censo, los andaluces dieron una clara mayoría al Partido Socialista Obrero Español, que lleva gobernando la comunidad desde hace 35 años cuando los españoles recuperaron la democracia y el derecho al sufragio.
Lo que fue entonces un signo de libertad y optimismo, que la izquierda gobernara, con la bendición de las urnas, en un país que había estado casi 40 años bajo una dictadura ha degenerado en un “régimen de partido único” en el que los socialistas se han instalado en el poder, parece que indefinidamente. Ni siquiera los graves casos de corrupción en el que están involucrados los dos últimos presidentes en el llamado escándalo de los ERES, donde se habrían desviado millones de euros públicos a bolsillos particulares, han impedido que el PSOE obtuviera casi millón y medio de votos.
Otra importante consecuencia es la caída del Partido Popular, que parece que sí ha sido afectado por la gestión de Mariano Rajoy en el Gobierno de Madrid, en medio de una profunda crisis económica y continuos escándalos de corrupción. Un toque de atención para los populares de cara a las elecciones generales que se celebrarán a finales de año.
Por último, destacar la irrupción de Podemos, el partido creado por exasesores del chavismo, que consiguió un inquietante 15% de votos con casi 600.000 sufragios. Afortunadamente, su fuerza no será clave para gobernar, pero su potente aterrizaje en la política española indica que podría ser la llave para un futuro ejecutivo de izquierdas a nivel nacional. Corren tiempos revueltos en la política española.