Con la misma frialdad con la que lanza la novena entrada, Aroldis Chapman se sentó en el dugout visitante del Daikin Park, mostró su sonrisa y soltó sin esfuerzo: “no estoy pendiente de los récords, marcas, nada de eso”, como si se tratase de uno de sus envíos a más de 100 millas por hora para retirar a sus rivales, su respuesta desconcertó a los presentes. Pues el cubano está cerca de convertirse en el relevista con más ponches propinados en la historia de las Grandes Ligas, lo que podría darle un boleto directo al Salón de la Fama.
Chapman, dueño de una de las rectas más temidas en la historia de la MLB, asegura que las cifras no le quitan el sueño. “Bueno, no sé, no sé si yo puedo o no puedo (estar en un Salón de la Fama) yo solamente voy a tratar de hacer lo más que pueda hasta donde llegue, y ya”, confesó con la tranquilidad de quien ha vivido presión y sabe manejarla.
El cubano no mentaliza récords ni metas grandilocuentes: “Quería llegar a 100 ponches en el año, son cosas que uno se propone, pero lo mío es tratar de mantenerme saludable y poder hacer el trabajo”, soltó quien, al momento de escribir esta nota tenía 66 ponches en el año. El centenar de ponches es algo que ha alcanzado en cinco de las 16 temporadas que tiene en las mayores, pero para él, la clave de la longevidad está en el entrenamiento y la recuperación.
“Entrenar, prepararme bien es muy fundamental, mi recuperación también. Y ahí creo que viene la salud, mi vida secreta”.
Y sí que sabe manejar esa parte, pues ha tenido un renacer en su carrera a los 37 años. Aunque siempre ha podido resolver, lo que vive actualmente es de ensueño.
A inicios de esta semana, Chapman lidera a todos los relevistas en efectividad en la MLB con una marca de 1.15. También lidera en promedio de bateo de oponentes (.130) y por primera vez en su carrera en las mayores, tenía 9 juegos consecutivos sin permitir un hit.
Con un anillo de Serie Mundial, la experiencia de haber representado a Cuba en el Clásico Mundial de 2009 y una carrera que comenzó tras dejar atrás la isla para llegar a las Grandes Ligas, Aroldis Chapman sigue escribiendo capítulos dentro de un recorrido que el béisbol aún le reserva.