MIAMI.- Luces, laberintos de formas y música inundan los salones de Artechouse, un espacio de arte digital donde el espectador se convierte en el centro de la obra. Desde 2018 la Ciudad del Sol cuenta con esta innovadora galería donde se intersectan el arte, la ciencia y la tecnología.
DIARIO LAS AMÉRICAS tuvo acceso a un tour privado en Artechouse, que por estos días ha exhibido la muestra Infinite Space (Espacio Infinito), del prominente artista turco Refik Anadol. Se trata de la mayor retrospectiva de Anadol, y además incluye su famosa instalación de inmersión Infinity Room, que ha sido vista por más de dos millones de personas.
La experiencia es muy estimulante, es una sacudida a los sentidos y un activador de la creatividad. Artechouse desata nudos interiores de los que ni siquiera somos conscientes. Es muchas veces relajante y otras espiritual; un viaje del que no salimos ilesos, una limpieza de colores y música, y también la oportunidad de habitar el mundo interior del artista.
“Queríamos crear interacciones entre los artistas y el público”, dijo a este medio Tati Pastukhiova, directora ejecutiva de la galería, que junto a su esposo y también director creativo, Sandro Kereselidze, traen a Miami interesantes obras de arte digital e interactivo.
Junto a su esposo Sandro, tuvieron por más de 10 años una organización artística en Washington. “Consistía en una plataforma para diferentes creadores, como fotógrafos, músicos, pintores, para que mostraran sus trabajos”, comentó Pastukhiova sobre los inicios de una aventura que hoy es una referencia dentro del arte digital y que cuenta también con sedes en Washington y Nueva York.
Crearon esa organización porque constataron que “Washington era una ciudad muy política, y el arte no estaba teniendo realmente una forma de conectar con las personas, solo se daba en instituciones grandes o de forma muy subterránea. Algo se perdía”.
Además, ambos vienen de Europa, “donde en las grandes ciudades siempre hay mucho acceso al arte, de aquí que quisiéramos llenar aquí ese espacio vacío”. Era una forma de hacer que los artistas tuvieran más exposición y que pudieran mover más sus obras a otros lugares.
Según fueron creciendo tuvieron la oportunidad de dedicar un espacio para este tipo de trabajos. “Además, vimos que la tecnología tomaba un papel predominante y nos interesaba enseñar que el arte es más una experiencia, no es solo para comprar y coleccionar”, añadió. El propósito era, y sigue siendo, propiciar conexiones para que los artistas “se reúnan, intercambien ideas, comentarios, y que también se adquieran sus obras y se les apoye”.
Sin embargo, se han encontrado con algunos obstáculos ante una modalidad relativamente joven y muy transgresora. A eso se unen las dificultades para encontrar todas las herramientas necesarias.
“Aun en la actualidad para los artistas resulta complicado acceder a la tecnología, y cuando trabajamos con los artistas tratamos de expandir su acceso a las herramientas que necesitan”, enfatizó Pastukhiova, segura de que “la tecnología va a cambiar la forma en que se produce el arte”, pues “con las nuevas tecnologías podemos vincular lo visual y lo musical, de modo que el hecho se convierte en multisensorial, para que el espectador sea un participante, no solo un observador”.
Artechouse tiene numerosos proyectos para este año, como una nueva exhibición en Nueva York inspirada en el color azul. Entre sus acciones para ampliar el impacto del arte digital tienen previsto crear asociaciones estratégicas con instituciones, “de modo que podemos hacer trabajos a mayor escala y llevar las obras a más personas”. También planean una expansión hacia Latinoamérica.
Artechouse Miami se ubica en 736 Collins Avenue, Miami Beach, 33139.