LUIS LEONEL LEÓN
Especial
Tras la repentina salida de "Paparazzi TV", el presentador vuelve a sus andanzas
LUIS LEONEL LEÓN
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En La Habana, 1989, Abelardo Estorino tuvo por inspiración a la actriz cubana Adria Santana y escribió la pieza Las penas saben nadar, donde aborda las vicisitudes de una actriz que lucha por ser reconocida, mientras ahoga sus penas en el alcohol. Este fin de semana, Alexander Otaola revivirá el personaje en La Casa del TÉatro.
“Durante una selección de reparto, aparece un singular personaje que crea unas situaciones hilarantes y saca a relucir los secretos en el mundillo del teatro. De ahí parto, así que imagínense hasta dónde puedo llegar”, manifestó el presentador de Mega TV, que amenizó el programa Paparazzi TV, junto a Charytin y Oscar Pyzyk.
“Pero todo esto es un pretexto para contar el drama que viven los actores. El público ve la cara linda, pero hay un mundo muy duro y feo detrás”, subrayó.
Según el actor, lo que más le seduce es la grandeza del texto y su rotunda actualidad. “Me permite explorar muchas facetas: rio, lloro, me exorcizo en escena. Hay que hacerlo de verdad. No admite técnica o disfraces emocionales”, destacó.
Para Otaola se trata de una historia que nunca pasará de moda. “Todos los actores hemos vivido esos episodios de alguna manera. La trama original transcurre durante un festival de monólogos de La Habana, pero es algo que puede estar sucediendo ahora mismo en cualquier cadena de televisión que produzca telenovelas. El público ve el producto pero no sabe por lo que los actores tienen que pasar para estar ahí”.
Varias son las semejanzas y las diferencias que saltan a la vista entre el ambiente habanero del texto de Estorino y la versión que Otaola presenta en Miami.
“Cuba es un contexto muy peculiar por las razones obvias de su desgobierno y todo lo que sabemos. Un actor allá y uno acá no tienen la misma realidad. Pero aun así las bajezas humanas están en todas partes. Lo que las une es la crítica a los intereses que se mueven detrás de cada producción televisiva, detrás las seudoestrellas que pululan en el mundillo de espectáculo”, recalcó.
Otaola nunca pudo ver a Adria haciendo nadar sus penas. “Me hubiera encantado. He leído críticas sobre lo majestuoso de su trabajo y varios amigos me han contado la experiencia de verla en escena. Pero tuve la dicha de que Adria viniera a Miami en 2010 y hablamos muchísimo. Meses después murió. Le agradezco tanto haberme dejado el dulce sabor de decirme que le encantó mi trabajo. Es un honor inmenso”, recordó.
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Tampoco vive su autor, Abelardo Estorino (1925-2013), figura clave del teatro cubano contemporáneo. Es uno de los pocos ganadores de dos premios nacionales: Literatura (1992) y Teatro (2002).
“A los dos dedico esta puesta en escena Él la escribió para ella. Era su vida y la representó magistralmente. Fue la obra que la internacionalizó y con la que ganó infinidad de premios. Esta versión respeta eso. Pero hay sorpresas sobre la transformación del personaje mientras trata de ahogar sus penas en whisky. Hay mucho de mí. Creo que si algo me caracteriza es la sinceridad. Hago todo desde la verdad más absoluta. No sé si habrán notado que soy muy intenso (risas). Yo también todo lo que hace el personaje para conseguir trabajo”, acentuó.
Otras apreciaciones
El 10 de julio Otaola trabajó en el show Paparazzi TV por última vez. No obstante, pronto anunciará su nueva incursión en la pantalla chica.
“Siento a la televisión de Miami cercana [cerca de la audiencia], y eso es bueno. Cuando algo no me gusta, lo digo sin pelos en la lengua, y a veces me trae contratiempos, la sinceridad puede molestar mucho”, afirmó.
De cualquier manera, Otaola prefiere la televisión. “Paga mejor que el teatro y el trabajo se cosecha más rápido. Pero como muchos actores tengo que volver al teatro para oxigenarme. Es un cargador mágico al que me conecto para rellenar mis baterías entre el estrés y las penas”, subrayó.
Luego recalcó: “Las penas nos sobreviven. La supervivencia está en nuestro ADN. Sólo que adornamos las penas. Les cambiamos el nombre. A veces son sueños, esperanzas, decepciones, amor. Pero saben nadar. Quienes vayan a verme al teatro sabrán por qué lo digo. Se van a reír mucho, van a llorar y enterarse de tremendos chismes. Todo en 50 minutos, más o menos lo que dura un show de televisión”.
Funciones viernes y sábado 8:30 p.m., domingo 6:30 p.m., en La Casa del Teatro, 752 SW 10 Ave, Miami. Tel. 786 286 4400. Consulte LaCasaDelTeatro.com para más información.