sábado 14  de  junio 2025
HOMENAJE

Federico Britos: "Existe un antes y un después de Cachao"

El aclamado músico, que actuará en el homenaje a quien es considerado padre del mambo, comparte recuerdos y anécdotas que escuchaba de su gran amigo
Diario las Américas | WILMA HERNÁNDEZ
Por WILMA HERNÁNDEZ
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MIAMI.-El violinista uruguayo Federico Britos habla de Cachao con la misma emoción que sostiene el instrumento con el que honrará a su gran amigo y colega, a quien dijo extrañar mucho, el viernes 15 de marzo en el Arsht Center, donde el creador del mambo entregó su última descarga en vivo en 2007.

“Cachao era una figura muy especial; lo conocí en La Habana, antes de que él saliera de Cuba para España, y de que yo fuera para Nueva York. Él estuvo en Las Vegas, y después fuimos vecinos en el mismo conjunto residencial de Fountainebleau Boulevard, cuando yo llegué a radicarme aquí”, recordó Britos sobre Israel López “Cachao” .

“Era un ser humano extraordinario, muy amable, simpático, educado, un caballero. Y musicalmente era una figura extraordinaria, porque es nada menos que el creador del mambo. Él y su hermano fueron los que gestaron todo lo que se llamó mambo en la década de los 30, antes de que Pérez Prado lo hiciera famoso mundialmente”, añadió.

Sobre el surgimiento del género que hoy se le atribuye a su amigo, aunque haya quien se cuestione ese mérito, explicó que Cachao concibió el mambo en la década de los 30. Pérez Prado le agregó melodía unos 20 años después.

“Cabe destacar que la gente dice que el mambo es de Pérez Prado. Y no está mal pensar así, porque el mambo nació sin una línea melódica; nació como un riff (patrón armónico) para impulsar la improvisación. Eso fue a lo que se le llamó mambo en los 30. Cuando Pérez Prado va para México en el 50, ya tenía ese proyecto en La Habana, y sobre esos riffs puso líneas melódicas, enriqueció el mambo, le puso su sello y se conoce de esa manera”, expuso.

“Es válido decir que el creador fue Cachao, y el que le puso líneas melódicas y lo hizo famoso en el mundo entero por tener, además, una orquesta extraordinaria, fue Dámaso Pérez Prado. La relación entre ellos siempre fue buena. He escuchado decir que no se podían ni ver. Eso es un cuento chino; fueron amigos, no tuvieron problemas. Pérez Prado nunca dijo que él hubiera inventado el mambo”, agregó.

Durante los ensayos de ese último concierto que Cachao ofreció en Miami, le había pedido a Britos y al guitarrista cubano Juanito Márquez que escucharán algo del material que pensaba incluir en lo que sería su próximo disco.

De esas sesiones al piano en los intermedios surgieron varios temas que el legendario músico no alcanzó a titular.

Se trata de unas seis piezas inéditas, en general danzones, según contó Britos, algunos con coro, además de un tema cantado en “lengua africana”. Y algunas de estas composiciones tendrán su estreno mundial en el espectáculo con el que próximamente se rendirá tributo al legado del autor, con motivo de su centenario.

“Él tuvo la intención de hacer un disco con las piezas nuevas. Me dijo y le dijo a la orquesta que quería grabar el danzón mío Vivian Flabia de las Mercedes, que a él le gustaba mucho, pero poco tiempo después falleció, y todo quedó como un proyecto”, relató Britos.

Su legado

“En Cuba, Cachao marcó un antes y un después en el contrabajo. Él impuso una línea para tocar y hacer los tumbaos, porque él tocaba en la orquesta filarmónica. Fue un músico formado, que no solamente fue creador de un género muy importante, también fue compositor, arreglista y un gran intérprete”, agregó.

De ese ser humano excepcional, Britos recuerda muchas anécdotas, porque justamente contar historias era lo que Cachao más disfrutaba hacer, además de música, esa musa a quien le debió incontables momentos de dicha.

“Siempre estaba haciendo cuentos y chistes, contando las anécdotas que tenia de una vida muy intensa, porque él paralelamente, al igual que yo, hizo una carrera de músico clásico en orquesta sinfónica. La filarmónica de La Habana fue dirigida por los más grandes directores del mundo, y Cachao, su hermano y su sobrino eran parte de esa orquesta”, relató.

“Nunca habló mal de nadie, ninguno de nosotros lo escuchó hablar mal de ningún colega, siempre estaba contento y feliz”, añadió.

Britos también recordó la época de los años 50 y 60, en la que el sonido del danzón acompañaba todo tipo de acontecimiento social en la capital de la isla. En ese entonces conoció a Cachao, quien tocaba con la orquesta sinfónica y la par componía danzones.

“Lo extraño mucho. Tuve una relación muy buena, muy cercana diariamente. Fue un maestro para todos los músicos cubanos y no cubanos. Fue muy respetado por todos los músicos de América Latina y Europa que lo conocían”, expresó.

Hombre universal

Pero cuando estos dos virtuosos se encontraban no siempre hablaban de música, aunque la música clásica era un tema en común sobre el cual les gustaba debatir. Los grandes escritores cubanos como José Martí y Alejo Carpentier también eran asunto de conversación.

“Hablábamos mucho sobre deportes, de los jugadores cubanos de las grandes ligas, de los que habíamos conocido y los que no, a él le gustaba mucho el béisbol y el boxeo”, recordó.

“Era muy curioso para la música, el arte, la comida; le gustaba conocer las costumbres de los uruguayos y de distintas culturas. Y me hacía saber que en Cuba se comía algo típicamente uruguayo como el tasajo. Y yo le dije que, siendo uruguayo, comí tasajo con boniato por primera vez en La Bodeguita del Medio en La Habana”, añadió.

Aun siendo un gran conocedor de la música, Cachao insistía en seguir investigando y aprendiendo.

“Él se interesaba por la creación del bossa nova, el nacimiento del tango, del jazz y de una enorme cantidad de géneros musicales muy importantes y qué les podía aportar. Tenía su historia, pero no estaba seguro de muchas cosas, porque había hablado con muchos músicos y cada uno le daba una versión diferente”, dijo.

Entre tantos pasajes de la vida de Cachao, Britos también lo escuchó hablar de su niñez.

“Me contó mucho de su infancia y juventud, tocó muchos instrumentos cuando era chico. Y recordaba con mucho cariño que vivió en La Habana Vieja en la casa que era de José Martí. Tenía gran conciencia de la cubanía, de ser cubano y latinoamericano; de ser músico y de la importancia del lenguaje de los géneros”, relató.

“Era tan agradable escuchar todas sus anécdotas. Cachao tocó con Bola de Nieve en los teatros en la época del cine mudo. Tenían improvisar la música de las escenas que veían en la pantalla”.

También participarán en el homenaje la cantautora Albita Rodríguez, el percusionista Cándido Camero, el guitarrista Juanito Márquez, el flautista Néstor Torres y la orquesta Cachao Mambo All Stars.

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