MIAMI—"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo", dijo el político estadounidense Benjamin Franklin. Esta premisa demuestra que la mejor educación es aquella que se explica con acciones y ejemplos, esa que se entiende desde la práctica y no solo en teorías. De ahí que cuando se trata de la educación de los niños, es primordial cultivar hábitos que se ejerciten por la familia y que ellos puedan imitar.
Así lo plantean los especialistas en salud infantil, quienes aconsejan a los padres inculcar buenos hábitos en los pequeños a la edad más temprana posible, siempre poniendo el ejemplo. De forma que si los padres realizan actividades físicas regulares, prefieren leer a ver la televisión, duermen las horas necesarias, tienen una actitud positiva y cuidan su alimentación, por ejemplo, transmiten esos códigos a los niños, más allá de lecciones y mandatos verbales.
Como indica MedlinePlus, entre los hábitos de vida saludable, en general, se recomienda hacer ejercicio en forma regular y controlar el peso, consumir una dieta saludable y equilibrada, cuidarse los dientes, controlar la hipertensión arterial, no fumar, moderar el consumo alcohol o evitarlo por completo en caso de tener antecedentes de alcoholismo, utilizar los medicamentos recetados por el proveedor de atención médica según las instrucciones, y seguir buenas prácticas de seguridad.
Ahora bien, en los niños, las principales recomendaciones de los especialistas se centran en hacer partícipe al menor de su vida saludable en dos áreas principales, la alimentación y la actividad física. ¿Cómo se logra eso? Existen sugerencias para lograr cambios progresivos y efectivos, tanto en la alimentación como en los ejercicios físicos.
Alimentación sana y divertida
- Comparta la responsabilidad. Como propone la página de salud Cigna, “usted decide cuándo, dónde y qué come su familia. Su hijo decide cuánto y si va a comer algunas de las opciones que usted ofrezca”. De ese modo los pequeños comen cuando tienen hambre y dejan de comer una vez que están saciados, pues “cuando tratamos de controlar cuánto comen los niños, interferimos en esta capacidad natural. Mantener esta división de la responsabilidad ayuda a su hijo a seguir en contacto con aquellas señales internas”.
- Comience por dar el ejemplo. Si usted lleva una dieta variada y rica en nutrientes, su hijo seguirá su ejemplo.
- Cree un horario regular de alimentación y meriendas, de manera que se cree un plan organizado. De ser posible, realice las comidas en familia y con un ambiente agradable.
- Priorice el desayuno de su hijo, de forma que sea saludable y marque la pauta inicial del consumo de calorías del día. Puede ser, por ejemplo, pan integral tostado, yogur con poca grasa, frutas o leche con cereales.
- Identifique un tipo de comida dentro de cada grupo de alimentos que sea la favorita de su hijo, y cuente con ella en la dieta regularmente.
- Enseñe a los niños a comer lentamente y seguir una masticación adecuada, velando porque la alimentación no esté regida por reglas, súplicas o negociación, sino de una manera más natural.
- Cuide la cantidad de alimentos que consume su hijo. Por ejemplo, y como recomienda Cigna, los niños entre 2 y 8 años deben consumir de 2 a 3 onzas (57 a 85 g) de carne o alternativas de la carne todos los días; y deben consumir de 1 a 1½ tazas de verduras y de 1 a 1½ tazas de frutas todos los días. Los niños entre las edades de 9 y 18 deben consumir de 5 a 7 onzas (142 a 198 g) de carne o alternativas de la carne todos los días; y deben consumir de 2 a 3 tazas de verduras y de 1½ a 2 tazas de frutas todos los días.
- Evite darle a su hijo la llamada “comida chatarra” o “comida rápida”. En cambio, tenga a mano meriendas saludables para esos espacios entre las comidas principales. Una herramienta ideal para organizar la alimentación es MiPlato, que ofrece un plan adecuado según edad, sexo, estatura, peso y nivel de actividad física.
- Si quiere incluir un alimento nuevo en la dieta de su hijo, hágalo junto a un alimento que conozca y sea de su agrado.
- Modere el consumo de bebidas dulces y en cambio opte por el agua, como aconsejan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
- Use el conocimiento para instruir a su hijo sobre los beneficios de los alimentos, así como sus nutrientes, calorías y otras propiedades. Una actividad útil es cultivar algún alimento o hierbas aromáticas en el jardín o en una maceta y enseñarles la responsabilidad de cuidar sus propias plantas.
- Permita que sus hijos le ayuden en la cocina y aprendan a hacer recetas saludables, siempre considerando su edad y las medidas de seguridad.
- Vaya con su hijo al mercado para que aprenda a leer las etiquetas y conocer los nutricionales de los alimentos.
Activos en familia
- Propicie una rutina en la que su hijo pueda realizar actividades físicas con regularidad y, sobre todo, dé el ejemplo con hábitos de vida activos.
- Cuando realice ejercicios en familia, procure que sea un momento divertido, donde el juego marque la dinámica, para que el niño no rechace estos momentos.
- Logre que su hijo realice actividades físicas por al menos una hora en total cada día. Pueden ser actividades como correr, jugar al fútbol, saltar la cuerda, montar bicicleta, nadar, lavar el auto, limpiar el jardín y muchas otras opciones.
- Busque actividades deportivas cerca de la casa como parques o centros comunitarios donde el niño pueda compartir con otros al aire libre.