Elvis. Todos tienen su propia idea de Elvis Presley incluyendo Baz Luhrmann, quien en la película protagonizada por Tom Hanks y Austin Butler desempolva la imagen que el mundo puede tener de "El rey del rock" y lo muestra tal y como él lo ve, como lo concibe, ¿Cómo fue?. En el camino, todo aquel que lo conoció y las nuevas generaciones podrán hacerse su opinión.
El largometraje del director australiano es un relato que el espectador conocerá desde la visión de "El coronel Parker", quien manejó la carrera del cantante estadounidense hasta su prematura muerte en 1977.
A lo largo de 159 minutos, Baz Luhrman lleva a quienes miran por un colorido y excelentemente fotografiado recorrido en el que se ve a Elvis, abducido a temprana edad por la fuerza del gospel y vibra sin control con el poder de este ritmo, en lo que parece una consecuencia natural de criarse en la calle Beale, en el centro de Memphis, Tennessee, cuna del blues.
Luego, captura el ascenso de Elvis, su primera grabación, su relación con su mamá, su ascenso profesional, su magnético atractivo físico, los obstáculos que enfrentó durante su carrera -por presiones culturales y sociales, qué lo enamoró de Priscilla e incluso sus preocupaciones políticas como estadounidense ante el baño de sangre que alcanzó al senador Robert Kennedy y el activista Martin Luther King.
Es Tom Hanks el encargado de darle vida a quien se niega a reconocer que él es el villano en la historia de Elvis. En su performance, el representante de la estrella jura que no lo mató, que más bien fue su creador y en su delirio se adjudica hasta las ideas más brillantes del solista más exitoso de la historia de la música.
El ganador del Óscar hace gala de sus capacidades histriónicas y se mete sin reparo en la piel del antiguo animador de ferias, que una vez que conoció el talento y potencial de Elvis como artista, se convenció de que era la perfecta "gallina de los huevos de oro" para mantener indefinidamente su adicción al juego. Le aseguro que usted nunca despreciará más a Tom Hanks que en el personaje que encarna en esta película.
Por su parte, Austin Butler deja asentado lo mucho que ha crecido como intérprete desde que le dieron la oportunidad de interpretar a Zippy Brewster en Manual de supervivencia, de Nickelodeon. El performance del histrión va mucho más allá de que llevaran a negro el color de su cabello. Dirección, maquillaje, vestuario, fotografía y artista se esmeraron en retratar no solo a uno de los hombres más atractivos que haya existido en el planeta sino también a un músico sensible y apasionado, una fuerza de la naturaleza en tarima. Su recreación es tan poderosa, que el espectador podría olvidar por instantes que no se trata del Elvis real.
Al final, quien mira confirmará que Baz Luhrman logró su objetivo: darle brillo a una leyenda que quizás, muchos, vean opaca y oxidada. No se saldrá de la sala de cine con la imagen anterior que tenía de Elvis. Reconocerá en la historia a un intérprete que fue tragado por el duelo tras la muerte de su madre, la ambición de un manager sin escrúpulos y la tristeza por haber perdido a Priscilla (personificada por Olivia DeJonge), el segundo gran amor de su vida. Reconocerá a un ídolo que luchó en sus últimas días por quitarse las amarras legales que le impuso su hábil carcelero y volver a ser él.
En Elvis, el realizador sólo se engolosinó en la extensión de su cuento, pero de resto, todo grita perfección. Con razón Cannes se rindió a su pies en aquella primera proyección.