MIAMI.- El proceso de divorcio entre Jennifer López y Ben Affleck avanza. Sin embargo, fuentes cercanas a la expareja sostienen que el no haber firmado un acuerdo prenupcial, cuando se casaron en 2022 en Las Vegas, se ha convertido en un elemento que podría generar un conflicto entre las partes.
"(El proceso) Tiene el potencial de ponerse feo", dijo una persona a la revista People.
Trascendió que actualmente, López y Affleck están en mediación con la abogada Laura Wasser, pues la legislación de California establece que las propiedades adquiridas dentro del matrimonio y el dinero generado durante el mismo son propiedad de ambos.
"Hay algunos puntos conflictivos sobre las finanzas", añadió la fuente.
La cifra en discusión por el divorcio no es baja. Durante su unión, López y Affleck adquirieron una mansión en Beverly Hills, la cual pusieron en venta por $68 millones el pasado julio. En el lapso también destacaron los proyectos cinematográficos de cada uno, así como los comerciales de Dunkin Donuts.
Planes por separado tras el divorcio
Recientemente, la cantante y actriz comenzó su mudanza: "Ella y Ben compraron la casa para toda la familia. Es demasiado grande para ella y también está llena de demasiados recuerdos", dijo una fuente cercana a la cantante y actriz.
"Aún se siente afortunada, está rodeada de familia, amigos", dice la fuente. "El divorcio es difícil para ella, pero ella siempre encuentra una manera de salir adelante", explicó alguien cercano a ella.
Poco antes de que se hiciera oficial el divorcio, Affleck compró una casa en Pacific Palisades, California por alrededor de 20.5 millones de dólares.
La propiedad cuenta con cinco dormitorios con vestidores privados, seis baños, un área de desayuno y otra para el comedor, una sala, un estudio, una sala multimedia, una casa privada para sus invitados, entre otros lujos que no fueron estipulados.
Fuentes cercanas a la pareja confirmaron en el pasado que a Ben nunca le había gustado el lugar que adquirió junto a Jennifer porque estaba muy lejos de sus hijos.