MIAMI.- A dos décadas de que Betty, la fea tuviera un desenlace feliz, el elenco original de la exitosa telenovela colombiana da continuidad a la trama original.
La actriz colombiana conversa sobre el regreso de su personaje en Betty la fea: La historia continúa, que ya se puede ver en Prime Video
MIAMI.- A dos décadas de que Betty, la fea tuviera un desenlace feliz, el elenco original de la exitosa telenovela colombiana da continuidad a la trama original.
Betty la fea: La historia continúa retoma la vida de la protagonista, ahora casada, con una hija y años de experiencia en el mundo de la moda.
En la nueva serie, que se estrena el 19 de julio, en Prime Video, en más de 200 países y territorios, Betty (Ana María Orozco) se reencuentra con antiguos compañeros de trabajo y con Armando (Jorge Enrique Abello), de quien está separada, aunque aún permanecen casados.
Una vez más el tejemaneje de la empresa Ecomoda es el telón de fondo para la trama, en la que Patricia vuelve a ser la villana, otra vez interpretada por Lorna Cepeda.
Del reparto original también actúan Julián Arango, como el temperamental diseñador de moda Hugo Lombardi; Natalia Ramírez (Marcela), Julio César Herrera (Freddy) y Luces Velásquez (Bertha).
DIARIO LAS AMÉRICAS conversó con la actriz Lorna Cepeda para conocer más detalles sobre el regreso de su personaje en esta secuela de la historia que concibiera Fernando Gaitán en 1999.
-¿Cómo ha sido la experiencia de volver a dar vida a Patricia Fernández después de 20 años?
Esto ha sido una locura. Cuando me hablaron de esto, yo me quedé en shock, me dije: ¿esto es real, sí está pasando? Fue mi mánager la que me llamó y me dijo. Y al principio me dio un poquito de susto, porque quería que el personaje fuera perfecto. Uno cambia mucho en veintitantos años y el personaje también cambia. Tenía que hacerlo perfecto y a mi medida. Entonces primero me dio mucho susto, pero al final me dio mucha confianza y felicidad.
-¿En qué cambió el personaje en estos años, cómo es la nueva Patricia?
No cambió mucho. Yo creo que Patricia es como ese tipo de persona que no tiene a nadie alrededor. Y que si tiene a alguien que le muestre las cosas, que intente concientizarla un poquito, ella no lo capta, no lo entiende. Ella cree que es una reina y por tanto tiene que vivir como tal. Cree que así debe ser y punto. Ella no cambia, por tanto, su vida alrededor tampoco.
-¿Cómo dirías que la gente la recuerda?
Es muy chistoso porque Patricia Fernández supuestamente era una villana, pero una villana que todo el mundo amaba en su época. La gente la quería un montón. Y ahora con los memes en las plataformas, creo que la aman más porque ya entienden un poco su situación. Era graciosa y todo lo que quería hacer le salía mal. A lo mejor ella hacía o decía cosas que la gente no se atrevía a decir. No tenía filtros. Tenía dos extremos, por un lado, una autoestima porque se creía la rubia divina y por otro se metía con unos tipos que la trataban muy mal. Pero creo que la gente se identificó mucho con ella, a pesar de que era una villana, porque la siguen amando.
-¿Crees que no fuera políticamente correcta si trajéramos los diálogos del personaje a tiempos actuales?
Creo que Fernando Gaitán, escritor de Betty, era un hombre visionario, que podía calcar la realidad tal cual. Cuando salió el personaje Julio Lombardi, creo que fue uno de los primeros personajes gay en la televisión latinoamericana, y él ofendía también un montón, el bullying apareció. En ese entonces salían temas como el machismo, cosas horrendas, pero el mostró una realidad. Esa realidad sigue desafortunadamente, ahora más sensible. Y uno trata de no decir ciertas cosas. Y hablando del personaje de Patricia, es una mujer que ya creció, pero sigue pensando igual. Es difícil cambiar a una persona que no tenga ganas de hacer ese tipo de cambios.
Yo siento que la sociedad ha cambiado muchísimo, pero todavía nos falta un montón: no criticar, no juzgar, un montón de cosas. Ahora tratamos de incluir estos temas y ser más respetuosos, porque en esa época decíamos barbaridades, pero de otra forma.
-¿Cuál ha sido el mayor reto de volver a interpretar a Patricia?
Aunque el personaje no ha cambiado mucho, ha pasado 20 años, entonces ella no podría ser igual. Sin embargo, esa cabecita hueca no se ha esforzado mucho por ser una mejor versión de sí misma. Fue extremadamente difícil arrancar con un personaje que ha había hecho hace mucho tiempo, con todos los cambios que yo como persona he tenido. Porque el personaje se quedó en esa época y hay que traerlo al momento actual, con todo lo que cambió o no cambió. Eso me pareció lo más difícil y también dejarla digna.
-¿Cuál es el mensaje que nos deja esta serie hoy al igual que hace 20 años?
Esta serie tiene dos cosas. Una es esa jocosidad que te hace reír y olvidar un poco lo que te esté pasando. Y hay otra parte que toca tus emociones, que te hace pensar ciertas cosas y cuestionarte cosas que te estén pasando o tomar conciencia. Esa parte también me gusta mucho. Betty es tan especial que te puedes identificar tanto con los personajes como con las situaciones.
Eso es lo que hace esta historia tan atemporal. Y me parece maravilloso, creo que esta nueva serie también tiene esa esencia.
-También se aborda el tema de la amistad y rivalidad entre las mujeres, ¿crees que las mujeres hoy estemos aprendiendo a ser más unidas?
A mí me encantaría tener ese pensamiento positivo. Que el ser humano en general fuera más empático. Siento que en ese tema de las mujeres estamos progresando, pero todavía nos falta mucho. No deberíamos atacarnos unos a los otros, sino ser más empáticos. Esa es la palabra de hoy.
-¿Cómo has evolucionado con el paso del tiempo?
Siento que me he preocupado mucho por mi crecimiento personal. He cambiado un montón, sin embargo, uno tiene una esencia que no se va. Hay una parte de uno que siempre sigue ahí. He trabajado mucho en mi autoestima, en entender que quiero de la vida, en tener mejores relaciones, mejor comunicación, sobre todo, en el amor. El ser humano trae consigo el amor.
He entendido que el amor es lo más importante que existe. No el amor por uno mismo, sino el amor por los demás, por la naturaleza. Es una energía muy bonita que uno debería dar constantemente. Siento que he alcanzado una versión de mí que gusta más.