sábado 19  de  julio 2025
SALUD

Viviendo el riesgo de una amputación

El pie diabético es bastante común entre las personas con altos niveles de glucosa en la sangre
Por BELÉN GONZÁLEZ

Una de las complicaciones más comunes de la diabetes, enfermedad que afecta aproximadamente a 16 millones de estadounidenses, de los cuales 5,4 millones desconocen que padecen este trastorno, es el llamado pie diabético, una condición médica muy peligrosa que puede terminar en amputación.

La diabetes es una enfermedad caracterizada por la presencia de altos niveles de glucosa en la sangre, un proceso que se desencadena cuando el organismo pierde la capacidad de producir suficiente insulina. Esta situación provoca daños severos en los tejidos, llegando a ser causa de muerte.

Según la institución California Podiatric Medical Association en el país se diagnostican diariamente aproximadamente 2.200 nueves casos, una cifra preocupante, tanto así que que la Organización Mundial de la Salud anticipa que la diabetes podría convertirse en la séptima causa de mortalidad en el mundo para el año 2030.

Esta enfermedad presenta tres variedades: la diabetes mellitus tipo 1, la tipo 2 y la gestacional, pero más allá de las diferencias entre ellas, una de las secuelas más graves y comunes de un exceso de glucosa en la sangre es el pie diabético que se define, según el Consenso Internacional, como una infección, ulceración o destrucción de los tejidos profundos relacionados con alteraciones neurológicas y distintos grados de enfermedad vascular periférica en las extremidades inferiores.

Tanto la neuropatía diabética, es decir la pérdida de la función nerviosa normal y por ende de la sensibilidad, como la enfermedad vascular periférica, que implica un desbalance en el proceso regular de circulación, suelen provocar lesiones como las ulceras del pie diabético, celulitis, osteomielitis, y abscesos, que pueden complicarse hasta provocar gangrena o artropatía de Charcot, una condición caracterizada por deformaciones graves, y ambas obligan a la amputación parcial o total del pie.

Condición común

El pie diabético es bastante común. De hecho la American Diabetes Association ha confirmado que entre el 60 y el 70% de las personas con diabetes tiene síntomas de neuropatía, mientras que el American College of Foot and Ankle Surgeons señala que más del 60 % de las amputaciones de pies en el país están relacionadas con esta condición.

Cuando hablamos de síntomas, en el caso de la neuropatía se establece básicamente la pérdida de sensibilidad especialmente al dolor y la presencia de una sensación de hormigueo, mientras que una circulación deficiente suele provocar decoloración de la piel y cambios en su temperatura.

También es común la inflamación, las heridas con o sin secreción, la deformidad de los pies, y algunos pacientes pueden desarrollar incluso, como producto de la infección; fiebre, escalofríos, temblores, pérdida del control de azúcar en sangre y calambres.

La aparición de una lesión, de una úlcera, puede ser resultado del roce de un calzado que no se adapta bien, al pisar descalzo algún objeto extraño, a la entrada de bacterias a través de cualquier pequeña herida en la piel, y hasta una uña encarnada, por lo que usualmente estas lesiones aparecen en la parte inferior del pie, en el talón, en los dedos y en el tobillo.

En líneas generales las úlceras características del pie diabético se clasifican según el tamaño, la profundidad y las condiciones vasculares, pero independientemente de eso la infección pueden comenzar con un foco muy pequeño que se extiende rápidamente, especialmente ante la ausencia de alguna señal, como una sensación dolorosa, lo que usualmente genera una demora en el diagnóstico y, en consecuencia, este retraso puede suponer un riesgo para la vida del paciente.

Prevención

La mejor opción para combatir el pie diabético es la prevención. Es importante que el paciente diabético mantenga controlados sus niveles de glucosa en la sangre y vigile cualquier pequeña lesión que pudiera significar un riesgo. No obstante, cuando las heridas ya existen es importante limpiarlas muy bien y usar dispositivos de inmovilización, como yesos, botas o zapatos especiales. También se suele recurrir al uso de antibióticos intravenosos.

Cuando la lesión ha degenerado en una infección grave, lo recomendado es eliminar quirúrgicamente el tejido dañado, aunque este proceso puede llegar a la amputación parcial o total del miembro afectado. Otro elemento importante a considerar es el hecho de que el tiempo de recuperación es generalmente prolongado, pues la cicatrización de una úlcera puede requerir varias semanas e incluso meses.

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