MIAMI.- El constante quehacer de Marlow Rosado en la música ha quedado documentado en un material audiovisual creado para la plataforma de Instagram.
El ganador de dos Grammy muestra su quehacer en la industria musical en "Resonance", un documental realizado para Instagram
MIAMI.- El constante quehacer de Marlow Rosado en la música ha quedado documentado en un material audiovisual creado para la plataforma de Instagram.
Resonance, la nueva producción de Dímelo 305, retrata la vida tras bambalinas del laureado salsero, que pasa los días inmerso en el estudio de grabación donde da forma a varios proyectos, entre ellos un disco tributo a Larry Harlow, un legendario músico quien, al igual que Rosado eligió la salsa y el piano.
DIARIO LAS AMÉRICAS conversó con el músico puertorriqueño Marlow Rosado sobre este documental que, en 10 cápsulas de dos minutos, adentra al espectador en el mundo de la industria musical de la mano del ganador de dos premios Grammy, quien hace casi dos décadas cambió un aula donde daba clases por los escenarios.
-Cuéntanos cómo surge este documental para redes sociales
La compañía Dímelo 305 se inventó un concepto de hacer un documental donde pudieran captar la vida de un productor activo en episodios de dos minutos. Al principio lo vi un poquito raro, pero después me di cuenta de que era un concepto muy genial.
Empezaron a seguirme. Se metieron en el estudio un par de meses, cuando estaba trabajando con Franklin Negrón, Baby Lores, Lis Vega, Tito Puente Jr. Fueron a mis conciertos, a un par de reuniones y pudieron captar las facetas de alguien que trabaja en el mundo de la música, que tal vez es un poco diferente a lo que mucha gente piensa que es. Y salieron 10 episodios, una cosa súper bonita y bien hecha.
-¿Cómo es un día en la vida de Marlow Rosado?
Yo me levanto muy temprano y me acuesto muy tarde. Estoy todo el día de reunión en reunión, de estudio en estudio, tocando por aquí, montando sonido por allá, en una reunión para un evento. Y esa parte a veces las personas no la ven.
Entonces, no es un documental de mi vida o del pasado. Es un documental del quehacer de alguien que realmente está ocupado en esta industria. Porque hay muchos productores que no trabajan mucho, porque son artistas y tocan una vez cada seis semanas. Yo tengo la dicha de tocar prácticamente todos los días. Y tengo trabajo en el estudio, por eso ellos se acercaron a mí.
-¿Cómo describirías ese mundo de la música al que el público no tiene acceso?
Es un mundo muy inestable. Damos a entender que hay un cierto glamour, nos gusta que nos vean de esa manera. Lo bueno es que en dos semanas o un mes logras [financieramente] lo que una persona con un trabajo “normal” logra en seis. Gracias a Dios me mantengo bastante ocupado.
Yo era maestro de música en una escuela pública del condado. Tenía un buen trabajo con seguro médico y mi cheque asegurado. Pero no era la vida que quería. Siempre he sido muy creativo, muy de música. No me gusta levantarme todos los días y hacer lo mismo. No me imagino si me hubiera quedado de maestro, metido en un aula. Ya son 19 años desde que dejé la escuela.
-Entonces ha valido la pena…
He vivido viajando, visitando muchos países y he tenido momentos increíbles, pero no faltan los momentos de miedo, de incertidumbre, de que creías que algo se iba a dar, pero no se dio. Hay veces que trabajo un mes en algo y alguien dice: ‘eso no es lo que estamos buscando’. Y ahí se perdió un mes de trabajo. Es un mundo excitante, pero quien no lo vive no lo entiende.
Unas de las cosas más interesantes es el estereotipo que se ha creado. Yo no sé por qué, a lo mejor porque así era el mundo del heavy metal hace muchos años. Pero casi siempre el músico es una persona que trabaja mucho. El músico practica tres y cuatro horas diarias, graba los fines de semana, se compra una cantidad de equipos. Tiene un estudio de grabación en su casa. Tiene que entender un idioma completamente aparte de lo que habla el resto de la gente, que es el idioma de la música, porque tiene que leer música, entender ritmos. Sin embargo, el músico siempre ha tenido que luchar contra tantas cosas.
Yo no tengo malos vicios, no fumo, no bebo. Soy casado, tengo dos hijas, tengo varias casas y un estudio de grabación. Pero si tú no me conoces y te dicen que soy músico, tal vez llegues a un montón de conclusiones falsas. Hemos tenido que luchar contra la idea que la gente tiene de lo que es ser músico.
-Háblanos un poco sobre el álbum que preparas en homenaje a Larry Harlow, fallecido en 2021.
Larry fue como un padre para mí, trabajé mucho con él. Su viuda quiere hacer varias cosas para homenajear su legado. Logró que en Nueva York le pusieran su nombre a una calle, le van a hacer un monumento. Y me escogieron para hacer el disco. Y es un gran honor, porque estoy usando la partitura de él. Es un disco muy importante para mí. No lo hago solamente porque la familia quiere, sino porque le estoy rindiendo homenaje a una persona que fue importante para mí.
Será mi disco número 10 y creo que ya en un mes y medio lo tengo completo.
-Sergio George asegura en su libro que a la salsa la mataron y que los artistas urbanos podrían rescatarla, ¿qué opinas al respecto?
No quiero hablar de Sergio, pero sí puedo decir que yo nunca hablaría de la salsa de ninguna manera que no sea echándole flores, porque yo me he ganado la vida con este género. Si hoy tengo dos Grammy, si tengo éxito, si tengo casas, si tengo negocio, todo se lo debo la salsa. Entonces yo nunca diría que mi género está muerto.
René, de Calle 13, dijo algo muy interesante: ‘la historia no muere, mueres tú’. Nuestra música hizo historia en todo el mundo. Lo que hicieron la Fania, Héctor Lavoe, Cheo Feliciano y Celia Cruz nunca va a morir. Celia Cruz y Tito Puente están más vivos hoy que la mitad del género urbano y llevan más de 20 años de muertos.
Creo que tenemos que dejar de comparar la salsa con el género urbano, porque la salsa no tiene nada que ver con ese género, como tampoco tiene nada que ver con country music. Yo me la paso viajando y dondequiera que voy hay un salsero. Sí se sabe que la radio comercial no le pertenece a la salsa como antes, pero no por eso podemos decir que la salsa está muerta.
Y tampoco creo que debemos darle la tarea a los artistas urbanos de revivir un género que no es el de ellos. Creo que van a venir jóvenes que van a levantar la salsa. Y creo que ya están por ahí. Le debemos dar la responsabilidad a la juventud. Pero, a la vez, dejar que quieran trabajar la salsa. La juventud tiene la responsabilidad de ayudar a todos los géneros, siempre que sea lo que a ellos le guste.