martes 6  de  mayo 2025
MÚSICA

La travesía de Benigno, un tenor venezolano que se abre paso en España

El tenor Benigno Ávila, que está radicado en Murcia, contó a DIARIO LAS AMÉRICAS cómo la crisis en su país le llevó a buscar otros horizontes
Diario las Américas | GRETHEL DELGADO
Por GRETHEL DELGADO

MIAMI.- Comienza el concierto, la iglesia está repleta. Desde su lugar en el coro, el tenor Benigno Ávila deja ver la sonrisa amplia de quien ama lo que hace. El venezolano unió su voz a la Coral Discantus en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en Santo Ángel, Murcia, a donde llegó DIARIO LAS AMÉRICAS para conocer más sobre la experiencia de este “ciudadano del mundo”, como él mismo se identifica.

Hace más de un año salió de Venezuela junto a su esposa. Llevaban su mundo en un poco de equipaje. Por mucho tiempo le persiguieron pesadillas en las que militares del régimen les impedían salir del país, o recordaba con amargura el intento de secuestro que sufrió.

La vida le ha colocado no pocos obstáculos, pero el músico y psicólogo Benigno Ávila ha sabido llenar los momentos más crudos con su hermosa voz y una profunda sensibilidad.

Como muchos venezolanos que han llegado a otras costas huyendo de la crisis que vive este país, el tenor lucha por sus sueños en España. Lo hace después de una travesía que le hizo conocer la soledad del inmigrante en un frío Nueva York, mientras trabajaba en la construcción, pero también la generosidad de quienes, como el maestro Jack Li Vigni, le ayudaron a cumplir sus metas.

En el 2005 entró en el Conservatorio Nacional de Música Juan Manuel Olivares. “De adolescente quise ser futbolista, pero una lesión en la espalda me llevó a la música”, zanjó Benigno, nacido en Caracas.

“Con 15 años y un pasado deportivo, no tenía ni idea de por dónde empezar. Se acercaba mi confirmación en el colegio (Fray Luis de León) y le pedí a un seminarista agustiniano que daba clases de catecismo que me enseñara a cantar y tocar la guitarra. Su voz era muy linda y nunca, nunca quiso cobrarme nada. Su lema era: ‘lo que aprendes gratis, dalo sin más’. Aun así, yo le comprometí a invitarle a almorzar en mi casa luego de cada clase. Con ese gesto aprendí el valor de la gratitud, lo hermoso que es dar y ser feliz dando”, relató.

“La idea me sedujo con el pasar de tiempo gracias a un concurso de canto llamado La Voz Ucevista, donde quedé en segundo lugar”, agregó sobre el certamen que le llevó a conocer al maestro Víctor López, con quien comenzó a estudiar canto en el registro de barítono.

Según confesó, “mi voz siempre fue un hueso duro de roer, incluso para la soprano Mirella Freni, quien luego de darme clases magistrales en Caracas, me aconsejó que esperara un poco para que el tiempo definiera mi verdadero registro”.

Cómo descubre al tenor

En 2011, Ávila culminó sus estudios de Psicología en la Universidad Central de Venezuela. Posteriormente, durante una estancia en EEUU, le señalaron que su voz debía ser entrenada en su verdadero registro: tenor. Regresó a Venezuela y terminó sus estudios en el conservatorio con la maestra Sara Catarine, hasta graduarse en el 2016.

“Con un poco más de confianza, y un registro tenoril en pleno desarrollo, hago un intento con un maestro internacional en New York City llamado Jack Li Vigni, quien me acepta para trabajar con él una temporada en su estudio privado. Cuando me aceptó, sentí un nuevo respiro. La situación en Venezuela empeoraba cada vez más a finales del 2015. Tuve que hacer lo que muchos inmigrantes hacen en EEUU: trabajar en el ámbito de la construcción para poder sacar a mi futura esposa de Venezuela”, explicó el músico.

“Nunca en mi vida había pasado tanto frío, y menos trabajar cargando escombros, limpiando exteriores de casa que se remodelaban, colocando aislantes a más de 10 o 15 metros de altura. Fueron momentos agridulces; recuerdo que con la propina de mi primer día de trabajo, al cambio en bolívares, representaba el pago de un mes de mi último sueldo, y el primer pago semanal representó más de lo que me pagaron en la liquidación más todos los sueldos juntos de mi último empleo”, añadió.

El cantante, que trabajaba para costear sus clases en el estudio privado de Li Vigni, en Manhattan, se llevó una gran sorpresa cuando este se negó a recibir sus pagos. “El corazón de mi maestro es enorme y cada vez que iba a pagarle, no me dejaba, nunca me recibió pago alguno: me becó en todo momento”.

“Un día fui a clases luego de trabajar casi 9 horas. Ese día me tocaba ir muy rápido a Manhattan bajo una nevada porque tenía clases. ¿Cómo iba a cantar luego de haber sometido el cuerpo a situaciones tan extremas? La técnica del Maestro Li Vigni es la que necesitaba asimilar. Su pedagogía, su didáctica y su enseñanza a través del ejemplo, fueron las bases que me permitieron comprender lo que necesitaba mi instrumento”, constató.

El caraqueño regresó a Venezuela con una mejor formación y pasajes para él y su esposa hacia los EEUU. Como confesó Ávila, el año 2016 estuvo repleto de cambios. “Ese mismo año mi única hermana parte a Chile. Luego nos tocaría a mi esposa y a mí. Fue difícil la partida: meter tu vida en dos maletas, un bolso y despedir a tus seres queridos. Estaba viviendo el duelo del inmigrante. Ya fuera de Venezuela, mi esposa y yo teníamos pesadillas: que perdíamos el vuelo, que nos robaban antes de llegar al Aeropuerto Simón Bolívar en La Guaira, que los militares nos negaban la salida en migración”.

“Hace poco mis padres pudieron irse también hasta Chile a reencontrarse con mi hermana. Actualmente viven allá y tienen miedo de volver por la situación del país”, añadió.

Antecedentes

Una vez en EEUU, trabajó junto a su esposa por un tiempo hasta que ambos partieron a España. Allí, como contó Benigno, “la historia fue totalmente distinta. Mi esposa [española] logró dar con un trabajo muy rápido, a mí me costó mucho más, puesto que tenía que esperar a que se regularizase mi estatus migratorio”.

Como aseguró, “tuve que pasar por varias etapas: vender gas puerta a puerta, vender publicidad en radio por teléfono. Esto no me deshonra decirlo, pues el que quiere trabajar sólo tiene que salir a la calle y hacerlo. No importa cuántas veces te digan que no, es imperativo conseguir algún ‘sí’, o por lo menos, un ‘puede ser’. Somos personas buenas si nos esforzamos día a día en ello”.

“No obstante, soy una persona muy inquieta, me puse a investigar y me topé con la Coral Discantus. Luego de una breve audición, fui aceptado y comencé a cantar en la cuerda de tenor. He tenido la oportunidad de crecer como músico, he conocido diferentes regiones del país cantando en montajes tanto en formato coral como de oratorio. La verdad, España es un país muy cálido y abierto a quienes quieren hacer las cosas bien”, agregó.

Ahora el artista se despide de esta agrupación musical de cara a una nueva oportunidad laboral, siempre seguro de sus metas y sin olvidar su vida en Venezuela.

“A nosotros como venezolanos nos ha tocado la época en donde se logran los objetivos gracias a la constancia, la paciencia y la perseverancia. Nos ha tocado ser fuertes, tener fe y actuar con valores y principios rectos: reconstruirnos con nuestras propias manos. Haber estado en Venezuela y ver de cerca su terrible crisis humanitaria (en sus inicios), haber trabajado hombro a hombro con inmigrantes indocumentados en EEUU, conocer la calidez humana de España, todo eso ha hecho que crea más en el canto”, indicó el músico.

Benigno no pierde la esperanza. Como dijo, “tengo fe en nuestro país, en nuestra gente. Sé que en poco tiempo podemos levantar el país porque somos más los que queremos una mejor Venezuela. Ya basta de tanta miseria, de tanta violencia, de tanto egoísmo. Los que queremos un cambio somos mayoría”.

“Espero que mi voz me acompañe por mucho tiempo para seguir dando ejemplo de que con constancia y amor, siempre se llega a eso que se añora”, concluyó.

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