martes 26  de  marzo 2024
CINE

Sam Mendes cuenta cómo hizo en una toma "1917"

El cineasta, con la ayuda del director de cinematografía y el diseñador de producción, sigue su desgarrador recorrido sin pestañear escondiendo cualquier corte para dar la impresión de una película fluida e incesante

NUEVA YORK.- Tras hacer malabares al dirigir dos cintas de "James Bond", con su cuadro de personajes y arsenal de dispositivos, Sam Mendes tenía en mente algo más sencillo para su siguiente película.

Dos personajes principales, ninguna historia de trasfondo, tiempo real y una sola toma.

Desde un principio, Mendes imaginó “1917” como un filme desarrollado continuamente y sin respiro. En las trincheras británicas de la Primera Guerra Mundial, dos soldados tienen la tarea de entregar un mensaje urgente para detener un ataque planificado para la mañana siguiente que está destinado a fracasar.

Los alemanes se han retirado sigilosamente. Mendes, con la ayuda del director de cinematografía Roger Deakins y el diseñador de producción Dennis Gassner (ambos colaboradores de su épica del agente 007 “Skyfall”), sigue su desgarrador recorrido sin pestañear, escondiendo cualquier corte para dar la impresión de una película fluida e incesante.

Incluso para el director de 54 años, renombrado por sus ingeniosas puestas en escena (este año ganó un Tony por dirigir “The Ferryman” y en marzo estrenará “The Lehman Trilogy” en Broadway), se trata de una labor especialmente audaz que lleva la historia cinematográfica del plano secuencia -para muestra “Rope” (“La soga”), “Russian Ark” (“El arca rusa”) y “Birdman”)- a un nuevo terreno.

Antes de que “1917” llegue a salas de cine selectas en Navidad y tenga un estreno más amplio el 10 de enero, Mendes discutió con The Associated Press por qué espera que la gente acuda curiosa al cine por el logro técnico, pero, tan pronto apaguen las luces, lo olvide.

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Dean-Charles Chapman, a la izquierda, y George MacKay en una escena de "1917", dirigida por Sam Mendes.

Dean-Charles Chapman, a la izquierda, y George MacKay en una escena de "1917", dirigida por Sam Mendes.

AP: “Spectre” abrió con un gran plano secuencia. ¿Fue entonces que empezó a pensar sobre maneras más elásticas de rodar?

Esa fue una toma que me enorgulleció mucho y que disfruté también. Me encantó el proceso de hacerla. Te exige pensar en las múltiples maneras que una cámara puede contar una historia que no sea primer plano, plano con escorzo (por encima del hombro), plano doble, entrada por la puerta. Caí rápidamente en las maneras convencionales de contar una historia. Solo cobertura, cobertura y más cobertura. El reto aquí era hacerlo en un día y no en post (producción). Sientes que todo el mundo está triunfando ese día porque saben que no tienen salida. Esta es la película. Y cada miembro de cada departamento está comprometido en cada toma. Normalmente, es como, “bueno, estamos en un primer plano así que efectos especiales puede irse a desayunar. Y ahora estamos en la explosión de un edificio, así que maquillaje y peinado no son tan importantes”. Aquí todo el mundo estaba comprometido cada segundo del film. Comenzó al principio de “Spectre”. Todo el mundo estaba al límite y yo amé esa sensación.

AP: ¿Le preocupó que pudiera parecer un artilugio?

Vivimos la vida como un plano secuencia, la atravesamos en una sola toma. El artilugio es editar. Editar es una herramienta maravillosa si quieres saltar en el tiempo, en el espacio, saltar de una historia a otra. Pero abusamos tanto de la edición en las escenas más básicas. (Por ejemplo) tú y yo hablando; ya hubiéramos usado cinco o seis tomas diferentes. Hay que preguntarse, ¿por qué es esa ahora la única opción?

AP: ¿Qué tan extensos fueron los ensayos?

La diferencia entre esto y una película normal es que los actores comenzaron a prepararse con el equipo. No podíamos construir nada ni juzgar nada hasta haber ensayado físicamente el recorrido que íbamos a hacer. Todo comenzó en campos vacíos con guiones en mano, plantando banderas para las trincheras y las tierras de nadie. Esta es la distancia, aquí es donde se cruzan las trincheras, etc. Entonces extrapolas eso a más áreas vastas de tierra. Solo entonces puedes comenzar a cavar las trincheras, y cavamos más de una milla de trincheras y las llenamos de gente. Cada paso del camino estaba justificado.

AP: “1917” está diseñada para ser vista en la gran pantalla. ¿Qué tanto piensa en el hecho de que una película tiene que competir hoy en día con el streaming?

He hecho películas de franquicias, pero también he hecho películas a una escala mucho más pequeña que probablemente hoy estarían en un servicio de streaming, y estaría bien que lo estén. Lo que quise hacer, sin embargo, era una película donde la audiencia dijera, “Oh, me voy a perder algo si no veo esto en un cine”. Pero no creo que exista eso que solía pasar donde prácticamente todo el mundo hacía una historia con un principio, un medio y un final que duraba dos horas y tenía el derecho divino de estar en una pantalla de cine. Ese ya no es el caso. Uno tiene que luchar por eso.

AP: Una vez comparó su experiencia de hacer dos películas de Bond con “un asedio”. ¿Volvería hacer una cinta de franquicia? Imagino que está consciente de que en el tiempo que hizo una película de Bond pudo haber dirigido tres obras de teatro.

Exactamente. O quizás cinco. Creo que mis años con franquicias probablemente han terminado. Nunca digas nunca, y disculpen el juego de palabras. Aprendí un montón. Fue una aventura maravillosa. Pero pienso que al final, el hito de dirigir a veces abruma el elemento humano de la narración, y el elemento humano de la narración es lo que más me interesa.

AP: “1917” está dedicada a su abuelo, Alfred Mendes, quien fue un cadete en la Primera Guerra Mundial. ¿Qué lo llevó a volver a él en este momento?

Los vientos que soplaban antes de la Primera Guerra Mundial están soplando de nuevo. Habían pasado casi 100 años el día que comencé a escribirla. El peligro es que la guerra está siendo olvidada gradualmente. Aquellos que la vivieron y la pelearon están muertos. Estos hombres luchaban por una Europa libre y unida, algo que valdría la pena recordar en mi país, quizás. Hay una sensación de agitación en el ambiente, el cambio de fronteras, la obsesión con la nación sobre el bien universal. Pensé que era hora de recordar eso y también hacer una película que no fuera definida por su nación. Se trata de la experiencia humana de la guerra.

FUENTE: AP

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