MIAMI.- La reserva cognitiva podría mitigar el riesgo de sufrir enfermedades entre ellas la demencia o la pérdida de memoria para lo cual se recomienda estimular la actividad cerebral para que se mantenga en niveles óptimos para el buen funcionamiento humano, pero el estrés puede revertir la capacidad de ese “capital mental” y disminuir el favorable “saldo neuronal”.
Esto se desprende de un estudio titulado “Reserva cognitiva, cortisol y biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer: un estudio clínico de la memoria” publicado en la revista de la Asociación de Alzheimer. Allí se sugiere que el estrés fisiológico reduce los beneficios neurocognitivos de la reserva cognitiva entre los pacientes.
El estrés fisiológico se define como cualquier condición externa o interna que desafía la homeostasis (estado de equilibrio entre todos los sistemas del cuerpo necesarios para sobrevivir y funcionar de forma adecuada) de una célula o de un organismo.
La reserva cognitiva es la aliada perfecta del cerebro para que desarrolle la capacidad para resistir daños y mantener un funcionamiento normal a pesar de las lesiones y con un buen “almacenamiento” se toleran mejor los efectos de envejecimiento, pérdida de memoria y cambios patológicos.
El estrés fisiológico puede reducir los beneficios neurocognitivos acumulados a partir de las experiencias de vida enriquecedoras y estimulantes cognitivamente en pacientes tratados, por lo que siempre hay que que tratar de mantener en primer lugar la actividad neuronal.
La reserva cognitiva (RC) sugiere que las diferencias individuales en los procesos permiten a algunas personas afrontar mejor que otras la acumulación de cambios neuropatológicos. Es decir, es la respuesta de por qué algunas personas pueden tolerar mejor los efectos del envejecimiento o enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer (EA).
Las experiencias y conductas de vida como los logros educativos, trabajos complejos, desarrollo físico, mental y emocional sostenido y el compromiso social, ayudan a desarrollar la RC, “lo que potencialmente explica por qué los cambios cerebrales relacionados con la edad no siempre conducen a deterioro cognitivo y demencia”, según el estudio.
El estrés, un factor de riesgo
Entre los factores de riesgo para el desarrollo del deterioro cognitivo leve hacia la demencia, el estrés gana importancia, incluido el estrés psicológico (tensión emocional/mental en respuesta a situaciones desafiantes o amenazantes, amenazas a la integridad mental/emocional) y fisiológico (la respuesta física del cuerpo a factores estresantes, activando la respuesta de “lucha o huida” y cambios en los niveles hormonales y otras reacciones corporales).
Los altos niveles de estrés crónico percibidos se han asociado con un deterioro cognitivo más rápido entre las personas con degeneración cognitiva leve y el riesgo posterior de progresión a la demencia.
Además, los niveles altos o persistentes de estrés se han relacionado con pasar menos tiempo en actividades de ocio, interacciones sociales perjudicando la capacidad de estar físicamente activo.
Los estudios futuros deberían examinar la eficacia potencial de las técnicas de manejo del estrés en la prevención de la EA, concluye el estudio.
Actividades para aumentar la reserva cognitiva
A continuación una serie de actividades para estimular la reserva cognitiva, contribuyendo así a mantener la salud.
Leer: Es una de las actividades más reconocidas para favorecer la estimulación cognitiva. Además de aportar conocimientos es una práctica estupenda que favorece la concentración, ejercita la memoria y alimenta la imaginación.
Jugar: Aparte de ser una excusa perfecta para disfrutar con familia y amigos, los juegos de mesa son una buena herramienta para entrenar distintas habilidades cognitivas.
Aprender: Aprender cosas nuevas a la edad que sea favorecerá la actividad cognitiva. Estudiar un nuevo idioma, tocar un instrumento musical, asistir a clases o charlas de cultura general o perfeccionar los dotes en la cocina son algunos ejemplos.
Ponerse a prueba: Todos los días poner a prueba el cerebro mediante retos. Algo que requiera un poco de esfuerzo, como por ejemplo resolver un crucigrama, hacer un sudoku o montar un puzle.
Cambiar las rutinas: Añadir rutinas nuevas al día a día, o variar las de siempre, contribuyen a crear nuevas conexiones neuronales. Probar a elegir otra ruta para ir al trabajo, cambiar la organización de los cajones o utilizar los cubiertos con la mano contraria.
FUENTE: Asociación de Alzheimer/ Fpmaragall/ Infobae / Diario las Américas