lunes 17  de  marzo 2025
RESEÑA

Obra ofrece una mirada tierna al mundo de Cervantes

Lo mejor de la obra "Yo soy Don Quijote de la Mancha" es esa mirada tierna sobre el mundo concebido por Cervantes, que creó un hombre esencialmente bueno
Por LUIS DE LA PAZ

MIAMI.- A lo largo de los siglos se ha trabajado intensamente y en todos los ángulos inimaginables sobre Don Quijote de la Mancha, la gran novela de Miguel de Cervantes (1547-1616) y de la literatura en español. La nueva mirada viene de la mano del grupo Tejido Abierto Teatro, de Buenos Aires, Argentina, que la ha traído a la 37 edición del Festival internacional de Teatro Hispano de Miami. En la obra Yo soy Don Quijote de la Mancha, dramaturgia de José Ramón Fernández a partir del texto cervantino y dirección de Jorge Eines, al que catalogan “como maestro y formador de actores”, se propone brindar una nueva mirada al clásico español, y en gran medida se logra, por aquello que menciona el actor Claudio Garófalo, protagonista de esta propuesta: “Don Quijote hace siglos que salió de la novela”.

Y este Don Alonso Quijano entra y sale hábilmente del libro para viajar desde la manchega llanura hasta la Argentina contemporánea. El puente es el tango Balada para un loco de Astor Piazzolla: “Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo…”. En ese curso transcurren cerca de los 75 minutos de un espectáculo, donde una guitarra emitiendo un sonido monocorde, una larga y gruesa coleta trenzada guiando y marcando el movimiento escénico y el lenguaje corporal de dos excelentes actores, llevan al público de las páginas de libros de Cervantes a la recreación concebida por el dramaturgo José Ramón Fernández.

El director Eines conoce muy bien su oficio y técnicamente ha estructurado la presentación sin dificultades, dejando que el actor Claudio Garófalo haga un Quijote muy expresivo, con la carga de desvaríos que ha de emanar de un personaje tan particular como Don Quijote, mientras Florencia Lorenzo, se desdobla con soltura en varios personajes: Sancho Panza, la hija Salchica, la pastora y Urganda La Desconocida, personaje de la novela de caballería Amadís de Gaula.

El hecho de que el motor impulsor de esta obra sea la tan conocida novela Don Quijote de la Mancha, y el anecdotario gire alrededor del personaje, su bella Dulcinea, su escudero Sancho Panza y la batalla frente a los molinos de viento, universaliza la propuesta, a la que, en este caso, se le añade el mundo argentino, pero podría ajustarse a cualquier otro que se desee, por aquello que expresó quien encara al Quijote: “no existen países, existen escritores”.

Lo mejor de Yo soy Don Quijote de la Mancha es esa mirada tierna sobre el mundo concebido por Cervantes, que creó un hombre esencialmente bueno: “Don Quijote es lo mejor que podemos llegar a ser”, afirmó el protagonista. La mirada a la novela desde otro ángulo, uno novedoso, es quizás el mejor elogio que pueda decirse de esta obra.

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